La salud de Pujol y la guerra sucia al procés: las claves de la primera semana del juicio

La posible contaminación del caso Pujol por la Operación Cataluña contra el procés ha centrado el debate entre acusaciones y defensas en la primera semana del juicio por la fortuna oculta en Andorra, que sigue adelante para el nonagenario expresidente catalán en contra del criterio de los forenses.

Estas son las claves de las tres primeras sesiones del proceso que, hasta el próximo mes de mayo, juzga al expresident Jordi Pujol y a sus siete hijos, además de una decena de empresarios, acusados de enriquecerse con comisiones ilegales hasta amasar el capital ocultado en Andorra durante décadas.

La justicia descarta exculpar a Pujol

El juicio arrancó el pasado lunes con la decisión de la Audiencia Nacional de seguir adelante con el juicio contra el expresidente de la Generalitat, de 95 años, pese a la opinión de los médicos forenses, que señalaron que no estaba en condiciones de afrontarlo por su deterioro cognitivo.

El tribunal —que no descarta revisar su estado de salud más adelante— permitió que Pujol siguiera el proceso desde su casa de Barcelona, de forma telemática.

Antes de resolver, la sala escuchó por videoconferencia al propio Jordi Pujol, quien afirmó no encontrarse del todo bien, pero estar a disposición del tribunal. Su defensa ya había anunciado que no recurriría la decisión fuera cual fuera.

Pujol no se conectó a las siguientes sesiones ni está previsto que lo haga hasta abril, cuando llegue la fecha de su declaración, y volverá a ser evaluado por los forenses.

La ausencia del expresident en el banquillo ha impedido la imagen de la familia Pujol al completo. También sus hijos han evitado esa fotografía, llegando por separado y sentándose distanciados.

La policía patriótica y la Operación Cataluña

Una vez resuelta la situación de Pujol, el juicio avanzó con las cuestiones previas, sesión clave en la que las defensas plantearon la nulidad de la causa, alegando las maniobras de la policía patriótica y la Operación Cataluña para frenar el procés.

Los abogados de los Pujol —Cristóbal Martell, Pau Ferrer, Jaime Campaner y Francesc Sànchez— insistieron en las conexiones del caso con la guerra sucia contra el independentismo, y defendieron que la carta de confesión de Pujol de 2014 no fue "libre", sino fruto de la filtración de un 'pantallazo' de movimientos bancarios en Andorra por parte de la policía patriótica.

En estas cuestiones previas también surgió el papel de Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola, que en 2012 presentó una denuncia ante la policía —a instancias del comisario jubilado José Manuel Villarejo— relatando el trasiego de mochilas con dinero a Andorra.

El fiscal Fernando Bermejo calificó las acusaciones de meros "rumores políticos" y defendió la legalidad de la investigación, cuyo origen atribuyó a la denuncia de Victoria Álvarez, a quien, sin embargo, no propone como testigo.

Por su parte, los abogados del Estado afirmaron que la investigación no está viciada, dado que se basa en una "notitia criminis", la "barroca" carta de confesión del propio Pujol.

El tribunal comunicará su decisión sobre estas cuestiones previas el 10 de diciembre, antes del inicio de las declaraciones de los testigos.

Regresa el fantasma de Banca Catalana

El caso Banca Catalana —la quiebra financiera que en 1984 motivó una sonada investigación penal contra Pujol, luego archivada— ha vuelto al juicio por la fortuna oculta, esta vez de la mano de la defensa de cuatro de sus hijos.

Pau Ferrer, abogado de Marta, Mireia, Pere y Oleguer Pujol, entregó al tribunal como cuestión previa el libro Banca Catalana: Más que un banco, más que una crisis (1985), de Francesc Baiges, Enric González y Jaume Reixach, donde se cuestiona el papel de Pujol en la caída de la entidad y se apunta a que vendió sus acciones antes de la quiebra, que dejó a numerosos inversores sin ahorros.

El objetivo es reforzar el perfil "económico y financiero" de Florenci Pujol, padre del expresident, quien hizo fortuna con el contrabando de divisas durante la dictadura, para reforzar la versión de que los fondos en Andorra procedían de una "deixa" (legado) destinado a sus nietos y su nuera. Los periodistas que escribieron el libro —que cuestionaba la tesis del pujolismo que atribuía el caso Banca Catalana a una “operación de Estado”— han denunciado siempre las dificultades y represalias sufridas para su publicación, así como los ataques del nacionalismo catalán.