Algo se mueve en la política navarra. El Parlamento foral ha dado inicio este lunes al nuevo curso político con la primera reunión de la Mesa y Junta de portavoces tras la investidura de María Chivite, que de facto supone también el inicio de la legislatura. Una sesión en la que se han decidido cuestiones orgánicas como la composición de las nuevas comisiones o la periodicidad de los plenos, y que siguen más menos igual. Pero la sesión ha servido también para que los partidos esbozaran la que será su posición política en la legislatura que ahora arranca. Y es ahí donde algunas piezas empiezan a girar. De manera sutil y habrá que ver si real a medio plazo, pero parece que algunas actitudes están cambiando.

El movimiento más evidente lo está protagonizando UPN, que se abre a pactos puntuales pero generales con el nuevo Gobierno de Navarra y con las fuerzas que lo conforman. También con Geroa Bai, el vasquismo con el que tanto ha rivalizado el regionalismo foral, y con quien aspira a tender puentes que le permitan recuperar influencia institucional. O al menos salir de la soledad política a la que le ha relegado la confrontación por la que ha apostado los últimos ocho años.

Su presidente, Javier Esparza, no quiere concretar mucho por ahora. Matiza que estos acuerdos ya se han dado en años anteriores y que se trata solo de pactar allí donde pueda haber puntos en común, como pueden ser la situación sanitaria, la promoción industrial o en infraestructuras como el TAV. Pero tras sus palabras hay también un cambio de actitud. Y puede que también de estrategia. “Haremos todo lo posible para que EH Bildu sea irrelevante”, apunta el propio Esparza, que critica que el PSN y Geroa Bai no sean más contundentes en su crítica a determinadas actuaciones de la izquierda abertzale.

No esta claro sin embargo hasta dónde está dispuesto a llegar UPN. Si esa disposición al acuerdo pasa solo por apoyar cuestiones puntuales o si implica la voluntad de facilitar también la gobernabilidad, evitando que sea EH Bildu quien capitalice su apoyo al Gobierno de Navarra. Incluidos los propios presupuestos. “EH Bildu dice que UPN está en la irrelevancia. Pero ya veremos la relevancia de EH Bildu esta legislatura, no vaya a llevarse alguna sorpresa”, advierte Esparza, que remarca que por parte de su partido “hay voluntad de acuerdo sin ningún tipo de duda”.

Geroa Bai pide hechos

Pero hará falta tiempo para comprobar hasta qué punto el pragmatismo de UPN es un cambio real o solo un nuevo giro en el relato político. Primero porque esta es una cuestión a debate en el seno del regionalismo navarro, que afronta en los próximos meses un proceso congresual con el liderazgo de Esparza cuestionado. Y segundo porque los acuerdos dependen también de los partidos que sostienen al Gobierno de Navarra, que por ahora siguen teniendo a EH Bildu como aliado estratégico.

Además, sigue habiendo barreras ideológicas importantes que complican el acercamiento que plantea Esparza, especialmente entre UPN y Geroa Bai. A ellas apunto ayer su portavoz y futura senadora autonómica, Uxue Barkos, que celebró el cambio de actitud de los regionalistas, a quienes animó a pasar “de las declaraciones a los hechos”. 

“Ese respeto a diferentes maneras de sentirse navarro que defienden portavoces autorizados de UPN pasa primero por sacar el euskera de la confrontación partidaria”, reclama Barkos, que advierte de que cualquier tipo de colaboración institucional estable entre ambos partidos requiere “respeto al euskera” y superar “los muros de intereses partidarios” creados en legislaturas pasadas. “Pero todo lo que sea avanzar en esa materia será positivo para esta comunidad”, celebra.

Es todo caso pronto para sacar conclusiones. El próximo pleno no será hasta el día 21 de este mes, y a partir de entonces habrá que ver si estas buenas intenciones verbalizadas en un inicio del curso político, que es también un inicio de legislatura, llegan a algún lugar o acaban en una dinámica de bloques que ahora mismo juega en contra de los intereses de UPN. Pero la foto, que parecía fija, se empieza a mover. Lo que da cierta expectativa a una legislatura que, sobre el papel, apunta a una línea de continuidad respecto a la anterior, pero que tiene todavía un largo recorrido por delante.

EH Bildu pide el cumplimiento de los acuerdos de la pasada legislatura

Entre tanto, EH Bildu reclama a los socios del Gobierno de Navarra una reunión para analizar el grado de cumplimiento de los acuerdos en la pasada legislatura. La formación soberanista, que facilitó la investidura de María Chivite con su abstención, considera que algunos de esos acuerdos están pendientes de cumplir y quiere conocer los motivos.

La comisión de seguimiento de los acuerdos forma parte de los pactos presupuestarios que EH Bildu cerró la pasada legislatura con el Gobierno foral. Parte de los compromisos alcanzados entonces “quedan pendientes”, según ha verbalizado este lunes su portavoz, Laura Aznal, que reclama un encuentro con el Ejecutivo para conocer “cuáles siguen pendientes y cuál es el motivo” del incumplimiento.

No obstante, Aznal asegura que encaran la nueva legislatura con “actitud constructiva y propositiva” y señaló que serán “exigentes” con la confianza de que será “una legislatura fructífera”. 

Preguntada por los motivos por los que EH Bildu pide ahora el cumplimiento de los acuerdos pendientes y no durante el proceso de investidura, cuando sus votos eran imprescindibles para la reelección de Chivite, Aznal asegura que las valoraciones de los acuerdos “son periódicas” y que hay un “factor temporal” que condiciona la actividad política. “Sin bajar la guardia y siendo muy exigentes, nos ponemos las pilas pedir explicaciones en los casos de los potenciales incumplimientos”, defiende.

En este sentido, el portavoz del PSN, Ramón Alzórriz, considera normal que EH Bildu reclame ahora el cumplimiento de sus acuerdos presupuestarios porque siguen en vigor. “Se lleva una buena trayectoria, se están cumpliendo los acuerdos y hay que analizarlos con normalidad”, argumenta Alzórriz, que descarta un cambio de actitud de EH Bildu respecto a la legislatura anterior. “Tienen el derecho y el deber de controlar lo que han acordado, no creo que haya otro interés”, señala. – I.F.