José Miguel Nuin (Pamplona, 1968), excoordinador general de Izquierda Unida de Navarra, es una de las voces de referencia de Zutik Ezkerra, corriente interna de esta formación reacia, dice, no a la confluencia, sino al tipo de acuerdo al que han llegado Podemos, Batzarre e independientes con IUN. Nuin anuncia lealtad, pero también una posición crítica, “no destructiva, con la inclinación que, teme, puede tomar su organización ante una María Chivite a la que acusa de haber dado un “giro conservador en el cambio en Navarra” respecto a 2015.

¿Cuál es el estado de la cuestión, bajo su punto de vista?

–Nosotros estamos a favor de la confluencia. Somos críticos con algunos contenidos del acuerdo al que se ha llegado. Básicamente creemos que más que una coalición electoral, es un acuerdo para participar después de las elecciones en Navarra en un Gobierno previsiblemente muy similar al actual, ya veremos los resultados, y por lo tanto, muy de la mano del Partido Socialista. No decimos que no lleguemos a acuerdos con el PSN o con Geroa Bai, pero nuestro proyecto es diferente al del PSN-PSOE, y tenemos que tener una situación de tensión y de pelea política. Y vemos un acuerdo para asegurar desde ya un apoyo parlamentario bastante cerrado y sin fisuras a ese Gobierno. Analicemos después de las elecciones las condiciones políticas y programáticas para sumarnos o no a ese Ejecutivo y con qué nivel de crítica. Ahí está la diferencia.

Podemos y Batzarre ya en 2019 fueron favorables a participar en el actual Ejecutivo, lo previsible era que apostasen por la reedición.

–Somos conscientes de que hay contradicciones, pero hay que saberlas gestionar. Batzarre y Podemos tienen una posición mucho más acomodaticia al PSN que la que en Zutik Ezkerra estamos defendiendo. Lo asumimos, valoramos que la confluencia es necesaria, y pedíamos a la dirección de IUN que fuera factible que una parte de esa confluencia esté en el próximo Gobierno y parte no.

Eso, según la actual dirección, se podría dar.

–Según el acuerdo, con que Podemos y Batzarre fijen una posición sobre cualquier decisión ejecutiva o normativa de ese posible Gobierno, la tendrá que secundar Izquierda Unida, que se queda sin autonomía política. Podría estar fuera del Ejecutivo, pero tendría que votar a favor de todo lo que este presente. El acuerdo está muy claramente orientado políticamente, y la dirección de IUN hasta la semana final de la negociación estuvo en la posición que nosotros defendemos. Pero Podemos y Batzarre se plantaron, sobre todo Podemos, que dijo que se levantaba de la mesa y que no había confluencia si esto no se aceptaba para el 30 de junio. Y la dirección de IUN lo aceptó. El punto de diferencia es ese. Si IUN va a tener que apoyar todo, entrará en el Gobierno.

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–Pero parece que esa línea política no está muy avalada por los votantes de izquierdas. El Gobierno está tomando algunas medidas acertadas, pero no grandes transformaciones sociales, ni mucho menos. Desde que se constituyó, elección tras elección, los resultados han sido un fracaso, y el palo andaluz es espectacular. Yo voté en contra de entrar en el Gobierno de España. Dije delante de Alberto Garzón y de la dirección que no teníamos ninguna garantía de que hubiese cambios en lo que el PSOE está dispuesto a hacer. Se está confirmando que los límites son clarísimos. A año y medio de las Generales, la situación de la izquierda es crítica en España. El riesgo de que este Gobierno y la izquierda transformadora fracasen, que esta apuesta haya sido errónea, y se dé una pérdida de credibilidad y movilización ante las clases populares y trabajadoras, es que acabemos en el desastre de uno de derecha y extrema derecha. Hay tiempo para tratar de movilizar y de rectificar.