“Cuando llegamos, lo hicimos tras la caída del tripartito presidido por Otano. Entrábamos en una legislatura ya iniciada, y después de una importante crisis institucional”, evoca Cervera. “En mi primera rueda de prensa supuse que había que mandar un mínimo mensaje que describiera la actitud con la que se pensaba trabajar”, señala. “Este Gobierno no hará nada que no pueda explicar” fue la frase elegida. Cervera entendió que la acción política “tenía que ser especialmente transparente y veraz”.

El hoy articulista en este periódico cree que fue un portavoz “más técnico que político, pero sin rehuir lo valorativo”. Todavía entonces la violencia de ETA golpeaba con fuerza. Cervera compaginó esta función de 1996 a 1999 con la de consejero de Salud. “Cuando acudía al Consejo Interterritorial, mis colegas de otras latitudes se sorprendían”, cuenta. Piensa que su relevo se debió a que en una entrevista, preguntado por sus compañeros de gabinete, “en lugar de responder yo no soy el guardián de mi hermano, glosé algunos elementos de sus respectivos desempeños. Y eso me granjeó una gran pérdida de confianza, especialmente en algunos de ellos”. Pero entiende que la razón fundamental fue que en aquella época se produjo la tregua de ETA de 1998, y “hubo una llamada de Mayor Oreja a Miguel Sanz en la que le pidió que se cuidara hasta la última coma de lo que se dijera al respecto. Yo, en ocasiones, ofrecía mi propia visión de algunas cosas, siempre intentando que estuviera guiada por el sentido común. Pero parece que eso no bastaba”, reprocha. Haciendo balance, cree que nunca dijo “nada que no pensara, y que evité la propaganda y los lugares comunes, y que desde luego jamás se censuró una pregunta en la sala de prensa”. Entonces, recuerda, en el gabinete del presidente, su asesora Charo Martínez, se encargaba de aflorar las informaciones que consideraba más valiosas. No había un director general o un periodista de gabinete asignado a la labor de portavocía. Yo llegaba los lunes, repasaba las notas de prensa que se iban a emitir sobre los asuntos tratados, y salía a hablar de ello”. Y concluye comparando: “las cosas entonces se llevaban de otra manera.