Vicent Partal (Bétera, 1960) dirige el periódico VilaWeb. El periodista de origen valenciano, que de forma pionera impulsó este digitalen 1995, dice que lo que pasó en Catalunya en 2017 y lo sucedido con Juan Carlos I “tensa aún más el debate sobre la reforma de la Constitución, pero siguen como si no pasara nada, especulando”.

A mayor tensión mayor posibilidad de que en sectores conservadores se instale la necesidad de blindaje.

-Sí, pero es muy ridículo. Una cosa es hacer una constitución a la americana, una declaración de principios, que se toca poco, aunque se haya tocado bastante. Pero con una Constitución tan compleja y llena de detalles como la española, pretender que no se puede reformar en 43 años es pretender que la sociedad es inmóvil en ese tiempo. Esto es completamente absurdo. Además, han pasado hechos de una relevancia enorme, la entrada a la Unión Europea, por ejemplo, que necesitan una adaptación, porque si no va a haber un constante choque entre las dos Constituciones que de hecho tenemos. Hace tiempo que digo que la Constitución que nos dimos entre todos es el Tratado de Lisboa, y algunos principios de ese Tratado, y parte de su articulado son incompatibles con la Constitución española. Todas las derrotas jurídicas que sufre España a manos del exilio catalán se basan en que la Constitución real hoy ya es más el Tratado de Lisboa. Así que parece muy suicida esto de cerrarse a cal y canto, y bastante incomprensible. Entiendo que la derecha y la extrema derecha lo usan como un instrumento político, pero no he entendido nunca la tibieza del PSOE. Es verdad que ahora lo tiene fatal.

¿En qué sentido?

-Una de las maneras de blindar la Constitución fue hacer imposible una reforma a no ser que la mayoría fuera tan grande que es prácticamente como si la derecha tuviera un veto tácito. Pero es un sinsentido, esto acabará estallando en la cara del ordenamiento jurídico español.

Los tres quintos de apoyo de cada una de las Cámaras...

-Y luego un referéndum, y nuevas elecciones, es decir, la Constitución fue cerrada a cal y canto en una operación que la izquierda en su momento no supo ver, que fue blindar los elementos centrales del Estado para que no se pudieran tocar. Y si no se tocaron en los años ochenta, cuando el Partido Socialista podía haberlo hecho, ya me dirá usted con quién se va a hacer hoy.

Tal vez el Estado profundo quiere ganar tiempo esperando a que el bipartidismo se recomponga en parte, y se den acuerdos puntuales.

-Sí, eso puede que esté en la mente de algunos, pero es jugar con fuego. No hay ninguna garantía de que esto vaya a pasar, no se ve en el horizonte cercano que vaya a suceder. Es verdad que en la izquierda Podemos está en una situación más bien a la baja, por muchos inventos propagandísticos que quieran hacer, pero Vox no va a la baja. Y cada vez más el Partido Popular va rondando la idea de que el PSOE está en contra de la Constitución.

Una forma de erosión.

-Sí, pero yo, sinceramente, solo veo la posibilidad de una crisis monumental. Recuerde que poco antes del referéndum catalán del 1 de octubre, Pedro Sánchez habló abiertamente de una reforma constitucional federal. Luego se optó por la violencia, pero era un momento en que algo podía pasar, porque ya era una crisis de Estado mayor. Yo creo que esta crisis puede pasar, la monarquía está en una situación muy delicada, por un lado el padre, pero por otro lado, esto es un negocio familiar. El hijo está salpicado, y a una portada del Financial Times de que se le acabe su carrera política.

¿Tanto?

-Claro. En el momento en que toda la corrupción del padre, que es una corrupción familiar, arrastre al hijo a ver cómo lo hacen. Creo que por aquí hay un problema muy serio para el Estado. Pero los veo decididos a que solo lo arreglarán en el último minuto, sacándose algo raro de la manga, que no sé imaginar, y metiendo todo el motor, aquí sí, del PSOE y del PP in extremis.

Se dice a veces que en un sector del independentismo catalán existe la tentación de crisis mayúscula en el cuanto peor, mejor. Eso tiene muchísimos y palpables riesgos.

-Yo no veo esa tentación. Veo que hay una campaña por parte de algunos sectores políticos próximos a Podemos, a los que les gusta jugar con este argumento, pero yo no veo esa tentación ni en la calle ni en la clase política catalana. Creo que todo el mundo es consciente de lo que significa un posible Gobierno PP-Vox. Es verdad que en la mayoría de la sociedad catalana ha calado la idea de que el PSOE es lo mismo que el PP. Esto, que en su momento Podemos hizo calar en la sociedad española, con aquella sigla ‘PPSOE’, en Catalunya ha calado que da igual quién mande.

Pero al PSOE le apoya Esquerra Republicana, por ejemplo.

-Sí, pero esto forma parte del desconcierto actual, que se vive desde 2017. Pero yo creo que en general en la sociedad sí que hay la sensación de que el PSOE no va a hacer nada para resolver, no ya el problema nacional, que no es solo, sino el de un sistema político irreformable, por unos intereses para que no lo mueva nadie. Y en su momento el PSOE optó por lanzarse a proteger el sistema. Pedro Sánchez hablaba en 2017 de una reforma de la Constitución y de federalismo, salió el rey el 3 de octubre, y Sánchez se sumó al 155. ¿Qué pasó en esas horas, quién dio órdenes a quién, y si alguien dio órdenes, por qué se obedecieron? Hay una sensación en Catalunya muy profunda de que no hay nada que hacer. Otra cosa es que gracias a la violencia, te dobleguen o consigan frenarte durante un tiempo o mantengan la ficción de que han ganado, pero la sensación de que el sistema no tiene capacidad de reformarse el mismo, y que hay algo muy profundo ahí que lo impide, yo creo que esto está muy claro.

“Felipe VI está salpicado

por la corrupción del padre, y a una portada del ‘Financial Times’ de que se

le acabe su carrera política”

“Veo decidido al Estado a arreglar solo el problema

de la monarquía en el último minuto, con el motor del PSOE y del PP ‘in extremis”