Camela hará bailar y vibrar con su tecno-rumba con la que ha conquistado a tres generaciones este 13 de julio a las 23.30 horas en el escenario de los Fueros. Seguro que más de uno y de una rememorará viejos y buenos tiempos.
No son unos Sanfermines cualquiera, los primeros después de dos años de pandemia. ¿Qué supone para Camela actuar aquí?
–Pues una satisfacción enorme. Son unas fiestas tan emblemáticas, y más este año, después de dos años en que no se han podido celebrar... Estamos muy contentos de poder difrutarlo con todo el mundo.
Estas fiestas permiten actuar ante un público muy diverso, por otra parte como es vuestro público, porque ‘cameleros’ y ‘cameleras’ los hay de todo tipo de perfiles.
–Pues sí. Es verdad que nuestros conciertos siempre se llenan de gente. Ytodo el mundo canta nuestras canciones... Es una experiencia muy bonita. Yo siempre lo digo, que los conciertos parece que no los hacemos nosotros, sino el público con nosotros, que es muy diferente, porque de verdad que cantan todo, y es maravilloso.
¿Cómo será el concierto de esta noche en Pamplona?
–Habrá canciones sobre todo de los primeros años, haremos un mix porque tenemos muchísimas y recopilamos un trocito de cada una, si no lo hiciéramos así sería imposible. Y por supuesto también de las últimas, y de las más emblemáticas, las que más nos piden siempre. Solemos hacer un buen repertorio y, por cómo lo acoge la gente, creo que lo hacemos bien.
Siempre habéis dicho que el cariño del público es la mejor recompensa. ¿Cuál es la clave para que ese cariño siga vivo 30 años después?
–Pues no lo sé, porque es verdad que somos un grupo de tres generaciones, y lo estamos viendo con nuestros propios ojos, porque hoy en día vemos a los niños cantando todas nuestras canciones, llorando en primera fila, porque los padres les han puestos nuestras canciones y se las saben todas. Se lo han inculcado y se ha ido transmitiendo.
Y vosotros en los escenarios, ¿seguís sintiendo la ilusión de los comienzos? Y por cierto, ¿cómo hacéis para que vuestras voces suenen como el primer día?
–Bueno, hasta hoy tenemos que dar gracias, es verdad que nos cuidamos bastante. Lo más importante para tener la voz descansada creo que es dormir bien. En eso yo me cuido. No fumo; fumé, hace mucho tiempo. Y todo ayuda. Cuando subimos a un escenario lo primero que sentimos es agradecimiento, de que 28 años después podamos seguir dedicándonos a lo que más nos gusta, la música. Eso no tiene precio.
Seguro que no imaginábais en el año 92, cuando invertisteis 200.000 pesetas en una serie de casetes para que se vendiesen a través de gasolineras y mercadillos populares, que seguiríais hoy aquí, en los escenarios, casi 30 años después.
–Claro, porque mira, cuando hicimos la maqueta no era para ponerla en venta, la hicimos para nosotros, los amigos y la familia; pero los amigos de nuestros amigos también querían el casete, y nos iban pidiendo tantos que al final se puso a la venta. Dioni y el guitarrista Juanpe tenían un amigo que tenía un puesto en un mercadillo donde vendían casetes, y este señor dijo: pues tráeme una que la voy a poner aquí. Y los puestos de al lado, preguntaban: oye, ¿quiénes son?, que yo no tengo ese casete. Fue por el boca a boca de la gente, y al final llegó a oídos de un productor que tenía una discográfica chiquitita, Producciones AR, con la que empezamos, y cuando nos llamó a su despacho teníamos un contrato de tres años encima de su mesa, algo que nunca jamás hubiéramos imaginado que nos podía pasar.
Muy diferente a cómo se abre camino hoy un grupo para darse a conocer, con Internet y las redes sociales como escaparate casi indispensable.
–Sí, nosotros vivimos una época muy diferente. Y en nuestro caso fue algo inesperado porque para nosotros la música era un hobby, nunca pensamos en dedicarnos a ello, es la verdad.
¿A qué público cameláis hoy?
–Yo creo que a todo tipo de público: de diferentes culturas, de diferentes países, de distintas edades, heterosexuales, homosexuales... todo tipo de gente. Porque es que el amor no tiene colores ni edad. El amor es universal.
Sigue siendo el sello de Camela, el amor y el desamor, a lo que seguís cantando. ¿Ha cambiado ese concepto del amor con los nuevos tiempos?
–Sí, bastante. Los jóvenes de ahora, y las canciones también han cambiado mucho, son mucho más atrevidas, mucho más sexys, y algunas un poco menos románticas.Ahora el concepto del amor es más sensual, más atractivo, digamos. La gente es mucho más atrevida. En eso sí que he notado yo diferencia. Pero bueno, el amor es amor al fin y al cabo.
‘Rebobinando’ fue vuestro último disco, en 2019; ¿para cuándo el próximo?
–Ya está grabado y saldrá en octubre. No puedo decir el título pero ya estamos ultimando el montaje y demás.
¿Va a sorprender en algo?
–Sí, siempre hay sorpresas.
¿Y qué hay de tu proyecto de disco en solitario?
–Es un proyecto con el que llevo muchos años y tengo canciones hechas, lo tengo pendiente, porque entre una cosa y otra y con tanto trabajo que tenemos, no he podido sacarlo. Tenía previsto sacarlo con Emi Music, pero sufrió un palo grande cuando Warner Music la compró, pero espero retomarlo y que pronto pueda ssalir. Es una cosa al margen, porque para mí Camela es lo primero, pero tengo que hacerlo porque ya casi nadie me cree, y con razón, desde que lo llevo diciendo... Pero bueno, saldrá algún día si Dios quiere
¿Con qué sueña Camela hoy?
–Pues es que, mira, soñar con más sería ser avariciosos. ¿Qué más vamos a pedir a la vida? Tenemos salud que es lo más importante de todo, tenemos trabajo, podemos trabajar de lo que nos gusta hacer. Y es que yo no le pido más a la vida, que la familia y los amigos estemos todos bien, y que la gente sea feliz. Ahí están todos los valores importantes.