María José Beaumont (Artieda, 1956) está “indignada”, pero también “un poco cansada” una semana después de que Infolibre le situara en el punto de mira de las maniobras en 2015 del entonces secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, número 2 del ministro Jorge Fernández Díaz, contra rivales políticos, WhatsApps que se han incorporado al ‘caso Kitchen’. 

Desde el momento de la publicación de la noticia, cuenta Beaumont, no ha parado de recibir llamadas, mensajes y requerimientos de medios de comunicación para dar entrevistas. Así que confiesa que “todavía no se ha situado del todo”.

Cuenta que ha recibido llamadas de apoyo de compañeros y compañeras del Gobierno en el que participó, de parlamentarios en aquella época, de responsables del Parlamento actual, como el presidente Unai Hualde o la socialista Inmaculada Jurío. Casi 8 años después de que asumiera la responsabilidad de ser consejera en el Gobierno de Navarra, y casi 4 desde su salida, Beaumont disfruta de una jubilación activa, como presidenta del Concejo de Artieda.

¿Cómo se enteró de la noticia?

–Me llegó a través de dos periodistas y también de un parlamentario, Adolfo Araiz, simultáneamente. Me pilló en el Polideportivo de Noáin, a punto de entrar en la piscina. Cuando salí, ya vi que me había llamado Uxue Barkos, y al rato el actual vicepresidente primero Javier Remírez, y cuando volví a Artieda tenía más llamadas y mensajes, de amistades, compañeros de profesión, gente del pueblo y de la zona, también de la Coordinadora de Itoiz, con los que hemos seguido manteniendo la relación... Entonces pensé que esto tenía dimensión. Y empecé a plantearme qué hacer jurídicamente. En ello estamos, con mi hermano José Luis, mi abogado preferido (se ríe), con el cual he trabajado muchos años. 

Sopesando una acción judicial en defensa de sus derechos. 

–Yo lo que quiero es saber. Porque de esos Whatsapps (del 22 de julio de 2015) se deduce evidentemente que ya antes me estaban espiando, y que continuaron haciéndolo entre el 16 de julio, en que se hizo público que yo iba a ser consejera, el 23, día en que tomé posesión, y jornadas después, con declaraciones públicas del hoy exministro Jorge Fernández Díaz. Y en esos Whatsapps el secretario de Estado preguntó además por mi entorno. Y yo me pregunto: ¿Por qué me espiaron? ¿Quién dio órdenes de hacerlo? ¿Quién lo hizo? ¿Con qué método? ¿Pinchando el teléfono, el ordenador, haciéndome seguimientos? Quiero saberlo. 

¿Y va a ser factible?

–Puede que me nieguen la legitimidad para hacerlo. Creo que no ocurrirá, pero no lo descarto tampoco. El juez García Castellón es el juez García Castellón, y puede que diga que no ha lugar. En ese caso, evidentemente, yo tendría que recurrir. El 3 de marzo, 24 horas después de la noticia de Infolibre, dictó una providencia sin oír al resto de las partes, ni al Ministerio Fiscal, ni a la Fiscalía Anticorrupción ni a nadie, a petición del número 2 del Ministerio del Interior, del secretario de Estado imputado, para que se declarasen temporalmente secretos esos Whatsapps para las partes personadas aludiendo a la Ley de Secretos Oficiales. Pero, por Dios, una ley de 1968, anterior a la Constitución, que a estas alturas un juez, de ese modo y manera, dicte una providencia así... Cuando yo comparezca, tendremos conocimiento formal de esa providencia, que no se ha negado y se ha hecho pública en los medios. Con lo cual, eventualmente existirá. Tendré que recurrirla, porque si comparezco, no lo haré con otra pretensión, de momento, que el derecho a saber. Si se me niega el acceso a esos chats, se me está denegando la causa principal por la cual pensaba comparecer. Como se ha dicho que el secreto es algo temporal, habrá que ver hasta cuándo. Según se deduzca de esos chats, pediré la práctica de diligencias para ver quién ordenó esto y por qué, cuándo y a qué otras personas. Con toda esa información, eventualmente me podría plantear el seguir en la causa hasta el final, hasta que haya un juicio, y yo sería acusación particular, como perjudicada.

Con la certeza de que se tenía información de usted obtenida de forma ilícita y orientada políticamente. 

–Siempre se puede hacer una investigación policial con autorización judicial, a causa de un indicio. Te podrá gustar o no la persona afectada o que ese indicio no sea cierto o correcto, pero esa es una vía que existe y que se utiliza más o menos habitualmente. Pero nadie ha dicho que en este caso hubo autorización judicial. El miércoles intervino en el Congreso el ministro Grande-Marlaska, que aunque no es del PP, podía a lo mejor haber tenido conocimiento de que en su día eso se hizo con autorización judicial, y no.

También quiere defender los derechos de su entorno, aludido en esos WhatsApps por el secretario de Estado y el mando policial.

–Sí, porque entiendo que ese entorno, eventualmente, supongo, puede ser el referido a quienes éramos portavoces y letrados de la Coordinadora de Itoiz, donde no solamente estaba mi hermano José Luis, sino también Patxi Gorraiz y otras gentes. No olvidemos que pusimos en jaque de alguna manera al poder estatal y foral, desde el punto de vista sociopolítico y jurídico. Porque actuamos ante los tribunales españoles, la Audiencia Nacional, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el Supremo, el Constitucional, pero también europeos, en la propia Comisión Europea y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ganamos total o parcialmente la gran mayoría de casos, pero luego, por aquella modificación ad hoc que se inventó Navarra, con eso se consumó Itoiz. También durante muchísimos años nos dedicamos, ya desde el punto de vista profesional, a la defensa de vecinos y de ayuntamientos afectados por distintos embalses en Huesca, Navarra, Zaragoza, La Rioja. Actuamos frente a la Administración del Estado en nombre de los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura, por las investigaciones petrolíferas en sus costas, que se saldaron en parte con la estimación parcial de los procesos. Asimismo con ayuntamientos en Gran Canaria o Madrid por la ampliación de sus respectivos aeropuertos.

¿Por aquel entonces no tuvo ninguna sospecha o algún indicio?

–Intuición sí. Policía Foral, que dependía de la consejería, hizo controles de detección en todos los despachos, al llegar nosotros al Gobierno, y no encontró nada en ninguna parte. Desde ese punto de vista parecía que no teníamos ese riesgo. Pero intuición de que algo podían estar haciendo, sí, porque no en vano, Jorge Fernández Díaz declaró que era inadmisible que se me designara consejera, muchísimo menos de Interior, y amenazó con romper la relación desde su ministerio con el Gobierno de Navarra y adecuar la colaboración con la Policía Foral.

Luego matizó, tras el despacho de Felipe VI con Uxue Barkos en la Zarzuela. En cualquier caso, un secretario de Estado actúa con la aquiescencia del ministro.

–Se supone. Seguramente fue así. 

Y un ministro con la aquiescencia de un presidente del Gobierno.

–Se supone que también. A lo mejor en este punto y en este extremo sin llegar a hablarlo, pero pienso que Rajoy habría tenido algún conocimiento, porque Jorge Fernández Díaz no era precisamente de los que se quedaban muy callados. 

Se está retratando como un pésimo ministro y servidor público.

–Indudablemente. Recuerdo que cuando se le cesó y se nombró a Zoido, no tenía nada que ver. Del PP eran los dos, pero por lo menos con Zoido pude hablar. Con Fernández Díaz fue imposible. 

“Al Gobierno de Madrid no le gusta el Gobierno del cambio, con independencia de las personas”, dijo usted en nuestro periódico una vez que tomó posesión.

–Sí, lo mantengo, otra cosa es que nos utilizaran a según qué personas por si podían buscar allí una brecha y romper todo aquello. Pero creo que lo que no gustaba realmente al Gobierno español ni a la derecha navarra era un Gobierno como el que se conformó, con independencia de mí. 

Aludía a Grande-Marlaska. Llamó la atención la contundencia del hoy ministro del Interior con la que se pronunció sobre su caso. 

–Sí, dijo que era uno de los más graves que se han producido en democracia. Bueno, no lo sé, yo considero que mi caso es muy grave, pero supongo que ha habido otros. Yo tuve relación con Grande-Marlaka también estando de consejera, cuando él accedió a ser ministro del Interior. Me tocó tratar con él en la sede de la Comisión Nacional de Protección Civil, estar en el Ministerio del Interior en diversas reuniones. Con él tuve que hablar por necesidad cuando el tema de la competencia de Tráfico. Cuando Uxue Barkos se entrevistó en octubre de 2018 con Pedro Sánchez y comprometió que la competencia iba a ser transferida a Navarra, yo rápidamente contacté con Meritxell Batet, que entonces era ministra de Política Territorial y Función Pública, con el secretario de Estado de Presidencia, de Función Pública y el propio Ministerio del Interior. Y trabajamos muchísimo, y coordinamos todo aquello, de tal manera que antes de marcharnos dejamos las cosas bastante adelantadas. Constituimos un grupo de trabajo donde había también gente de Interior y de Hacienda, por la parte que como toda transferencia tiene que ver con el Convenio Económico. Pero llegaron las elecciones y aquello no fue posible culminarlo. Y la verdad es que me ha sorprendido cuando Chivite esta semana ha puesto la fecha del 1 de julio para materializar esta transferencia. 

Marlaska le conoció y sabe además que no es momento de soliviantar a ningún socio de Gobierno.

–Las dos cosas, él me conoce, sabe que soy abogada, y doy por hecho de que también sabe que no tengo nada que ocultar, y eso ha podido ayudar a que declarara en ese sentido, pero la otra razón ahí está, estas alturas, y tal y como está el Gobierno estatal.

Han pasado 4 años. El anuncio de Tráfico llega sobre la bocina del final de una nueva legislatura tras muchas excusas. Se ha aludido tantas veces a las dificultades técnicas...

–Eso de las dificultades técnicas creo que son excusas baratas, porque en las conversaciones y correos electrónicos cruzados que tuve con las personas citadas, no había esas dificultades. En ningún momento a mí se me dijo eso. Si hay un compromiso político y es verdad que existe voluntad de cumplirlo, pones a trabajar a la gente y ya está.

"Ni siquiera UPN se atrevió a votar en contra"

Ni siquiera UPN se atrevió a estar en contra”, constata María José Beaumont sobre la declaración institucional aprobada por unanimidad en el Parlamento sobre su caso.

Hubo consenso total en la cámara foral. ¿Le sorprendió?

–Me habían informado desde Geroa Bai y desde Bildu que se iba a presentar esa declaración por parte de las cuatro formaciones del cuatripartito anterior; que el PSNles había dicho que iba a votar a favor y que el voto de Navarra Suma iba a depender de quien fuera, porque se turnan UPN, Ciudadanos y PP. Yo pensé que si estaba UPN y en concreto Esparza, iba a votar a favor. Intuición. Y no me equivoqué (se ríe).

Tanto PSN como UPN pusieron el acento en el espionaje que hacía ETA para cometer atentados.

–Ya vi también. Esa comparación no sé si me parece procedente, porque fueron los aparatos del Estado, pagados con dinero de todos, los que hicieron el espionaje, a mí y a otras personas. 

Esas acciones legales que ha presentado, ¿van a tener alguna cobertura de Geroa Bai o EH Bildu?

–No, ni me lo han planteado ni considero que tenga sentido, porque a efectos procesales o legales la legitimada soy yo.

Está a punto de concluir la legislatura. ¿Cómo observa la política navarra?

–Veo que la derecha se presenta muy dividida. En consecuencia, me parece claro que eso favorece, aunque no se incrementen los votos de los demás, la posibilidad de un Gobierno parecido al actual. O a lo mejor resulta, si es María Chivite la que lo lidera por número de votos, que está por ver también, que igual necesite a Bildu. Está venga a decir que sí a un apoyo como el que ha tenido a efectos presupuestarios o acuerdos puntuales, pero no a que entre en un Gobierno suyo. Pues dependerá de los resultados, no sé. Por otra parte como está todo tan revuelto, con muchos movimientos, y acontecimientos a diario, vaya usted a saber lo que ocurre. Acordémonos de las elecciones del 2015. El candidato de Ciudadanos había hecho unos comentarios sobre Joaquín Galve, publicados 48 horas antes de los comicios.De ahí vino, probablemente, que fuera posible conformar el Gobierno en el que yo estuve.