El homo erectus tenía un grado de actividad física de 1,8 frente al 1,37 del hombre occidental, por debajo del mínimo 1,6 necesario para vivir de forma sana, según ha expuesto la jefa de Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes. Palacios explicó que "los antepasados tenían que cazar y todo suponía un esfuerzo físico, y, sin embargo, hoy en día se compra sin esfuerzo, hay cocinas con muchos adelantos y hasta se utiliza un solo edredón en lugar de sábanas para hacer la cama". Así, indicó que "la interrelación entre la energía que consumimos, la que gastamos y las necesidades específicas de cada hombre no ha cambiado mucho, sino la forma de vida".