Ya comenzado el nuevo curso, sin las restricciones y medidas de distanciamiento social impuestas por la pandemia, es previsible que los piojos vuelvan a invadir las aulas y, nunca mejor dicho, a convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para los progenitores.

Según el IX Estudio CinfaSalud: “Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis”, realizado en 2019 y avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), uno de cada diez padres y madres de la Comunidad Foral (11,1%) cree que tener piojos afecta emocionalmente a sus hijos y el 37,5% siente que les afecta a ellos directamente.

Es decir, más allá de los síntomas físicos, el impacto psicológico de la pediculosis es considerable, sobre todo en las madres, los progenitores más jóvenes y familias con niñas o hijos/as más pequeños. Según Julio Maset, médico de Cinfa, “esto pone en evidencia la necesidad de normalizar la pediculosis en la sociedad como un problema más de salud, fácilmente atajable y en absoluto vinculado al pelo sucio, para ahorrar angustias innecesarias”.

A nivel global, la mayor preocupación de los padres y madres españoles ante los piojos es el picor y las molestias que estos generan (35,2%), seguida de la posibilidad de que pueda contagiarse el resto de la familia (17,3%). Otras inquietudes son el riesgo de transmisión de enfermedades (16,9%) –pese a que los piojos no son transmisores de patologías–, el “jaleo” que implica el tratamiento (14,4%), la repulsa que generan los piojos (8,5%) y el estigma que el tener estos parásitos pueda suponer para sus hijas e hijos (7,6%).

Miedo al estigma

“Como confirma la investigación, la desinformación y las falsas creencias acerca de la pediculosis siguen estando muy extendidas. Por ejemplo, uno de cada cuatro progenitores españoles con niños en edad escolar (24,7%) sigue creyendo erróneamente que los piojos están relacionados con una falta de higiene, lo que lleva a algunos padres y madres a temer que traten a sus hijos de diferente manera por tener piojos. Este miedo al estigma y la vergüenza es, de hecho, uno de los principales motivos que conduce a no cumplir con la responsabilidad de notificar al colegio la presencia de piojos en el hogar, lo cual aumenta la gravedad de un problema que, bien gestionado, podría solucionarse rápida y eficazmente”, explica el doctor Maset.

Para evitar la propagación de estos parásitos, los expertos de Cinfa recomiendan hablar de ellos sin tabús y tratarlos cuanto antes para eliminar el problema mediante una serie de consejos.

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En la web cinfasalud.cinfa.com y de la mano de los expertos médicos de Cinfa, puedes encontrar claves para la prevención y el cuidado de la salud de los más pequeños y de toda la familia.

¿Cómo ganar la batalla a los piojos? Decálogo para padres y madres

1. Conoced bien a vuestro enemigo. Para eliminar los piojos de una manera eficaz, es necesario desterrar los falsos mitos sobre ellos. Por ejemplo, hay que saber que ni vuelan ni saltan, sino que se desplazan rápidamente de un pelo a otro y que su presencia no está relacionada con una higiene deficiente.

2. Ante todo, precaución. Si se notifican casos en vuestro entorno, revisad las cabezas de vuestros hijos con una lendrera regularmente, usad repelente y concienciadles de la necesidad de evitar el contacto de cabeza con cabeza y de no intercambiar prendas u objetos personales.

3. Aprended a pasar la lendrera correctamente. Ha de pasarse mechón a mechón y de abajo arriba, haciendo especial hincapié en la nuca y detrás de las orejas, así como en la zona del cabello a tres o cuatro milímetros de la raíz.

4. Si confirmáis que hay piojos, avisad al colegio. Los padres y madres han de asumir sin dilación su responsabilidad de informar a los maestros, monitores u otros educadores de la presencia de piojos en su hogar, para que a su vez alerten al resto de alumnos.

5. Elegid el tratamiento adecuado. Si no tenéis claro cuál es, consultad al farmacéutico la mejor opción para vuestro hijo. También puede ser necesario pedir consejo al pediatra si sufre dolencias dermatológicas, asma o tiene menos de dos años. Si la revisión con lendrera no ha confirmado la infestación, recurrid a un repelente, pero nunca a un pediculicida.

6. No confiéis en tratamientos caseros. Por una parte, la eficacia pediculicida de sustancias como la mayonesa, el aceite de oliva, la mantequilla, o la vaselina es nula o no está demostrada. Por otra, el alcohol o el queroseno, además de irritar el cuero cabelludo, son tóxicos e inflamables. El vinagre puede ayudar a despegar las liendres, pero no es capaz de matar al piojo.

7. Seguid al pie de la letra las instrucciones del fabricante cuando uséis el pediculicida. Una vez aplicado sobre el cabello seco, pasad la lendrera para retirar los piojos muertos y las liendres y, después, lavad la cabeza con el champú habitual y aclarad.

8. No utilicéis secadores. Tras el aclarado, dejad que el pelo se seque al aire libre, nunca uséis el secador, ya que el calor inactiva el efecto insecticida residual del producto y este pierde eficacia.

9. Extremad la higiene en casa. Cuando alguien en casa ha tenido piojos, los peines o cepillos deben ser lavados con pediculicidas o hervidos en agua. La ropa -incluida la de cama- y las toallas que haya usado la persona con piojos se han de lavar con agua caliente (60ºC) y/o secarse en la secadora a la máxima temperatura posible.

10. No bajéis la guardia en los días posteriores. Durante las dos semanas siguientes al tratamiento, volved a revisar con la lendrera la cabeza de vuestro hijo o hija a días alternos o diariamente. Si a los siete días seguís detectando piojos o liendres, será necesario reaplicar el pediculicida.