El miedo a la rebelión de las máquinas contra los humanos parece que no era tan injustificado. Que se lo digan a un niño ruso de apenas siete años de edad, que ha sido atacado por una máquina en principio tan poco agresiva como un robot que juega al ajedrez.

Un ataque que acabó con un dedo roto y con Christopher, el niño, llevándose uno de los sustos de su vida. Al parecer el accidente se produjo por la enorme capacidad del chaval para jugar al ajedrez. Tanta, que no esperaba a que la máquina terminara su movimiento para empezar con su respuesta.

Según los organizadores del Abierto de Moscú, los jugadores estaban advertidos de cómo debían enfrentarse al robot: esperando siempre a que la máquina terminara su movimiento antes de proceder al suyo. Y a Christopher o no se lo dijeron o se le olvidó, provocando que el robot no supiera cómo reaccionar.

Un robot que no tenía ningún precedente de ataque, pero que ante el elevado ritmo de juego de Christopher agarró el dedo del niño ‘pensando’ que era una de las piezas. Y lo hizo con mucha fuerza, retorciéndolo hasta que se lo rompió, pese a que algunas personas intentaron liberar al niño.

El videpresidente de la Federación Rusa de Ajedrez, Sergey Smagin, aseguró que ese ataque es “extremadamente raro. "Hay ciertas reglas de seguridad y el niño, aparentemente, las violó. Cuando hizo su movimiento, no se dio cuenta de que primero tenía que esperar", afirmó.

Los padres del niño, no satisfechos con la reacción de los organizadores, se han puesto en contacto con la Fiscalía para depurar responsabilidades, aunque Christopher, con una férula, pudo seguir jugando el torneo al día siguiente.