Esparza, el 'Loctite' de los socios de Gobierno
Una brusca arremetida de UPN casi al final del día cohesionó las filas de la mayoría progresista tras un debate plano
UPN tenía el partido donde quería, como se dice en el fútbol. Lejos del tono brusco de otros años, centrado en repasar pormenorizadamente todos los indicadores en los que Navarra ha perdido vigor y con los socios sumidos en una “inercia” que incluso EH Bildu había advertido por la mañana que había que evitar.
Y, de repente, todo se torció. Gol en propia meta. Esparza se ha enzarzado con una declaración de Alzórriz, ha elevado el tono y ha exigido disculpas ahí mismo antes de encadenar varios reproches seguidos. La escena ha recordado a la oposición más frontal de los regionalistas, la del gesto torvo y la mala uva entre 2015 y 2019. La arremetida ha tenido un resultado inmediato: que la mayoría que sustenta al Gobierno, del PSN a Contigo Navarra pasando por Geroa Bai y EH Bildu, se ha mostrado más cohesionada que durante el resto del día.
Ha ocurrido en la réplica de Esparza, al poco de reanudar la sesión. El portavoz de UPN ha pasado una factura al portavoz socialista a cuenta de una frase que Esparza ha forzado hasta la exageración. “¿Nos ha comparado con EH Bildu o con Batasuna al decir que ve en algunos grupos miradas de odio?”, ha preguntado a Alzórriz, a quien ha exigido que o aclarara el episodio o pidiera directamente disculpas.
Ha sido la antesala de una serie de reproches que, ya con las pulsaciones elevadas, ha cambiado totalmente la energía de la sesión. El hemiciclo ha despertado de la planicie de un debate anodino, y lo ha hecho como en otros muchos plenos: con la mayoría del Gobierno cohesionada, con una revalida de la alianza sin venir a cuento, que era lo que necesitaba el Gobierno para apretar filas.
La pinza Chivite-PSN
Quizá Esparza no ha medido bien, porque tenía en contra hasta la estructura del debate: emparedado entre las intervenciones de Chivite y Alzórriz, sin margen para replicar y a merced del resto de grupos, que a partir de ese pique han girado el foco hacia Esparza. Además, se lo ha puesto en bandeja al portavoz socialista, más cómodo en ese registro de toma y daca que en el análisis de los departamentos.
Alzorríz ha recogido el guante de Esparza y ha respondido que se refería a las miradas de odio de la extrema derecha y de la derecha, quienes “si pudieran colgarían por los pies al presidente del Gobierno”.
El partido ya se había vuelto loco. La respuesta de Alzórriz ha sido el preludio de una serie de intercambios que el portavoz socialista ya tenía preparados por lo menos desde la mañana, cuando Esparza planteó su respuesta a Chivite como un gran lamento por lo deteriorada que está la marca Navarra desde que ella está al frente del Gobierno.
Ha reprochado a Esparza que hubiese criticado la “devaluación” de la marca Navarra cuando la marca Navarra de UPN eran “las dietas de la CAN, el circuito de Los Arcos, las acciones de Iberdrola, las cocinas del hospital, el Tren de Altas Prestaciones (TAP), o los peajes en sombra”. “Es de chiste”, resumió Alzórriz, que ahora UPN se erija en “defensora de los derechos de los trabajadores”, ha contestado a Alzórriz, cuando en el pasado los regionalistas no apoyaron en el Parlamento varios proyectos de la fábrica.
Esparza, consciente del error, se revolvía en su escaño. Alzórriz se relamía. Se ha girado en un par de ocasiones hacia Unai Hualde, presidente del Parlamento, como pidiendo que cortara las constantes interrupciones y comentarios de Esparza.
Que Esparza había cometido un error ha quedado claro en el turno de Laura Aznal. EH Bildu había sido el socio externo más crítico con el Gobierno. Aznal pasó de cierta susceptibilidad a un apoyo cerrado al Ejecutivo. “Ustedes son más de recortes”, ha saltado la soberanista a Esparza. “Se han convertido en los hooligans, en los montapollos profesionales, ustedes son los sectarios”, le ha reprochado. “A Navarra lo mejor que le ha pasado es tenerles 10 años en la irrelevancia. Es la gente la que gana”, ha zanjado.
Pablo Azcona, de Geroa Bai, ha abundado en la incoherencia de UPN al hablar de Sunsundegui. “Deberían tener cuidado a la hora de hablar de este tema, porque son ustedes los que tienen que explicarles sus posicionamientos a los trabajadores”.
Y Carlos Guzmán, de Contigo Navarra, ha terminado el turno de los socios con un cierre de filas que hubiese sido mucho más difícil encajar tras un discurso como el de la mañana “Tenemos que hacer lo posible para que esta derecha no vuelva al poder. Hay dos modelos: o la Navarra de los derechos o la Navarra de las derechas”, ha concluido.
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