“El PP boicotea la oficialidad del euskera en Europa porque compite con la extrema derecha”

 A punto de cumplir su primer año en el Parlamento Europeo, ¿cuál es su balance personal y político?

La palabra clave es intensidad tanto en lo personal como en lo político. Después de la constitución del Parlamento y la configuración de la Comisión y el colegio de comisarios, donde había miedo por la fuerza que ahora tiene la extrema derecha, nos hemos enfrentado a múltiples vaivenes, sobre todo, a consecuencia de la victoria de Donald Trump y su vuelta a la Casa Blanca. Su guerra arancelaria ha generado inestabilidad económica que hay que añadir a la que ya se daba por la situación en Ucrania y en Gaza por la actitud de Israel, a la que la UE no parece dar la mejor respuesta.

Entraremos enseguida en todo eso que cita. Empecemos, sin embargo, por lo cercano. Una de las grandes batallas de este año en las instituciones europeas es la oficialidad del euskera, catalán y gallego. De momento, sigue siendo asignatura pendiente. ¿Por qué?

Sí, se debatió en el último Consejo de Asuntos Generales.

La cuestión dio muchos titulares. Como PNV, ya advertimos de que había habido movimientos del PP para impedirlo. Dirigentes del propio partido lo reconocieron. Su posicionamiento no es solo contrario a la oficialidad. Es que atacan directamente nuestros derechos lingüísticos y a todo lo que suponga avanzar en el respeto a nuestra cultura, nuestra lengua y nuestra identidad.

¿A qué se debe semejante animadversión que va bastante más lejos de un posicionamiento político?

Hay varias cuestiones. Por un lado, creo que se debe al enfrentamiento directo con Pedro Sánchez y el PSOE, que son quienes han llevado la demanda de la oficialidad de nuestras lenguas al Consejo de Asuntos Generales de la UE. Es pura acción política del PP contra Sánchez. Pero, por otro lado, el PP, que está preocupado por el ascenso de la extrema derecha, ha utilizado esta cuestión para significarse. Han utilizado este tema como arma política y han evidenciado la parte más rancia del Partido Popular.

Lamentablemente, eso es así porque en Génova han hecho números y les sale a cuenta mostrar un discurso duro contra euskera, catalán y gallego...

Pues es una lástima.Yo prefiero quedarme con algunas voces del PP que han salido a lamentar declaraciones y actitudes como la de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Mirando en perspectiva, si el PP es esto lo mejor que tiene para ofrecer a sus votantes, estos ataques a la diversidad, yo si fuera simpatizante de ese partido estaría muy preocupada y decepcionada.

Más allá de la postura del PP, ¿podemos esperar que la demanda de la oficialidad acabe prosperando, aunque haya que esperar?

Va a requerir de muchísimo trabajo. Hay una gran labor de pedagogía sobre cómo, incluso, la Constitución española reconoce la cooficialidad. Nuestra responsabilidad es trabajar para resolver cualquier duda y seguir defendiendo en todos los foros en los que estamos el derecho a que nuestra lengua, igual que el catalán y el gallego, tengan espacio en las instituciones europeas.

El lugar de las naciones sin Estado

Aparte de la cuestión de las lenguas, ¿hay en las instituciones europeas alguna sensibilidad hacia las naciones sin estado?

Hay distintas sensibilidades. Están los que tienen un sentimiento centralizador, pero también los que tienen otra sensibilidad. Y por eso existe, por ejemplo, un intergrupo de lenguas minorizadas y culturas donde se percibe una mayor comprensión respecto a realidades nacionales como la vasca.

Poco después de ser elegido como presidente del PNV, Aitor Esteban dijo que el encaje de Euskadi en el Estado podría llegar más fácilmente desde Europa que desde Madrid. ¿Cómo podría conseguirse?

Yo quiero recordar que, en su día, el EBB aprobó una declaración en la que instaba a que la Unión Europea tuviera una directiva de claridad como la que se aprobó en Canadá para la cuestión de Quebec. Entiendo que eso proporcionaría un marco jurídico que evitaría situaciones como las que hemos visto con la represión en Catalunya o ahora con las reacciones a la ley de Amnistía.

La presión de la extrema derecha

Entremos en cuestiones que se salen del ámbito vasco. ¿Cómo está viendo el trabajo de la Comisión europea elegida a finales del año pasado?

La respuesta es compleja. Por un lado, sí podemos hacer un balance positivo en algunas cuestiones como en lanzar medidas que favorezcan la competitividad, como aliviar las sanciones previstas al sector del automóvil, que pasa por una situación delicada, de cara a la producción de motores de combustión. Pero más allá de eso, yo creo que, en las decisiones de la Comisión, se ha notado la presión de la extrema derecha, con la fuerza que tiene en el Parlamento Europeo. Ursula Von der Leyen no debería olvidar que está ahí porque se le dio una estabilidad desde e Partido Socialista, los demócratas, los liberales y los verdes. Y en determinados momentos, se está jugando con otras alianzas que quedan fuera de los pactos.

Lo cierto es que en el Parlamento ya hemos visto más de una vez que los populares europeos se suman a la extrema derecha.

Sí, aunque yo diría que el PPE está divido en este tema. Hay una parte del PPE que lo hace de forma, además recurrente, pero también hay otra a la que le ve molesta con esa actitud. Hablo de esa corriente histórica de los conservadores que no quieren un acercamiento con la extrema derecha y que son partidarios del pacto histórico que ha dado estabilidad. Por eso no quiero generalizar con el PPE. Creo que uno de los retos es identificar las personas de ese grupo con las que sí podemos trabajar y avanzar.

Obviamente, el Partido Popular español se encuadra en el primero de los grupos, en el más virado a la derecha...

El PP está haciendo un uso partidista e interesado del Parlamento Europeo para hacer política española. Recurrentemente llevan a las comisiones cuestiones que no son del ámbito europeo sino del estatal. Y eso no gusta incluso a muchos de los suyos. Hay quien está cansado de ese comportamiento que impide avanzar en política europea. Mientras gastamos energía en lo otro, en el debate de cuestiones españolas, no la estamos dedicando a otras cosas que sí son importantes.

¿Cómo está actuando la extrema derecha, aunque dividida, con la mayor representación histórica de todos los tiempos?

Está haciendo su juego, su trabajo, buscando romper los grandes consensos y tratando de abrir brecha en el PPE. Es responsabilidad suya que no lo consigan.

Vox, sin embargo, siempre acusa a los populares de lo contrario, de pactar sistemáticamente con los socialistas.

Claro, es su trabajo. Buscan desestabilizar en todos los ámbitos. Lo hacen en Madrid y lo hacen en Europa también.

El crecimiento de la extrema derecha se ha dado no solo en la eurocámara. También en cada Estado de los 27. En muchos gobiernan o están dentro de los Ejecutivos.

Esa es la realidad. Y no nos queda otra que hacer las cosas bien. Se mueven muy bien en el terreno de la comunicación y la desinformación. Tenemos que impedirles actuar ahí, en la utilización de la desigualdad con soluciones simples a problemas complejos.

¿Están las instituciones europeas y, particularmente, la Comisión, preparadas para hacer frente al cambio de paradigma que ha supuesto la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca?

Yo diría que la UE no está actuando con la suficiente firmeza. Está ahí la fecha del 9 de julio, cuando vence el plazo para la aplicación de los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos. Se está negociando y, probablemente por eso, no vemos la firmeza necesaria en la respuesta a las provocaciones de Trump. Entiendo que no se puede estar reaccionando a cada uno de los titulares que nos da, pero hay ámbitos en los que me parece que sería necesaria una mayor firmeza en la respuesta.

Respuestas de la UE ante los conflictos bélicos

Tampoco en las cuestiones bélicas ha habido una respuesta contundente...

Ahí yo distinguiría. Creo que sobre la invasión rusa de Ucrania sí ha habido un posicionamiento claro desde el inicio. Se han aprobado de manera recurrente tanto paquetes de ayuda a Kiev como sanciones a Rusia. Y en cada oportunidad que ha habido, se ha mostrado la solidaridad con Zelenski y la denuncia de la injusticia que sufre su pueblo por culpa de Putin.

Sin embargo, respecto a las matanzas de Israel sobre la población civil de Gaza se ha sido más condescendiente.

Sí, ha costado mucho incluso que hay un debate en el Parlamento. Evidentemente, hay posiciones muy diferentes, contrapuestas. Estamos hablando de más de 50.000 palestinos muertos. Creo que hace falta una respuesta mucho más clara. No se entiende que no haya sanciones a Israel si se le han impuesto a Rusia o, por otros motivos, a Venezuela.

Ustedes forman parte del grupo Renew. ¿Se sienten cómodos?

–Bueno, nosotros, antes que eso somos miembros del Partido Demócrata Europeo, que junto a los liberales forma Renew. Y hay mucha diversidad. En algunos ámbitos puede haber divergencia de opiniones y eso lleva a un ejercicio político diario de negociación, siempre desde la empatía.

Primeros compases de Esteban y Pradales

De vuelta a lo cercano, ¿cómo ve los primeros compases del liderazgo de Aitor Esteban en el PNV?

Muy bien. Tanto a él como a quienes lo rodean. Se está haciendo un gran ejercicio de renovación y de adaptación a las nuevas realidades sociales. Mi valoración es muy positiva. Aitor es un gran político. No lo digo yo sola. Lo dicen las encuestas.

¿Y qué le ha parecido el primer año recién cumplido de Imanol Pradales como lehendakari?

Creo que está sabiendo leer muy bien el pulso de las necesidades y establecer las prioridades ciudadanas. Y en cuanto a Europa, desde el principio ha establecido una agenda europea con cuestiones estratégicas para Euskadi.