El incendio de Vox Navarra: el partido sin gobierno que eligió a su candidata en un casting
La crisis tiene dos dimensiones: la local, con una candidata elegida en entrevista de trabajo que siempre fue por libre en medio del erial que es el partido aquí; y la global, con la última deserción de un proyecto metido en una deriva peligrosa
Vox va a dejar de existir en el Parlamento de Navarra. Al menos sobre los papeles. La Mesa y Junta del lunes va a darse por enterada de la ruptura de la agrupación, algo que ha sucedido después de que Maite Nosti, portavoz del partido de ultraderecha, anunció por sorpresa la semana pasada que dejaba el partido y pasa a ser parlamentaria no adscrita, porque no va a dejar el acta –al menos de momento–.
Comunicado de Maite Nosti tras su salida de Vox Navarra
Como Vox solo consiguió dos escaños en las pasadas elecciones forales, el otro parlamentario de Vox, Emilio Jiménez, pasará a formar parte del grupo mixto, sin las siglas de su partido.
La pérdida de presencia de las siglas en Navarra no es sino el síntoma más visible de un problema que viene de atrás y que tiene al menos dos dimensiones. La primera es una dimensión local, en realidad de escasa importancia: Vox Navarra no fue nunca nada más que una minúscula filial, un dizque partido sin estructura ni organización colonizado por aspirantes a vivir de la política que no pudieron medrar en otros partidos. Viven del tirón de la marca en el Estado y se han apuñalado desde el primer día por hacerse con una migaja más.
La segunda dimensión es más global, más profunda de lo que parece. El de Navarra es el último fuego dentro de un partido, el de Santiago Abascal, que desde hace meses vive un proceso de transición –por utilizar una expresión del mundo de las personas que deciden cambiar de sexo– que va a cambiar el partido de arriba a abajo. En resumen: Vox se ha dado cuenta de que para sobrevivir no puede aspirar a ser el PP 2.0, sino que necesita alinearse con la estrategia mundial de la extrema derecha –liderada por Trump y seguida por los satélites europeos–. Abascal y su camarilla han invertido tantas fuerzas en coger posiciones en ese teatro que mientras tanto se ha descosido el partido.
Abascal niega que haya una crisis interna en Vox y señala a las mentiras de los medios
La candidata que salió de un 'casting'
La crisis navarra es una más, pero es la última y es la nuestra. En realidad, la deriva del partido solo ha sido la percha de la que se ha colgado Nosti para justificar su dimisión. Pero los motivos reales son otros. En primer lugar, Nosti ha dejado su militancia en Vox poco antes de que fuera la dirección nacional la que la destituyera como portavoz. Y, en segundo lugar, la ruptura en el grupo parlamentario responde a una serie de rencillas y tiranteces que viene de largo, desde la campaña para las forales de 2023.
Nosti no es una militante de primera hora. Llegó a Vox Navarra en 2022, a pocos meses de las elecciones. Cuando hubo que hacer las listas, la dirección nacional de Vox puso en marcha un proceso para buscar candidato. Parecido a una entrevista de trabajo. Miró posibles perfiles entre los militantes de Navarra y no encontró nada. El de una médica jubilada sin ninguna experiencia política fue el más decente, a ojos de Madrid. Pasó por varias entrevistas en –la última, con Abascal–. Como si fuera un casting. Y resultó elegida. Así se gestó la candidatura de Nosti.
La elección no le hizo ninguna gracia a quienes por aquel entonces controlaban el partido: Emilio Jiménez, ahora parlamentario y entonces presidente, y María Estévez, vicepresidenta. Contra ellos ya había habido quejas internas, sobre todo por sus formas.
La campaña para las forales fue durísima, cuentan quienes la vivieron de cerca, con tiranteces y verdaderos espectáculos bochornosos. Un ejemplo: el 22 de mayo, poco antes de las elecciones, reciben la visita de Juan García-Gallardo, por aquel entonces vicepresidente de Castilla y León, que iba a acompañar a los navarros en un mitin en Tudela.
Los de Vox de aquí riñen tanto entre ellos que Montse Lluis, que era la jefa de gabinete de García-Gallardo, llega a amenazar a los de Navarra que o dejan esa actitud o cogen el coche y se vuelven para Burgos. Montse Lluis, por cierto, es quien iba a destituir a Nosti de su puesto. Pero por aquel entonces este desenlace ni se veía venir. El caso es que las tensiones empiezan entonces y llegan a ser muy amargas, con Nosti haciendo campaña por su lado y Emilio y María por otro.
La cosa es que cuando sacan dos escaños, tanto Nosti como Emilio Jiménez firman un pacto de no agresión para poder tener una convivencia cordial en el Parlamento. El pacto surte efecto y ambos trabajan bastante coordinados en la Cámara.
El problema es que Nosti empieza a dar síntomas de ir demasiado por libre, dicen en la dirección nacional. Vox está acostumbrado a dictar las iniciativas políticas: Madrid manda, y los territorios obedecen. Dicen que Madrid enviaba iniciativas para presentar tal cual, pero que Nosti cambiaba de arriba a abajo porque no le gustaban. O que la dirección daba orden de hacer calle, y que Nosti pasaba directamente. La sensación es que ella también veía lo que había dentro de Vox Navarra, y quería poner la distancia institucional con ese ambiente.
La cosa es que Montse Lluis, que ya no es jefa de gabinete de Gallardo –otro que se ha terminado yendo entre críticas a la dirección–, era la encargada de comunicar a Nosti que hasta ahí, que ya no iba a ser más la portavoz, y que esa tarea iba a recaer en Emilio Jiménez.
Nosti se entera y dimite
Nosti se entera y dimite antes de que le comuniquen que le quitan ese rol. La excusa es el apoyo de Nosti a una declaración institucional con la que no estaba de acuerdo la dirección nacional de Vox. Pero dicen que esto solo ha sido una excusa, porque lo cierto es que esa declaración la iban a secundar tanto Nosti como Emilio, según el relato de la propia Nosti, que ha dicho que tiene audios en su poder que acreditan que Emilio iba a votar lo mismo. Es decir, que no era una cosa de Nosti, sino que era algo consensuado en el grupo parlamentario.
De hecho, a Nosti le ha sentado muy mal que Emilio no le acompañara camino de los no adscritos. Ahora la situación es la peor posible: ella, aislada como no adscrita, y Emilio, sin las siglas pero en el grupo mixto, con las ayudas de grupo bajo su tutela. Si Emilio se pone ahora de parte de la dirección, es cuestión de tiempo que Nosti deje su escaño, harta con la situación. El problema es que ese escaño recaería, entonces, en María Estévez, algo que Nosti no quiere bajo ningún concepto. Así que a este fuego todavía le quedan varias hectáreas que quemar.
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