La pizza es uno de los alimentos más populares y vuelve locos a niños y mayores. Tiene un fuente componente social y es ideal para una comida o una cena con familia o amigos.

Este plato procedente de Italia ofrece unas combinaciones infinitas y para todos los paladares. No hay una igual que otra, ya que sobre su base de pan, tomate y queso admite todo tipo de ingredientes, desde los más saludables hasta los menos recomendables.

Podemos comprarlas en el súper o en locales especializados, pero también podemos elaborarlas en casa, una buena oportunidad para controlar la cantidad y la calidad de sus ingredientes y hacer de ellas un plato más de una dieta sana y equilibrada.

Pero, ¿por qué nos gusta tanto la pizza? Además de su componente social, la ciencia ha estudiado este producto y ha llegado a varias conclusiones. A simple vista, se trata de un alimento salado, sin embargo, el científico Kikunae Ikeda de la Universidad Imperial de Tokio (Japón) descubrió un nuevo sabor y sería el que se podría aplicar a la pizza.

Se trata del umami, que significa "sabroso". Hace referencia a esa sabrosura que tiene un alimento y que no encaja en ninguno de los sabores ya existentes (dulce, salado, ácido o amargo), sino que más bien es una mezcla de los cuatro.

Al igual que otras sustancias adictivas, el umami, también conocido como glutamato, hace que las áreas del cerebro relacionadas con la recompensa se activen y provoquen la sensación de que lo que estamos comiendo es delicioso. Es decir, es un refuerzo positivo de nuestro cerebro que hará que queramos volver a comer pizza.

Pan, tomate y queso forman la base de la pizza.

¿Es un alimento adictivo?

La Universidad Estatal de Oregón (EEUU) estableció también otro sabor, el "almidonado", y con él se describe a los alimentos ricos en almidón entre los que se encuentra la pizza. Estos bien poseen una gran cantidad de azúcares complejos o son ricos en carbohidratos.

En esta línea, un estudio de la Universidad de Michigan señaló que este tipo de alimentos que contienen muchas grasas saturadas y carbohidratos, como la pizza, son absorbidos por el cuerpo muy rápido, causan una satisfacción inmediata y tienen un efecto saciante. Además, producen dopamina, la hormona del placer, y por ello señalan que la pizza está entre los alimentos más propensos a causar adicción como el chocolate, las patatas fritas o las hamburguesas.

El queso, otro de los componentes básicos de la pizza, es también responsable de la adicción a la pizza. La culpable es la caseína, una proteína presente en todos los lácteos y que al digerirse libera casomorfinas que estimulan la adicción a este alimento.

Ya lo ves, la pizza en si misma no es un alimento dañino, pero sí lo es consumirla de forma abusiva. Puedes comerla de vez en cuando, mucho mejor si la haces tú mismo, ya que si recurres a ella con asiduidad ingerirás muchos azúcares y carbohidratos dañinos para tu organismo. Además, puedes acabar sufriendo una adicción, que como todas, sería tremendamente perjudicial para tu salud.