Juani Ruiz Sánchez (Madrid, 1958) vive en Cisjordania. Está casada con un gazatí. Lleva 38 años residiendo en Palestina. Entre 2021 y 2022 estuvo encarcelada en una prisión israelí acusada de “prestar servicios a una organización ilegal”, la ONG palestina Health Work Comittees, y “recibir e introducir dinero ilegalmente” en Cisjordania. Hoy observa la crisis humanitaria desde territorio cisjordano, administrado por Al Fatah, que pertenece a la Autoridad Nacional Palestina, mientras Gaza está administrada por Hamás. Según explica Juani Ruiz, “ya no se sabe ni cuántos muertos hay en Gaza, con familias enteras enterradas en los edificios”. A medida que avanza la entrevista, el dolor asoma en esta palestina de adopción ante la barbarie desatada y la “dejadez e indiferencia internacional durante todos estos años frente al incumplimiento de las resoluciones de la ONU y de los acuerdos de Oslo”. 

¿Cómo están en Cisjordania? 

–Aquí lo primero que decretaron fue el cierre de las poblaciones. No te puedes mover de tu pueblo, no entra mercancía desde hace varios días, y la gente, en vista de la gravedad del asunto, ha empezado a hacer acopio de alimentos no perecederos, en grandes cantidades, porque a lo mejor esto puede ser para largo. Esperemos que las mercancías entren. Si la gente necesita comer sí que se levantaría, y eso lo saben los israelíes. Espero que esta mercancías entren en unos días, y no es que vuelva a la normalidad, porque no va a volver pues la cosa es muy grave, pero aquí hay alimentos, agua y electricidad. 

¿Y la gente no protesta?

–El domingo hubo protestas en la parte de Hebrón y de Calandia, en la frontera con Jerusalén. Hubo dos muertos, dos chicos, y muchos detenidos. 

Observará la terrible situación en Gaza con impotencia. 

–En Israel tienen un Gobierno de extrema derecha y de colonos. Con esta gente no puedes ni hablar, ni siquiera comunicarte con ellos, y no importa el resultado de sus acciones, porque nadie les dice nada. Han estado diciendo que iban a responder y barrer a toda la gente de Gaza, a la que califican de animales humanos. Es una auténtica barbaridad.

Está enfadada. 

–Sí, la verdad, porque tenemos que estar desmintiendo cosas desmentidas hace 30 años. Por ejemplo, que Hamás es de ISIS, y no se parecen ni por asomo. Si yo fuera israelí lo primero que pensaría es que ha fallado el Gobierno en la seguridad. Como bien ha dicho un periodista israelí, Gideon Levy, esto se veía venir. No puedes tener a 2 millones de personas encarceladas sin que un día estalle la cosa. Durante todos estos años la responsabilidad es de la comunidad internacional, incluida la ONU, Europa y Estados Unidos, por consentir que esto siga así, cuando se hizo un acuerdo para que hubiera dos Estados. No se puede tener a la gente totalmente abandonada. Este año ya habían perdido la vida 200 jóvenes como mínimo, están confiscando cada vez más tierra, destrozando olivos. Gaza sigue machacada una y otra vez cada dos años y no se podía pensar que esto no iba a a tener una respuesta.

“Invitaría a todos a que vengan uno o dos meses a ver lo que realmente está pasando, por dios, y tengan la conciencia”

¿Qué cree que hay que hacer ahora?

–Lo primero es parar esto. Yo no soy partidaria de la violencia. Nunca lo he sido. Defiendo el derecho humano a la vida, que es principal, esté donde esté, y sea cual sea la persona, su país, raza y religión. Nadie, nadie, tiene derecho a quitarle la vida a otro. No podemos llegar a estos extremos, hay que poner antes medios para evitarlo. No puedes estar toda la vida, durante 75 años, machacando a toda una población y luego decir que son terroristas. No señor, son seres humanos. Si tienes a un perro atado y lo estás fustigando a diario, llegará un día que para sobrevivir se te tirará al cuello. Es normal, porque le estás haciendo daño e hiriendo constantemente. 

Tiene dos hijos.

–Un chico y una chica. Están fuera del país. Me voy haciendo mayor y lo que necesito es tenerlos cerca, y sin embargo me siento muy bien porque estén lejos y no aquí. 

Supongo que en su crítica a Europa, también le habrán decepcionado el Gobierno de España o Josep Borrell. 

–Estoy superenfadada y superdolida. Me hiere muchísimo la posición del Gobierno de mi país. Palestina no influye nada en el Gobierno español, no somos nadie. Nos han estado ayudando económicamente porque éramos demasiado pobres, yo estuve luchando muchos años por una sanidad, porque no teníamos ni hospitales ni clínicas. Y ahora que tengas que discutir por esas cosas. El señor Borrell es sionista, y ha apoyado toda la vida a Israel, aunque luego le han matizado, porque en España ha habido siempre un punto más alto de cariño hacia el pueblo palestino, un país ocupado. ¿Se atreverán ahora a decir que el señor Mandela era terrorista? Yo invitaría a todos estos señores a que vengan a vivir un mes o dos y vean lo que realmente está pasando, por dios, y tengan la conciencia. ¡Pero si a mí me ha pasado, que me metieron en la cárcel por algo que no había hecho! 

“¿Quieren matar a medio millón de palestinos en Gaza? ¿Eso quieren? ¿Y después, qué? Quedará millón y medio. ¡No se puede hacer eso!”

Ahora se lo iba a preguntar.

–Yo no estoy de acuerdo con lo que ha hecho esta gente de Hamás. La violencia para mí es un tabú. No se puede recurrir a ella.

Porque además se sabe que genera una espiral de venganza.

–¿Qué quieren ahora, matar a medio millón de palestinos en Gaza? ¿Eso es lo que quieren? ¿Y después, qué? Quedarán un millón y medio. ¿Cree que ese millón y medio se va a callar? Hasta debajo de la tierra van a salir. ¡No se puede hacer eso! ¡No se puede machacar a la gente! ¡No estamos en la Edad Media! Necesitamos justicia. ¿Es que solo hay una parte con buena gente? Si hasta el padre de un chico de uno de los rehenes que tienen en Gaza ha dicho que no se puede matar a civiles por esto. No pueden llevarse a la gente por delante, porque han tenido y tienen una política criminal con nosotros. Yo defiendo la no violencia. La violencia es mala, porque genera más, y esto va a generar más y más, y va a ser una matanza. Y los que van a caer no van a ser los grandes. Va a ser la gente de la calle. De un lado y del otro. Y esa es la que no se pueden defender. 

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La destrucción de Gaza, en imágenes EFE/EP

Usted sufrió 10 meses de prisión. Trabajaba en una ONG que Israel declaró ilegal. ¿Tuvo apoyo del Gobierno español o diplomático?

–Quien realmente me apoyó fue el personal del Consulado General de España. Se portó de chapeau para que no me faltara de nada, pendientes de si me trataban bien, si recibía mis medicinas, si tenía ropa... El Gobierno español dio una de cal y otra de arena. Al ministro Albares le pedí justicia y que a una ciudadana inocente no se le hiciese un consejo de guerra, y me lo hicieron. Aquí a los palestinos no nos enjuician civilmente, sino militares. Eso en todo el mundo se llama consejo de guerra. Y no es normal. Ellos no pueden ilegalizar. Este área está bajo la Autoridad Palestina, que es la que nos tendría en su caso que ilegalizar, no ellos. Nuestro trabajo era todo sanidad. Las instituciones españolas dijeron que no había encontrado ninguna falta en todas las justificaciones de los proyectos realizados, que estaba todo bien. Me dolió mucho que el señor Borrell, que estuvo una vez en la inauguración de una de nuestras clínicas y sabía cómo trabajábamos, tardó muchísimo en decir algo. Yo solo había hecho proyectos y los había presentado. Si Israel me acusaba estaba acusando a las instituciones españolas, porque eran las que me financiaron los proyectos, y yo justifiqué todos hasta el último euro. Todo el dinero era legal, enviado por las instituciones y pasado por bancos que controlan los israelíes. Esa acusación no tenía ni pies ni cabeza. 

“Que hablen, que negocien, por favor, que no vaya todo esto a más, porque van a perder la vida miles de personas. Y no es justo”

¿Le trataron bien en la cárcel?

–Físicamente con respeto. Psicológicamente tuve interrogatorios de 7 u 8 horas, días enteros sin comer ni beber, con acusaciones falsas y totalmente injustas.

Un mensaje a modo de cierre. 

–Hay algo en que quiero hacer hincapié, por favor. Por eso estoy hablando con periodistas. He visto que nos han ensuciado tanto... Que la comunidad internacional sepa por favor la verdad, Veo que la fama que tenemos es horrible, que están haciendo una campaña terrible contra la gente de aquí. Y no es justa. Que se impliquen para parar esto, que lo paren, que hablen, que negocien, por favor, que no vaya todo esto a más. Porque van a perder la vida miles de personas. Y no es justo. Que se escuche bien, con honestidad y verdad a esta otra parte. Y que se sepa todo lo que estamos pasando aquí, y que lo entienda, por favor.