La autoexclusión política en la que vive UPN desde 2019 vuelve a tener consecuencias económicas palpables para Navarra.

Por segundo Presupuesto consecutivo, el partido dirigido por Javier Esparza ha sido incapaz de sacar ningún compromiso o inversión para la Comunidad Foral por parte del Gobierno de Sánchez, al que los regionalistas hacen una oposición frontal pese a que ellos dicen que son una sigla propia (forman parte de otro grupo en el Congreso, de hecho) que no sigue al pie de la letra todas las comandas del PP.

De poco les sirve, porque en la práctica los diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero hacen una oposición calcada a la de los populares y a la de Vox (grupo en el que los diputados de UPN crean furor), y con el mismo resultado: aislamiento y nulo margen de influencia.

Es una realidad de la que derivan dos análisis. Pedro Sánchez sigue casi tan necesitado de apoyos como en 2018, cuando echó a Rajoy en una moción de censura con una mayoría heterogénea e inestable.

Es decir, que el contexto para negociar no puede ser mejor: con ERC desafiando a Sánchez, el Gobierno del Estado necesita todos los apoyos posibles para mantenerse en el poder, lo que abre un abanico de posibilidades que algunos congresistas están aprovechando con mucho rendimiento. Otros, como UPN, han preferido quedarse en la oposición frontal a Sánchez.

Ni siquiera por pragmatismo han optado por tratar de sacar partidas económicas, en una coyuntura como no se recuerda para los partidos pequeños.

De ahí nace el segundo análisis posible, y que deja todavía en peor lugar a UPN: otros compañeros del mismo grupo en el Congreso, de familias políticas diferentes pero con el rasgo común de ser formaciones regionalistas o de implantación provincial, sí que están sacando provecho a esta situación. Basta repasar las conclusiones de las negociaciones que ha mantenido el PSOE con Nueva Canarias, el Partido Regionalista de Cantabria, Teruel Existe, Compromís o Más Madrid, por ejemplo.

Todos ellos han salido de las conversaciones con Sánchez con sustanciosas inversiones o acuerdos para sus territorios.

Esta semana, Nueva Canarias se jactaba de haber añadido “otros 100,45 millones más para Canarias en los PGE de 2022”. En rueda de prensa, el diputado de la formación, Pedro Quevedo, precisaba que de las negociaciones había conseguido arrancar 4,5 millones para los municipios más afectados de La Palma o sustanciosas rebajas fiscales para los afectados en el REF. Pero no solo eso: 10 millones para las dos universidades canarias, 10 millones para el trasporte de plátano, millones para ayudas sociales en Jinámar… un rosario de inversiones en todos los ámbitos.

Más de lo mismo en el caso de Teruel Existe. Han sacado dinero hasta para el Consejo Regulador de la Trufa. El único diputado de la formación, Tomás Guitarte, ha acordado 20 millones, de los que más de la mitad reforzarán actuaciones en infraestructuras, en carreteras, autopistas y en el Corredor Atlántico Mediterráneo a su paso por la provincia aragonesa.

Parecido con el Partido Regionalista de Cantabria: el diputado de Revilla en el Congreso, José María Mazón, ha apalabrado un millón y medio para el soterramiento del tren en Torrelavega, y compromisos plurianuales de más de 20 millones hasta 2024 para infraestructuras.

Para Valencia, a través de Compromís y el conocido diputado Joan Baldoví: 26,8 millones para infraestructuras y fomento de la cultura. Más País, el partido de Íñigo Errejón y que es muy fuerte en Madrid, se ha apuntado el tanto de un programa de cuidado de la salud mental en institutos madrileños dotado con cinco millones, entre otras partidas menores.

PNV Y EH BILDU SACAN MÁS INVERSIONES PARA NAVARRA

La lista sigue, y en ella no aparece UPN. Eso ha hecho que las mayores inversiones en los PGE para Navarra hayan nacido de PNV y EH Bildu, formaciones que piensan en clave de Euskal Herria.

El PNV, que ha tenido mucha mano en los Presupuestos, ha conseguido más de 30 millones para I+D+i e infraestructuras en Navarra (el polo de innovación, el Castillo de Amaiur…) y la CAV.

En el caso de EH Bildu, su enmienda más potente tiene que ver con un plan de desamiantado de 25 millones para Navarra y la CAV, y con actuaciones más concretas como estudios para realizar mejoras en la línea Burgos-Vitoria-Pamplona-Zaragoza o una pista ciclable entre Agurain e Irurtzun para conectar Vitoria con la vía verde del Plazaola.

Con la foto general, la conclusión es clara: los partidos que se mueven, rascan, como vulgarmente se dice.

UPN ha apostado por una oposición frontal a Sánchez que viene derivada de su posición en Navarra, donde ha decidido que se borra de cualquier posible acuerdo con el PSN (también en minoría) y ha dejado vía libre a la configuración y consolidación de un gran frente progresista de 30 escaños. Quizá hubo un momento en el que UPN pudo romper ese bloque, tentando al PSN y distanciándolos del resto. Pero igual ya es tarde, lo saben y por eso la única opción es presentar una oposición frontal, pero de manos vacías.