india - Un joven indio, horrorizado por la epidemia de violaciones que se suceden en su país, ha inventado una sandalia que las mujeres pueden usar para electrocutar a posibles atacantes. Siddharth Mandala, de 18 años, de Hyderabad, ha creado las Electroshoe ante el temor de que las mujeres de su familia sufriesen algún tipo de agresión sexual. Todo comenzó cuando asistió a una manifestación en protesta por la infame violación en grupo y el posterior asesinato de una estudiante de 23 años, Jyoti Singh en Delhi. Siddharth decidió que este problema necesitaba soluciones prácticas, no meramente protestas, por lo que ha diseñado una sandalia capaz de dar una descarga eléctrica a un posible violador, dejándole temporalmente paralizado. Además de darle al usuario unos segundos vitales para escapar, la activación del zapato, que carga a través de los pasos, también envía una alerta a las estaciones de Policía locales y a los miembros de la familia del usuario para avisarle que tiene problemas. Siddharth Mandala explica que “las mujeres básicamente tienen que dar una patada (al atacante) después de presionar el dedo gordo durante solo cinco segundos y así electrocutan al agresor”. Una zarigüeya engaña a una abuela para que crea que es un gato y le cuide
eeuu - Una anciana de Kansas, EEUU, adora los animales y tiene como costumbre acoger a gatos sin hogar. Normalmente les pone una cama en su porche cerrado y algo de comida. A veces, incluso, les deja entrar en la casa. Sin embargo, en los últimos meses, ha estado cuidando a un animal que resultó no ser un gato, y ni siquiera se dio cuenta. Cuando su nieto Eric Hertlein fue a visitar a su abuela, el joven se dio cuenta de que ese animal era diferente al resto de felinos. En una cama, acurrucada, se encontraba una zarigüeya. Eric, ante la sorpresa, fue a contárselo todo a su abuela bastante alarmado. A ella, según Eric, no le importó que este animal fuese un impostor: “Simplemente se sentó, se acercó y me miró con una gran sonrisa y me dijo que la zarigüeya no le había molestado y que le parecía bien que estuviese allí”. Eric dijo a The Dodo: “Mi abuela me aseguró que era uno de sus gatos. Le dije que no era lo que ella pensaba que era. Incluso le había puesto un nombre: Tete. Me reí durante unos cinco minutos y mi abuela no se dio cuenta hasta que comencé a señalar la nariz puntiaguda y la cola delgada. No se había dado cuenta de que no era un gato”. Curiosamente, los otros gatos también aceptaron a la zarigüeya.