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Mauro EntrialgoHumorista gráfico. Autor de 'malismo. la ostentación del mal como propaganda'

“Que Ayuso se atreva a decir que ETA está más fuerte que nunca es una burla a todo, incluidas las víctimas”

Advierte en un libro sobre el creciente prestigio del “malismo” en la política y la comunicación, en una amalgama de influencia sociológica preocupante

“Que Ayuso se atreva a decir que ETA está más fuerte que nunca es una burla a todo, incluidas las víctimas”Cristina Candel

Mauro Entrialgo (Vitoria-Gasteiz, 1965) es un humorista gráfico que ha publicado un ensayo con Capital Swing donde las ilustraciones se limitan a la portada y la contraportada. En el texto, que ha presentado en Bilbao y en Vitoria-Gasteiz, analiza el fenómeno del malismo, que define como un “mecanismo propagandístico que consiste en la ostentación pública de acciones o deseos tradicionalmente reprobables con la finalidad de conseguir un beneficio social, electoral o comercial”. Entrialgo cree que “lo que hace falta es estigmatizar el mal, no el bien”, y que “cualquier acción buena, aunque no tenga todos los resultados que se pretendían, siempre será mejor que tocarse los huevos o que hacer una acción directamente mala”.

Su libro tiene enfoques políticos, pero cree que el malismo permea al conjunto de la sociedad.

–Es una estrategia comunicativa. Se chulea de alguna acción mala o pensamiento malo, y como esto da buenos resultados en redes sociales, ha llegado a sectores que intentan vendernos algo, como la publicidad, la política y los medios de comunicación, que con esta estrategia consiguen mayor relevancia y mayores beneficios. Sin haberlo testado antes en las redes, sería difícil que luego lo viésemos en política o en publicidad, pero los equipos de comunicación de los políticos y las agencias solo copian aquello que funciona para vendernos cosas. Si no no lo usarían. El público que aplaude a esa gente que se hace pasar por mala, o lo es de verdad, o van de malotes, es tan culpable de que exista el malismo como los que lo generan.

Dedica un capítulo a la Agenda 2030. “Un montón de buenos propósitos que suscitan odio”.

–Los objetivos de desarrollo tal y como están escritos son en sí incontestables. Es increíble cómo aquellas personas, normalmente poderosas, interesadas en que no se apliquen, porque les puede perjudicar, han conseguido que mucho público rechace la Agenda 2030, tachando su logotipo sin ni siquiera saber qué es, ridiculizando a aquellos que se atreven a portar sus símbolos...

¿Esto forma parte de un proceso?

–Y se ha conseguido que sea moda. La moda es ser malo, y estar a la moda resulta mejor que ser un pringado, y como ahora hacer cosas decentes es de pringados... Casi todas las grandes empresas han dejado este sistema de parecer buenas haciendo acciones benéficas. Ahora lo que se ven son anuncios diciendo sé malo, sé egoísta, sé chulito.

No son lo mismo ciertos cánones estéticos que un marco ideológico.

–Antes tú tenías un grupo punki y te hacías el malote con pequeñas gamberraditas, porque así molabas más en el barrio y mostrabas tu postura opuesta a alguna imposición de los poderes, pero es que ahora son los de arriba los que se meten con los de abajo y tienen los huevos de llamarse punk a sí mismos.

¿Qué conjunto de factores cree que está detrás de todo esto?

–No me he atrevido a señalarlo en el libro, porque unos sectores se apoyan en otros. La comunicación política ha basado su estrategia en que lo ha visto en las redes, los medios ven que aquellas declaraciones más sobradas de los políticos tienen más visitas, esto hace que a la gente le parezca más interesante y crea que la política es solo eso, en vez de buscar soluciones de gestión. Se ha hecho una amalgama impresionante. En el libro no me he atrevido a intentar elucubrar de dónde viene; aunque hay algunas procedencias claras, he tratado de no ponficar sobre esto. Tampoco me he atrevido. lamentablemente, a proponer una forma de combatirlo. Sí que he señalado el problema, que es algo muy propio de los humoristas gráficos, que señalamos algo que en realidad todo el mundo había visto, pero que hasta que no te lo señalan no ves lo grande que es.

“La estrategia comunicativa del malismo es muy difícil de combatir. Si das relevancia a una barbaridad de alguien en las redes le haces un favor”

Dedica otro capítulo a dos expresiones que se han viralizado: ‘Que te vote Txapote’ y ‘Me gusta la fruta’.

–Son dos lemas muy distintos, uno tuvo un triunfo absoluto, consiguió que en unas elecciones municipales se desviara mediáticamente el foco para llevarlo al espectáculo de chavales borrachos gritando el lema en todo tipo de concentraciones. El segundo surgió de la casualidad.

¿El malismo está condenado a ser efímero o estamos en sus albores?

–Como pese a todo soy de naturaleza optimista pienso que tiene un límite, que no puede ir a más, que cuando ya es explícito y visible, cada vez debería funcionar menos. Pero me he equivocado muchas veces vaticinando efectos políticos, porque tampoco soy un politólogo, y no me extrañaría que esto fuera a más. y acabemos en un escenario de Mad Max en el que todos luchamos por ser los más salvajes y por fastidiar más al de al lado.

¿Ve influencias desde EEUU?

–Veíamos con sorna comportamientos allí y nos preguntábamos por quiénes eran esos fakes que se disfrazan de búfalos y dicen chorradas. Y como quien no quiere la cosa ya los tenemos aquí y con las particularidades locales, de un ridículo amenazante.

Supongo que la gente joven, con menos perspectiva, es la más proclive a participar de ciertos marcos.

–Sí, todos hemos sido jóvenes y nos hemos apuntado a una moda incluso sin quererlo, por no tener más referentes. El humor va evolucionando y a veces lees un chiste de hace veinte años y o no se entiende o de repente una situación que entonces nos parecía una hipérbole ridícula ahora la realidad la ha superado completamente.

Es palpable el declive de la televisión y el auge de otros formatos.

–Hay una bola de moda malista. Concursos televisivos donde se humilla a los concursantes, y ese rollo lo celebran los televidentes, y en la mayoría de pódcast se repite esta estructura de humillación al de abajo a lo bestia.

Recuerda en su libro cómo para hablar de los GAL en parte de la sociedad imperó el marco de la chapuza en vez de la condena.

–Era mainstream decirlo así, que fue una chapuza pero que lo que hicieron no estaba mal. Algo que ha vuelto con total fuerza. Fue durante muy poco tiempo cuando el terrorismo de Estado fue contestado por la opinión pública de una manera mayoritaria. Ahora resurge. Pasa también en cuestiones como el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. La opinión pública había avanzando para darnos cuenta de que era una auténtica barbaridad, que murieron cientos de miles de civiles asesinados por los Aliados. La justificación que dieron de que así se evitaron muertes en el Pacífico, estaba ya superada., y ahora...

...Parece que el paso de los años nos permitía una mirada más lúcida, empática y razonable...

–Nos lo estaba permitiendo. En los homenajes los políticos se atrevían a decir la verdad, que fue una barbaridad. Y sin embargo en los últimos años eso ha empezado a calificarse de reescritura de la historia, y vuelven justificaciones del pasado. Incluso con americanos orgullosos de haberla tirado.

“Era un ‘mainstream’ decir que los GAL fueron una chapuza pero que lo que hicieron no estaba mal. Eso ha vuelto con total fuerza”

Se han cumplido 13 años del anuncio del fin de ETA. Parecía que eso nos llevaría a una distensión que ha durado poco.

–Hasta extremos como los de Ayuso cuando dijo que ETA está más fuerte que nunca. Si lo dice alguien en un bar haciendo el chorra... pero una presidenta de una comunidad autónoma se atreve a decir eso. Es como una burla a todo, incluidas las víctimas.

Dedica un capitulo al papel de la religión. El catolicismo ha perdido mucho peso en esta sociedad.

–Intento señalar el auge de las iglesias carismáticas, pentecostales, porque nos está pasando inadvertido en los medios, pero solo hace falta darse una vuelta por los barrios de nuestras ciudades, sobre todo en las más grandes. Vivo en Madrid, y no somos conscientes de qué tipo de religiones hay, que aunque se llaman cristianas, no tienen nada de lo que nosotros hemos considerado cristianismo tradicionalmente. En el libro desbrozo un poco este fenómeno. También nos parecía de espectáculo americano, y lo tenemos ya aquí. Y no solo la parte freak, sino también la parte mala. Este tipo de religión que dice que los pobres y los enfermos lo son porque no creen en Cristo lo suficiente. Es decir, que estigmatiza la pobreza y la enfermedad, lo cual es prácticamente lo contrario del cristianismo. Además hacen eso para beneficiarse económicamente. Los líderes de estas iglesias dependen de que les des dinero y dicen que así quieres más a Dios, y que el donante tendrá más dinero y dejará de ser pobre y enfermo.

Desde hace un año en nuestros móviles vemos sin filtros a niños asesinados ante la parálisis de Occidente cuando no la justificación.

–La estrategia comunicativa del malismo es muy difícil de combatir, porque un político o alguien en redes dice una barbaridad y si le das relevancia porque te parece indignante le estás haciendo un favor. Con las barbaridades que está cometiendo el ejército de Israel en varios países te preguntas qué hacer. ¿No darle bola a las masacres y crímenes de guerra que cometen, muchos de los cuales no salen en las televisiones? Pero si no se la doy la gente cree que no existen. Si lo reproduzco resulta que estoy dando mal rollo a todo el mundo e insensibilizando a la gente que ya ha visto tantos niños asesinados en el último año que ya les da un poco igual. Es difícil combatir contra este sistema.