Hay que recordar cómo era el contexto de aquellos días. El virus había descolocado todo: hospitales patas arriba, personas asustadas y encerradas, Gobiernos con carencias de material y personal. El mercado, lleno de piratas, era un “escenario especulativo”, un “absoluto mercadeo” donde los materiales multiplicaban “por diez y por quince” su valor, donde los fabricantes exigían el cien por cien del pago por adelantado y donde China examinaba con lupa el despacho aduanero para ver qué salía de sus fronteras en plena lucha contra el virus. 

Así lo describía la presidenta Chivite en el pleno del Parlamento a finales de abril, fechas en las que tanto ella como el consejero Ayerdi (de aquellas todavía en el cargo) explicaron varias veces qué se ideó desde Navarra para tratar de asegurarse el abastecimiento.

Navarra suscribió una fórmula de colaboración con empresas que funcionaba de la siguiente manera: tres firmas que tenían experiencia en el mercado chino y con las que el Gobierno ya había empezado a colaborar –Albyn Medical, Sumisan y Ojer Pharma– se habían ofrecido para canalizar las ofertas, hacer los pedidos y asumir su pago por anticipado. 

En ese esquema, Sodena se encargaba de darles apoyo financiero a través de una línea de crédito para facilitar, si era preciso, el adelanto del dinero. Las empresas, además de encontrar fabricantes, se encargaban del transporte –un avión costaba cinco veces más de lo normal– y de los trámites aduaneros. “De manera que realizaban todo el proceso de compra íntegramente y nos entregaban el material en nuestros almacenes”, resumía Chivite el 30 de abril de 2020, en respuesta a una pregunta parlamentaria. “Este es el escenario en el que nos encontramos”, asumía, antes de reconocer que este esquema les había permitido mejorar la adquisición y reunir un stock. 

Un esquema casi "igual"

La fórmula funciona bien –la propia Sodena lo reconoce en sus juntas de consejo– y se replica en otras áreas. Lo explica, con total normalidad y en sede parlamentaria, el consejero de Desarrollo Económico. “No voy a decir igual porque no es igual, pero este mismo mecanismo, que lleva ya semanas funcionando para las medidas de salud, estamos queriendo que sirva para las pequeñas empresas y autónomos”, cuenta Ayerdi a los parlamentarios el 6 de mayo. Les dice que es un mecanismo que ha funcionado “francamente bien” en la época en la que el mercado de EPI estaba “absolutamente, enormemente complicado”. 

De ahí nace un acuerdo a tres: otra vez la empresa Albyn Medical, que se encarga de comprar en China y cobra una comisión del 3,5%; Sodena, que financia hasta un máximo de 2 millones; y la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), que “sirve de puente de recogida para pequeñas empresas y autónomos”.

Esos materiales formaban un stock que iba reduciéndose conforme suministran a las empresas y los autónomos. Y “de manera muy pequeña” entra Osasunbidea, que si queda “algún pequeño remanente que no se coloque entre las pymes y los autónomos”, adquiere el 10%. Sobre el papel, encaja. “Es una fórmula que yo creo que está bien traída. No es la única, pero es una manera de ayudar”, concluye Ayerdi. “La ausencia de ventas y la diferencia de valoración de los productos entre el momento de adquisición y el valor de mercado actual”, indica el informe de intervención, ennegrecen un esquema de urgencia que ahora está bajo la lupa