Había ganas y muchas de volver a la Monumental de Pamplona a disfrutar de nuevo de una tarde de toros. El miedo inicial a una posible suspensión del primer festejo de estos Sanfermines se disipó a la vez que la intensa lluvia que cayó sobre la ciudad en las horas precedentes, y aunque con intervalos de lluvia débil, el cielo respetó durante la mayor parte de la corrida. La de ayer fue una jornada de reencuentros, de abrazos y de saludos en la distancia tras un largo año de espera.
También hubo momentos para la reivindicación. Una gran pancarta que colgaba de la andanada denunciaba las agresiones sexistas bajo el lema “Eraso sexistarik ez”, pero las más numerosas fueron las contrarias a la exclusión de Osasuna de la Conference League. “UEFA Mafia” y “Osasuna nunca se rinde”, entre otras banderas y bufandas mostraron que el equipo y la afición son uno, en una tarde en la que los cantos clásicos del Sadar estuvieron muy presentes
Antes de que el reloj situado frente al palco de honor marcase las seis y media, los trabajadores de la plaza, los areneros, pero también personas con otras responsabilidades, ya que no daban abasto, se esforzaban por hacer desaparecer los numerosos charcos que inundaban el ruedo. Finalmente, llegó la hora y el caos se apoderó de las zonas de sol, aunque en ese momento no se vislumbrase un sólo rayo, con todas las txarangas tocando a la vez, sin que verdaderamente se distinguiese ni una sola canción.
La recién elegida alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, hizo su aparición como presidenta del festejo taurino de ayer y fue recibida por una sonora pitada por parte de los mozos y mozas de sol, que fue respondida por una gran ovación por parte de muchos de los asistentes de sombra. Entonces sonó la Marcha para la entrada del Reino, el himno de Navarra, con lo que oficialmente se dio por inaugurada la feria del Toro de San Fermín.
A los astados de La Palmosilla les faltó fuerza, lo que poco a poco fue enfriando el ambiente de una plaza a rebosar sin ninguna localidad libre, que en un primer momento era excepcional. A partir del tercer toro salió el sol, los paraguas y chubasqueros se convirtieron en mozos sin camiseta y gente con abanico para mitigar el calor y, sobre todo, el ambiente se fue caldeando poco a poco, sobre todo, en los dos últimos toros.
No faltaron los temas de siempre interpretados por las txarangas de las peñas. El Rey fue la que más consenso tuvo a ambos lados de la plaza, pero no fue la única que puso a los mozos y mozas en pie para continuar una fiesta que irá para largo. Cuando zarpa el amor, Chica ye-ye, Oh Caroline, No hay tregua y Txus contaron con el apoyo mayoritario de la Monumental, que a falta de buen toreo, se tuvo que conformar con las ganas de fiesta.
