El surf es un deporte de cierto riesgo, porque el mar siempre puede ser imprevisible. Una corriente inesperada, una ola incontrolable, una mala caída, un golpe contra las rocas o incluso el ataque de un animal pueden hacer que la experiencia en el agua acabe mal, aunque no es habitual que un surfista termine en un coche fúnebre...

Salvo en Malpica, una localidad coruñesa. Y no por lo bravo del mar en la Costa da Morte (el nombre en este caso le viene al pelo), sino porque un surfista que tiene un taller en el que repara tablas ha decidido comprarse un coche fúnebre para transportarlas. La imagen es bastante inusual, con la característica silueta de esos alargados vehículos acristalados para que se puedan ver los féretros, pero en el caso del coche del surfista lleva tablas de colores en lugar de cadáveres en ataúdes.

Según ha explicado el propietario, Víctor González, a La Voz de Galicia, el coche le costó sólo 300 euros, un auténtico chollo que se debe a que esos vehículos tienen una complicada venta cuando termina su vida funeraria. Comprar una furgoneta usada para transportar las tablas le habría supuesto, asegura, un mínimo de 6.000 euros. Así que se lanzó a adquirirlo, provocando que los habitantes y visitantes de Malpica se topen con el coche fúnebre cada dos por tres en una más que curiosa estampa.

Eso sí, tanto le ha gustado su nuevo vehículo, que compró con 118.000 kilómetros, que ha decidido usarlo como coche particular, e incluso, según ha anunciado a Noticias Cuatro, se plantea colocar un colchón (espacio tiene de sobra) para poder pernoctar en él en sus escapadas. Hay quien en las redes sociales ya lo ha bautizado como R.I.P. Curl, como el nombre de la marca de ropa surfera. Para más inri (nunca mejor dicho) el coche va rotulado con el logo de la empresa Maldita Surfboards, en el que la 't' de Maldita está escrita al revés...

No es el primer vehículo funerario que se utiliza como coche particular, ya que tras hacerse viral la foto en X (antes Twitter) varios internautas han asegurado haber visto casos similares en Oviedo o en Burriana (Castellón). Y tampoco es tan extraño que un vehículo profesional se transforme para utilizarlo en la vida diaria. Ya se han visto unos cuantos ejemplos de personas que compran una ambulancia que ya no tiene uso sanitario y la camperizan.

También los hay que convierten un autobús en una caravana o que incluso adquieren un camión de bomberos para convertirlo en una casa sobre ruedas, siempre quitándoles los distintivos que pudieran llevar a confusión al resto de conductores y peatones.