sELLADOS, empastes, limpiezas de boca, ortodoncia... son términos ya habituales entre los niños y jóvenes navarros, pero uno de ellos prima sobre los demás: brackets, el sistema de ortodoncia más utilizado para conseguir la alineación de la dentadura. Los llevan el 20% de los adolescentes y casi se han convertido en signo de estatus social. La variedad de problemas dentales es enorme entre los más pequeños y su solución exige en ocasiones tratamientos con aparatología, costosos -de 1.000 a 6.000 euros, los brakets-, molestos y prolongados, año y medio, normalmente. De fondo un debate con dos frentes: ¿son necesarios los aparatos por salud o por estética? ¿Debe financiarlos el Gobierno foral, como reclaman muchos padres y madres? Profesionales y familias dan su opinión sobre estas cuestiones.
"Son tratamientos muy caros, pero la ortodoncia es una prestación excluida de la financiación pública y probablemente lo estará siempre, pese a que en muchos casos no se trata de una cuestión de estética", señala el responsable del Programa de Atención Dental Infantil y Juvenil (PADI), Joaquín Artazcoz. "La ortodoncia está más extendida que hace años, el aparato se encuentra a la orden del día", subrayan desde la consulta dental de Irantzu Berasain. "A veces se recurre a ella por cuestión de estética, de hecho, hay madres que dicen: "Yo quiero que mi hijo tenga la boca perfecta", pero generalmente es necesaria porque las anomalías de posición suelen dar problemas", apuntan. "¿Es exagerado el uso de la ortodoncia: todos exageramos en el intento de estar lo mejor posible, pero los ortodoncistas son honestos y colocan aparatos cuando se necesitan, no por presión de los padres", destacan.
Carlos quintana
"Con más control, hubiéramos tenido mejor boca"
Carlos Quintana acompaña a su hija, Ainhoa, una preciosa niña de 4 años, en su visita a la clínica de ortodoncia Los Arcos-Deprit , donde le han recomendado el uso de una placa vestibular. "Tiene un problema de mandíbula conocido como cara de abrelatas, para solucionarlo debe llevar una especie de mordedor que le fuerza a llevar la mandíbula, los labios sobre todo, hacia afuera", explica este vecino de Tafalla, que se ha desplazado a Pamplona para recibir atención especializada. "Se le quedará un perfil normal, con los labios paralelos. Eso esperamos", añade.
Carlos lamenta que el tratamiento no esté financiado por la Administración. "Lo tenemos que pagar de nuestro bolsillo y el aparato, un trozo de silicona sin más tecnología, cuesta 60 euros. A eso hay que añadir las consultas, otros 60 euros. Son servicios caros", apunta. "Para mi caso particular estaría bien que lo cubriera el PADI, pero hay que estudiar la casuística... se debe tener en cuenta que el programa incluye servicios básicos", reflexiona, antes de añadir: "No es cuestión de estética, los dientes de la niña no están alineados y es un problema al comer".
Este joven padre manifiesta estar satisfecho con el PADI. "Si nosotros hubiéramos gozado de más control de jovencitos tendríamos mejores bocas. Yo tengo los dientes oscuros por tomar antibióticos, tetraciclinas. He pasado por muchas pruebas y no hay manera de aclararlos", lamenta. Carlos se felicita por los avances en el cuidado bucodental y los atribuye tanto a las iniciativas de la Administración como la actitud de las familias. "Nosotros venimos del ámbito sanitario, somos veterinarios, y estamos muy sensibilizados con la importancia de una dentadura sana. Tenemos tres hijos, y desde pequeños les inculcamos el cuidado e higiene. Los pequeños copian a la mayor, y aunque no lo hagan bien adquieren el hábito".
pilar ardanaz
"Buscamos la perfección pero es más importante la salud"
"En nuestro tiempos no era habitual acudir a revisión anualmente ahora lo hacemos incluso más de una vez. Es necesario y me parece que bien que la Administración lo cubra porque es un aspecto más de la salud. Hasta ahora el tema de la boca ocupaba un espacio vacío, pero por fin se le ha dado el lugar que le corresponde", explica Pilar Ardanaz. Su hija, María, de 9 años, lleva aparato. ¿Por estética o por necesidad? "Por las dos razones, pero el plano estético ocupa un segundo lugar. La niña tenía las palas un poquito metidas y cualquier golpe le podía romper los incisivos", dice. "En la ortodoncia se prima en algunos aspectos el tema estético, pero hay que recurrir a ella en caso de problemas funcionales. Buscamos la perfección, también en la boca, esas sonrisas de Hollywood, pero es más importante la salud".
"Es un desembolso muy importante para las familias y no estaría mal que la Administración, si es necesario por salud, diera algún tipo de ayuda. Tengo un hijo con brackets y nos vamos casi a los 4.000 euros. Es mucho dinero".
maría josé azcona
"En Francia está financiado por el Gobierno y cuesta la mitad"
A Sofía, de 13 años, le han puesto los brackets hoy. "Me molestan mucho pero me tienen que juntar los dientes porque tengo la boca pequeña". Deberá llevarlos un año, pero se considera afortunada. "Hay gente que los lleva más tiempo así que estoy contenta". A diferencia de lo que sucedía hace años no le traumatizan esos hierros en su boca. "Los lleva todo el mundo, en mi clase la mitad, así que no me importa", dice risueña.
"El Gobierno debería ayudar más. Yo tengo mucha relación con dentistas franceses y allí esto entra en la Seguridad Social, además, es bastante más económico, cuesta la mitad. Por supuesto la estética es importante, que esté guapa, pero en este caso no le bajan los colmillos y necesita cuidarlos", asegura su madre, María José Azcona.
Aparato. Ainhoa Quintana, de 9 años, en la foto con su padre, Carlos, tiene cuatro empastes y ahora debe llevar aparato. "Es importante para tener bien los dientes y la mandíbula, que a veces me molesta al comer. Me lavo los dientes tres veces al día porque me dice el aita y en la ikastola", explica.
Empastes. A Alba Fernández, 7 años, le están haciendo empastes preventivos. "Me pincharon el otro día, pero no me hicieron daño", explica valiente. El día previo a la consulta el ratoncito Pérez le dejó dos regalos: "Se ha debido confundir y me ha dejado unos dientes de vampiro y un micrófono".
Higiene. María, de 9 años, es una niña responsable: "Me lavo los dientes después de cada comida, no tienen que andar detrás de mí", dice. Lleva parato y su hermano brackets. "No me suele molestar, además sé que es bueno para mí", explica abrazada a su madre, Pilar Ardanaz.