Reencuentro. Sí. Hoy ha sido fue eso: la plaza, en ebullición. Las peñas con sus pancartas, sus canciones, sus lemas y sus pitadas –inherentes a toda jornada en la que pueda caber un puñado de reivindicación– y toros, también, con centenario incluido. La primera cita con el ruedo ha sido este jueves en Iruña toda una fiesta porque por fin la plaza, que ha estado aguardando tranquila, ha podido gozar del lleno. De las risas, los abrazos, los bailes, las meriendas y las regadas, no se sabe si de agua o de algo con alcohol, que han vuelto para recordarnos que hay cosas, pase lo que pase, que nunca cambian. Y que la alegría, al menos en el tendido, ha vuelto para quedarse. 

La cita ha comenzado con sorpresa y un regalo muy especial para La Meca, que ha recibido de parte de la Federación de Peñas parte del vallado del encierro con los pertinentes escudos, como detalle por el aniversario. En el tendido, a las pancartas de las peñas se han sumado desde un “Fran Perea el que lo lea” hasta “Rendirse no es una opción” (dedicada a la asociación Anela), pasando por la mitra y el báculo episcopales, los sombreros de paja, las gafas de sol y las garrafas de Don Simón, con algo más que tinto de verano. Ikurriñas, barreños de bebida hasta los topes y bolsas de patatas han sido las reinas en Sol, donde han sonado desde las míticas de Barrricada pasando por 'Kalera borrokalari', y 'El Rey' (rodar y rodar) o 'Beso a Beso'. Entre tantas. También el 'Flying free' para toda una generación y 'Puede ser tu gran noche', para otra. Y la 'Chica yeyé', que nunca falla: hay canciones que ya se han convertido en un lema universal. “Es como si no hubiera pasado el tiempo. Y eso que al alcalde, que podía haber tenido unos Sanfermines tranquilicos, le ha dado por torcer la cosa un poco”, decía Iban Sanduzelai, de la Peña Sanduzelai. Maya se ha llevado una pitada –con el pertinente “UPN Kanpora”- nada más comenzar la jornada. 

También sus compañeros Ekaitz y Javi han coincidido en que era un día especial. “Teníamos muchas ganas, nosotros venimos por la txaranga”, decían. Alguno no había pasado todavía por casa, desde el Chupinazo. Hasta una cuadrilla de madrileños que se ha dejado ver por el tendido – El encarnao, El colorao, El rubio y El caramilagro, como rezaban sus camisetas– reconocían que a Pamplona, más que a ver los toros -aunque algunos, también- “venimos a divertirnos. Aquí el ambiente es otra cosa. Es diferente”, valoraban. 

Han volado confetis y ondeado pañuelos con el primer toro, además de salpicones, entre globos de Caravinagre, sombreros de Mortadelo y Filemón y las banderas que se han mezclado con pistolas de agua. “Está la cosa medio tranquila, igual que en los últimos Sanfermines. La gente se comporta”, decían desde Seguridad. Hasta que cayeron algunas gotas... Pero que todo sea eso. “Te damos mucho trabajo”, contestaban desde el tendido, entre risas. 

Ha habido momentos también para el respeto, para la plaza. Porque aunque la música de La Pamplonesa tiende a servir de nexo de unión, o a mandar cuando hace falta, entre la de las txarangas de las peñas, ha habido un espacio, con El Juli, que se ha quedado para el toreo. Para el silencio.