La música electrónica en euskera de Zetak que mezcla el folklore vasco más tradicional con melodías innovadoras de carácter electrónico arrasó este lunes, 8 de julio, en una Plaza del Castillo abarrotada en la que no cabía un alfiler. Al filo de la medianoche fue cuando Pello Reparaz, de blanco impoluto, saltó al escenario principal de los Sanfermines recibiendo una gran ovación de un público que llegaba con muchas ganas de cantar y bailar.

Las expectativas eran muy altas. No había más que echar un vistazo a la multitud que se congregó en la céntrica plaza para percatarse de la cantidad de seguidores que mueve allá donde va el músico de Arbizu. Jóvenes, muchos jóvenes, saltaban y bailaban en las primeras filas del escenario, mientras que los menos enérgicos se mezclaban con numerosas familias con niños y gente más mayor a ambos lados del kiosko. Todos esos txikis que movían los brazos a hombros de sus padres difícilmente podrán olvidar el recital.

La primera canción que entonó el público al unísono fue Nirekin Topatu Naiz, del primer álbum que lanzó Zetak en 2019. “Eta zu, tabernetan ez zaitut aurkitu…”, cantó la audiencia, a ratos incrédula ante los ‘engaños’ de Reparaz, subiendo y bajando el volumen o intercalando estrofas del tema con otros de sus éxitos. Finalmente, la canción se pudo escuchar con claridad hasta el final, cuando los oyentes se vinieron arriba y volvieron a ovacionar al cantante.

Tradición

Durante el concierto, el cantante incorporó diversos elementos de la tradición vasca. Interpretó un tema con un gorro de txatxo en la cabeza, evocando a los carnavales de Lantz, y se animó a tocar la txalaparta, llenando el ambiente con sus ritmos ancestrales. También llegó a sacar un adarra, el cuerno tradicional vasco, y lo sopló con fuerza, resonando a través de la plaza y transportando a todos los presentes a un pasado de leyenda. Cada elemento que enriqueció la música rindió también homenaje a las raíces de Euskal Herria.

En un momento del concierto, se hizo el silencio y la oscuridad, y, ante la expectación creada, sonaron los primeros acordes de uno de los temas más exitosos de Zetak: Zeinen ederra izango den. Eguzki izpiak zure itzala belarretan marrazten. Numerosos asistentes, entre gritos de alegría al escuchar una de sus canciones favoritas, comenzaron a cantar de forma ininterrumpida hasta que terminó la canción, que despertó la euforia de la plaza.

Reparaz no estaba satisfecho con el público más lejano al escenario, aquel situado a ambos lados del mítico kiosko, por lo que se vio obligado a darles un tirón de orejas para que se sumasen al resto de la plaza. “Venga, bat, bi eta hiru”, gritó el cantante, para dar paso a ese público que, entonces sí, cantó a pleno pulmón Zeinen ederra izango den. Ahora sí, con el visto bueno del líder del grupo, el concierto podía continuar.

Fue entonces cuando un cielo azul sobre Pello iluminó el escenario, y con el firmamento lleno de esperanza sobre él, los acordes de Zoriontasuna retumbaron en los cuatro lados del cuadrado que forma la plaza: “Uoh, oh-oh-oh. Zeruan irria zoruan dantza. Zoriontasuna”.

Todas las interpelaciones que Reparaz hacía al público fueron en euskera, salvo una: utilizó el castellano para pedir un aplauso a dos seguidores nicaragüenses que se acercaron hasta Pamplona para ver el concierto, agradeciéndoles que se hayan interesado por su proyecto en euskera, en un alegato a favor de la lengua vasca: “Sin el euskera no estaríamos todos nosotros aquí disfrutando”.

Hubo también momento para felicitaciones. En concreto, para que la Plaza del Castillo le cantase el Zorionak zuri a Iban Larreburu, músico de Zetak. Una vez cumplido con el trámite, el concierto encaró la recta final con otros dos de los temas que más recorrido han tenido desde su lanzamiento: Suziri bi y Errepidean levantaron, y de qué manera, el ánimo de todos los presentes.

Fue entonces cuando Reparaz bajó del escenario y se mezcló con la multitud, para interpretar Deskontrola rodeado de móviles que grababan, brazos que se alzaban al cielo y gargantas que estaban llegando a su límite tras más de una hora de concierto. Cantante y audiencia fueron uno.

'Itzulera', el clímax

El de Arbizu no tuvo suficiente con ese tema, por lo que decidió subirse en un pequeño patíbulo instalado en el centro de la plaza para darse un verdadero baño de masas. Fue ahí cuando el concierto llegó a su clímax, cuando sonaron los acordes de Itzulera, el tema que más cantaron y disfrutaron todos los presentes. Costaba encontrar a alguien que no se supiese la canción.

Ya de vuelta en el escenario, el concierto llegó a su fin con Aralarko dama, no sin antes volver a hacer un alegato en favor del euskera. “En Navarra tenemos algo tan maravilloso como el euskera, que nos regala estos momentos”, reivindicó Reparaz, despidiéndose de su fiel público al grito de “Gora gu ta gutarrak! Gora Nafarroa askatuta!”.