La cantidad y calidad de las estaciones de montaña y esquí del Pirineo de Lleida son atractivos de primer orden en los meses más fríos del año. Pero además, la demarcación aglutina una variada oferta de experiencias y actividades para disfrutar con los cinco sentidos, desde el propio paisaje natural hasta la gastronomía, la cultura y el arte. Todo lo cual le convierte en un destino turístico privilegiado tanto para amantes de la aventura como para quienes buscan un entorno relajante.

Con 11 estaciones de esquí y montaña, el Pirineo leridano brinda unos escenarios únicos para la práctica del esquí alpino, nórdico y de travesía, así como para el freeride, el surf sobre el tupido manto blanco caído del cielo o las raquetas de nieve. De ahí que el sector de los deportes de invierno sea un motor económico de los valles de montaña, y todo ello bajo criterios de sostenibilidad, aplicando medidas de descarbonización y una mejor gestión del agua, junto con acciones de valoración, preservación y promoción de su capital natural.

Esquí de travesía en Coll de Caldes.

Esquí de travesía en Coll de Caldes. Jordi Rulló

Por méritos propios en relación con la nieve de sus montañas, Baqueira Beret se ha convertido en un referente estatal y europeo en cuanto a deportes de invierno, con el esquí alpino a la cabeza. En su 60 cumpleaños, la estación ubicada entre la Val d’Aran y el Pallars Sobirà se erige como un oasis de nieve para quienes buscan perderse en la inmensidad. Complementa su oferta deportiva con experiencias gastronómicas de alto nivel en sus pistas y con todos los servicios que se puedan necesitar junto a sus remontes. Este año acogerá de nuevo una prueba del Freeride World Tour con los mejores corredores de esquí y de surf sobre nieve y, por primera vez, organiza la Copa de Europa FIS de Eslalon en el Stadium de Beret. De esta forma pone su nombre en el mapa internacional.

En la Alta Ribagorça, la estación de Boí Taüll ofrece la cota esquiable más alta del Pirineo, con la cima del Puig Falcó (2.751 metros). Es un escenario perfecto para el esquí de travesía y el freeride, con distintos itinerarios señalizados. Esta temporada volverá a situarse en el calendario internacional deportivo, con las pruebas de esprint y relevos mixtos de la Copa del Mundo de esquí de montaña ISMF, disciplinas que serán olímpicas en los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina d’Ampezzo 2026.

Para familias y grupos de amigos son ideales las instalaciones de Espot y Port Ainé, en el Pallars Sobirà. Allí confluyen la tradición de los deportes de aventura –con pista de tubbing en la primera– en un entorno privilegiado y rodeado de un patrimonio cultural y humano de incalculable valor. Ambas estaciones de montaña promueven durante la temporada talleres de educación ambiental y acciones para proteger el medio ambiente y luchar contra el cambio climático.

Esquiador deslizándose por las pistas de Port Ainé. Jordi Rulló

También en el Pallars Sobirà, la estación de Tavascan, en el término municipal de Lladorre, hará las delicias de los más aventureros. Se trata de una de las más familiares del Pirineo, con el refugio de la Pleta del Prat como punto de partida de un buen puñado de excursiones de alpinismo invernal. Aparte de circuitos de esquí alpino, posee 14 kilómetros de pistas de esquí nórdico.

Por su parte, la estación de Port del Comte, en el Solsonès, es un reino blanco para las familias y uno de los motores turísticos del valle de Lord durante el invierno. Este complejo turístico invernal, el más austral de Cataluña, ofrece gran variedad de pistas.

Las estaciones leridanas que forman parte de la Mancomunidad Tot Nòrdic están ubicadas en las cabeceras de valles idílicos enmarcados en las comarcas de la Cerdanya, el Alt Urgell y el Pallars Sobirà. En concreto, los circuitos de Lles de Cerdanya, con la estación de Aransa, brindan el mayor espacio para la práctica del esquí nórdico en Cataluña, con unos 70 km de pistas.

El esquí nórdico es protagonista igualmente en la estación de Tuixent - La Vansa. En la cara norte del macizo del Port del Comte, en la vertiente del Alt Urgell y con unas magníficas vistas al Pedraforca y la sierra del Cadí, ofrece circuitos de todos los niveles para esta modalidad.

En cuanto a Sant Joan de l’Erm, en el Alt Urgell y dentro del Parque Natural del Alt Pirineu, es un santuario de calma rodeado de espectaculares bosques de abetos, abedules y pinos negros. Desde el refugio de la Basseta nacen rutas para perderse en medio de los ruidos del bosque invernal.

En el Pallars Sobirà, las pistas de Virós-Vallferrera transcurren por parajes de gran interés natural. El refugio del Gall Fer proporciona durante todo el año descanso, buena comida y vistas panorámicas desde el Montsent de Pallars hasta el Pui de les Ares, en la Val d’Aran.

Quesos en la Fira Sant Ermengol de La Seu d'Urgell. Iolanda Sebé

Singular escenario natural

Más allá del disfrute en la nieve, el invierno es la época perfecta para contemplar con calma paisajes de postal teñidos de blanco en el Pirineo y las Tierras de Lleida. Guías y empresas especializadas ofrecen rutas guiadas por los senderos más bellos del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici o de los parques naturales del Alt Pirineu y del Cadí-Moixeró, paraísos naturales de excepcional belleza.

Asimismo, un lugar excelente por la conservación de la biodiversidad natural y de la diversidad cultural es la Val d’Aran, reconocida recientemente como Reserva de la Biosfera de la Unesco. En la misma línea, el Pirineo y las Tierras de Lleida han recibido el reconocimiento Biosphere Gold Destination, otorgado por el Instituto de Turismo Responsable.

Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Oriol Clavera

Otro de los reclamos destacados de Lleida es el astroturismo. En este sentido, la sierra del Montsec se erige como una de las mejores zonas de observación de estrellas de Europa. En concreto, el Parque Astronómico del Montsec, en Àger, permite contemplar el cielo nocturno leridano en su máximo esplendor.

Un plus de diversión suman los agradables paseos en bicicleta por la llanura de Lleida, descubriendo la hospitalidad de los pueblos. Entre las mejores rutas de la zona se encuentran las que recorren el entramado que dibuja el Canal d’Urgell, así como las que rodean el Estany de Ivars i Vila-sana, un lugar clave para amantes de la naturaleza y la fotografía, especialmente de aves. Las comarcas del Pallars Jussà y la Noguera también contienen una red de rutas y caminos de BTT para todos los niveles.

Oleoturismo en bicicleta por Les Garrigues. Fresca Films

AVENTURA PARA LOS CINCO SENTIDOS

En invierno, la demarcación de Lleida es un destino magnífico para las personas que buscan un turismo de bienestar con objeto de relajarse, someterse a tratamientos termales en centros especializados o entregarse a una inmersión sensorial en la gastronomía local.

A la hora de descansar, hoteles, casas rurales o campings en contacto directo con la naturaleza aseguran una estancia confortable al visitante. Y de reponer fuerzas se encargan restaurantes de gran tradición y encanto, que hacen gala de la riqueza de la cocina y los productos leridanos, como carnes, embutidos y quesos.

El vino y el aceite, productos estrella de las comarcas del llano, tientan con rutas y visitas guiadas, con especial mención a las experiencias vinculadas con el enoturismo y el oleoturismo. En Les Garrigues, el aceite de oliva cuenta con un sello D.O.P. propio y las bodegas de la D.O. Costers del Segre y la Ruta del Vino de Lleida acompañan al visitante en un viaje lleno de aromas, sabores y experiencias en sus instalaciones.

Por último, la visita a Lleida requiere sumergirse en su cultura y patrimonio a través de museos como el nuevo Morera, el de los Vestidos de Papel de Mollerussa o los ecomuseos Çò de Joanchiquet o de los valles de Àneu, entre otros; de castillos tales como el de Florejacs, el de Les Pallargues o el de Vicfred; y de iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad en el valle de Boí, sin olvidar la imponente Seu Vella, que dibuja el perfil urbano de la capital.

Tal riqueza cultural y gastronómica favorece un turismo consciente y sostenible, que espera a ser disfrutado en cualquier momento.

Pueblo de Taül, con su famosa iglesia románica. Oriol Clavera