DOÑA Errata, prima hermana de don Error y de doña Metedura de Pata, habita en lo más profundo y particular de cada uno, a pesar de aborrecida estrecha e indisolublemente unida a todos los humanos (errare humanum est) y muy en especial a nosotros, enganchados al teclado y la estilográfica, y víctimas del apremio y de la prisa. El balance anual acostumbra de por sí a ser generoso, siempre abundante junto a la salida de tono, la bellaquería y el disparate, que parece oportuno cosechar en este día que dicen de los Inocentes.
¿Oíga, la salida? La salida por la entrada, que aún no hemos solucionado la avería, a pesar de que ya estuvo el périto, con acento, y es que andan ahora estos gremios un tanto traspuestos, que nos largó una dolorosa elegante ("Por ir y no hacer nada: 12 euros"), consta documentalmente y de su puño y letra. Será cosa de la pandemia esta, la de la crisis, y la de la materia prima, como asesoró aquel constructor a sus operarios apremiándoles a que colocaran "cueste lo que cueste, lo más barato". (Desprendido que era el hombre).
Apenas en el primer mes y sin mucho excavar ya se encontró allá por do cae Cordovilla la pepita de oro del gran filón, domingo a 31 de enero de 2010, "han transcurrido 365 días del año", que fueron bastantes los que, creyéndolo, se mesaron desesperados los cabellos presas del terror a otras navidades de VISA y vilipendio. Cuentan mucho antes, del fenomenal escándalo y la gran bronca consiguiente que montáronse a cuenta de la referencia a la visita al palacio episcopal de la virtuosa doña Pura (con erre), víctima del despiste del teclista de turno, maltratada (con te, en lugar de erre) en los papeles, máxime en audiencia ante su eminencia, que encima hace pareado.
Hasta el mejor escribano echa un borrón, y a la (...) más cara se le escapa un pedo ("se me habrá caido", dicen las señoras-bien) y quieras que no, todos estamos sometidos a la dictadura de la errata y del error, supónese que tan imprevisto como involuntario. El mismo Ohian Larretxea, de afición cortador de troncos, clasificado en la semifinal de una nueva modalidad de deporte rural vasco, la aizkolariaklumbalgia a disputar quizás en exclusiva por quienes habían "cogido un aire" o sea, un pasmo.
El sexo tira al monte
Es que van provocando...
Y luego pasa lo que pasa. Sin ir más lejos, desde la localidad gaditana de San Roque informan de la muerte de una vaca a causa de la deplorable actitud de un burro que intentó someterla por las buenas. La crónica dice que el asno accedió a una propiedad ajena pero contigua "con intenciones deshonestas" y aterrorizada ésta (la vaca) en su huida, tropezóse en un terraplén, despeñóse y matóse.
El apenado dueño (de la vaca) exige reparación al Ayuntamiento dueño (del asno) pues dice que éste (el asno) accedió a su finca "acosando sexualmente" (a la vaca), mientras un munícipe defiende a la institución y afirma que "fue la vaca la que provocó al asno". En defensa (de la vaca) explica el corporativo que "se trata de un burro joven, con mucha fuerza, y claro, al salir la vaca completamente desnuda, con las tetas al aire, pues igual el animal (el burro) se salió de madre y embistió". Acaba la reseña indicando que ahora "serán los servicios jurídicos del Ayuntamiento los que tendrán que decidir si hubo realmente acoso sexual por parte del burro", lo que nos parece justo. Por más que, en defensa (que también merece) de la presunción de inocencia de nuestro congénere (el burro) consta la evidencia de la falta de respeto del concejal, al asegurar que "embistió" (el burro) lo que equivale poco menos que a acusarle de cornudo. ¡Hombre, tampoco es eso!
Suplantación y amenaza
Cantinflas y el que salte
Y pues en esta misma casa, donde tampoco somos ajenos, se conserva prueba documental del intento de suplantación de personalidad, no se sabe si de Clint Eastwood a Mario Moreno o viceversa, de Cantinflas a Harry el Sucio, esta vez en su intento de Fuga de Alcatraz y es que ya se dice que en el mundo de la farándula hay eso, mucha envidia, pero que mucha.
El caso es que en la reseña de La fuga se cuenta que "Cantinflas tiene que hacerse cargo de su ahijado cuando éste queda huérfano", que, por cierto se llama Chavita, pero (ésto ya no se dice) resulta que pasaba por allí el alcaide de la prisión, que andó (anduvo, burro, anduvo) un tiempo con la Belén Esteban y estuvo metido en el asunto Gürtel (de esto Rajoy dice que nada de nada), y Garzón (Baltasar, que viene el día 5), y que Jose Mouriño le prometió (no sé seguro, me parece que esto hoy no tocaba...)
Y como broche de oro, la racial amenaza, digna de figurar en los más loables y dorados anales cervantinos. Si una afamada locutora de la radio pública permite, y sin cortarse, decir que un médico es proclive (que tiene tendencia o inclinación hacia una cosa, generalmente negativa) a cometer errores, deberemos convenir que esto es lo que hay y que, casi seguro, el año que viene tendremos más.
El 28 de diciembre (hoy), todo el mundo (bueno, casi todo) salía(mos) con la mosca detrás de la oreja y con el rabillo del ojo avizor sobre la espalda, no fuera que de pronto advirtieras las sonrisitas ajenas y más de un dedo apuntando(te). Y lo del muñequito de papel no era nada para lo que se gastaba en un más de un caso, y de dos. El llamado día de los Santos Inocentes recuerda un episodio del cristianismo, según el cual el rey Herodes mandó matar a todos los menores de dos años nacidos en Belén con el fin de librarse del recién nacido Niño Jesús. En esta jornada, en el mundo hispano, es (antes más) costumbre gastar bromas de todo tipo, algunas de que se tiene noticia de las más brutas por cierto. En algunas zonas de América (dicen) no se debe prestar nada en este día, ya que el que lo pide y recibe es libre de devolverlo o no, una afirmación que, al menos en estos tiempos, más vale ponerla en cuarentena antes de creérsela. Como muchas otras, es costumbre en peligro de extinción. ¡Y es que algunas...!