En tiempos de desafección política y de cambios que se suceden a la velocidad de la luz en el mundo, el PNV se ha propuesto en el último año no perder la conexión con la sociedad y ha afrontado el proceso de escucha activa Entzunez Eraiki. Lo ha llevado a entrevistarse con expertos, ciudadanos y afiliados, y a mantener casi 250 reuniones, para afinar su diagnóstico de Euskadi, pero también sobre el propio partido. El resultado de ese proceso se ha presentado este lunes en el Palacio Euskalduna de Bilbao, y es un documento de sesenta páginas que se va a convertir en un libro de cabecera para Sabin Etxea, para guiar su acción y redactar los programas electorales. El informe sigue considerando al PNV un partido con buena reputación, confiable y buen gestor, pero no se ocultan los tirones de orejas que le han dado los entrevistados. Y estas recomendaciones no han caído en saco roto. El PNV ha asumido diez compromisos que sugieren una modernización.

Entre los compromisos, se apuesta por abrirse más a la sociedad y a los movimientos asociativos, impulsar procesos de rendición de cuentas, potenciar la igualdad de hombres y mujeres en la representación institucional y del partido, abrirse a las personas migrantes y seducir a la juventud, impulsar un gran pacto por el euskera para revitalizar su uso social, y lograr adhesiones al proyecto nacional de Euskadi combinando ese discurso con la respuesta a las transformaciones globales. Aunque las aportaciones ya identifican al PNV como un partido clave para la modernización de Euskadi en su trayectoria al frente de las instituciones, el documento destila prioridades progresistas, con la Agenda 2030 como base. El documento lo han presentado el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y el burukide de Innovación Política, Xabier Barandiaran, en un acto también con la sociedad, con 500 personas, muchas de las cuales han participado en el proceso. 

Este camino arrancó en noviembre del año pasado tras la Asamblea General del PNV, donde se puso en marcha este ejercicio de innovación política con la intención de que fuera ambicioso y no un mero ejercicio de escenificación, y con la intención de actualizarse tras crisis globales como el coronavirus. El proceso Entzunez Eraiki ha ido más allá de las cuatro paredes de los batzokis y es el fruto de entrevistas en profundidad a más de 50 personas representativas de la sociedad vasca, encuestas a más de 1.000 personas, talleres de trabajo con más de 30 hombres y mujeres, la aportación de 100 expertos en siete grupos temáticos, diez seminarios especializados con la participación de 200 personas, y ocho sesiones de trabajo con 1.500 militantes. Este proceso supone una actualización del PNV que deja todo a punto para el ciclo electoral que comenzará en mayo con los comicios municipales y forales, y seguirá con las elecciones generales y con las autonómicas de 2024.

Migrantes, cambio climático, igualdad y redes sociales

El PNV ha asumido diez compromisos. El primero de todos ellos es fortalecer la democracia frente a los modelos autoritarios y populistas. Para ello, propone combatir la desafección ciudadana a través de una apertura de las instituciones, con tres procesos clave en todas ellas: escucha activa, aplicación del sistema de integridad institucional, y proceso de rendición de cuentas. También a nivel interno, el PNV propone abrirse y abordar un proceso de regeneración, sobre todo, con la juventud. Priorizará como áreas de trabajo el diálogo con las personas migrantes, la lucha contra el cambio climático, la igualdad de género y las redes sociales.

El documento no oculta que, aunque las aportaciones recibidas consideran al PNV un partido “útil”, “confiable” y “buen gestor”, tiene el sambenito de ser un partido de “hombre mayor” y conservador, y existen dificultades para transmitir sus planes para la juventud. Se propone incorporar más jóvenes al partido, “más camisetas y menos corbatas”. Constata que el PNV no es un partido asociado a la corrupción, pero que sí ha podido calar cierta imagen de “amiguismo” tras años de gestión de lo público, de ahí que se proponga un esfuerzo de apertura.

En tercer lugar, se propone estrechar la relación con el tejido asociativo y liderar “amplios consensos en las cuestiones esenciales para Euskadi”. El cuarto punto se compromete a ofrecer un relato más integral y emocional sobre “la causa del pueblo vasco”. Se trata de “lograr una mayor identificación de la ciudadanía” con Euskadi y con el proyecto de construcción nacional, combinando ese discurso con la respuesta a las transformaciones globales.

"Gran pacto" por el uso social del euskera

En este proceso ha quedado de manifiesto una preocupación por el uso social del euskera, que se ve amenazado en una época de cambios y globalización. De ahí la necesidad de revitalizarlo, y hacerlo a través de los consensos y no la imposición. “Entzunez Eraiki ha mostrado un tirón de orejas por parte de la sociedad”, dice el documento, que apuesta por “abrir un nuevo tiempo político y social a través de un gran pacto por el euskera”.

Otra de las principales conclusiones del proceso es la necesidad de “impulsar la igualdad de hombres y mujeres en la representación política” del PNV, tanto a nivel institucional, como de partido. También se quiere abrir a las personas migrantes para que formen parte de las caras públicas del partido. Se reivindica, por otro lado, un modelo propio de desarrollo económico basado en la cultura emprendedora y la cualificación profesional, la digitalización, y el fortalecimiento de los servicios esenciales de salud, educación y protección social garantizando su carácter universal. El documento se alinea, asimismo, con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y da prioridad al reto demográfico, la digitalización de la economía y la sociedad, y la lucha contra la exclusión social, donde se propone liderar tres pactos de país. Plantea superar las visiones más territoriales o localistas “para avanzar en un proyecto compartido de país”. Asume el compromiso de modernizar la arquitectura institucional y evitar las duplicidades.

Impulso en Nafarroa e Iparralde

Por último, el PNV hace “autocrítica” por haber primado en la vida interna del partido la visión de la comunidad autónoma. Se compromete a una mayor escucha en Nafarroa para fortalecer ahí su proyecto (forma parte de la coalición Geroa Bai). Pretende “buscar una mayor navarridad” del PNV respetando la singularidad de la comunidad foral, y también apoyará de manera más decidida el trabajo del partido en Iparralde. El documento cierra con la apuesta por fortalecer a Euskadi más allá de los marcos estatales o autonómicos, como nación europea, desarrollando relaciones en las instituciones y los países del continente.

"Confiable", pero de "hombre mayor"

Las aportaciones que ha recabado el PNV provienen de tres fuentes: la sociedad en general, los expertos y los afiliados. Desde la sociedad vasca lo siguen identificando como un partido “de confianza”, con buena reputación, como el hacedor de políticas públicas de éxito, y como el impulsor del sistema institucional vasco. Lo posicionan como el partido que “mejor defiende los intereses de Euskadi” en Madrid o Bruselas. Además, se destaca el “pacto” como su principal seña de identidad. Eso sí, se echa en falta una mayor apertura a personas que comparten el proyecto pero no tienen un canal de comunicación con el partido, y se avisa de que ser útiles o eficaces “no es suficiente para generar ilusión en la sociedad”. “Hace falta una propuesta ilusionante para generar una mayor identificación emocional con un proyecto nacional vasco. También se alerta sobre los riesgos de la rutinización en la gestión de las instituciones y la necesidad de abordar cambios”, añade el texto. Se reclama un mayor autogobierno para responder a los problemas del futuro.

Los expertos, por su parte, destacan como fortalezas de los jeltzales que lanzan mensajes “sólidos, estables y confiables en el ámbito económico”, y que cuentan con políticos de calidad, pero aprecian dificultades para que su mensaje cale en una parte de la ciudadanía, que percibe al PNV “como un partido conservador” y como un partido para hombres mayores. Añaden que “no es un partido asociado a la corrupción, pero debe contrarrestar cierta imagen de amiguismo que ha podido calar tras tantos años de gestión pública”. En cuanto a la visión del futuro, los expertos piden ofrecer vivienda más barata y potenciar el alquiler, mejorar los salarios, y apostar por las energías renovables con proyectos cooperativos y exprimiendo el potencial de Euskadi como nodo de almacenamiento y distribución de hidrógeno. Sobre el arraigo de las empresas, plantean crear un ecosistema atractivo con el acceso al suelo o la fiscalidad.

Los alderdikides ponen en valor que el PNV es el partido del desarrollo económico y la defensa de los intereses de Euskadi, pero hacen autocrítica y aseguran que no debe ser solo “un partido de gestión”. Plantean abrirse a los migrantes y tener un partido más joven. Consideran “muy urgente” visibilizar a las mujeres.