pamplona. La fiscalía dijo apelar "a la razón" del jurado "y no a los sentimientos". Y explicó que si se aceptara que "puedes matar porque tienes miedo al ser atacado, entonces, sobramos todos, la Justicia, los jueces...". Así concluyó su alegato la fiscal del crimen de Arróniz, en el que se juzga a Ricardo Mauleón Heredia, de 72 años, acusado del homicidio de su cuñado, Felipe Osés Ajona, de 54 años, al que mató en el transcurso de un enfrentamiento familiar en marzó de 2008. La fiscal quería exponer que "uno no se puede tomar la justicia por la mano" y por ello pide una condena de cinco años de prisión. Su petición final, que contempla la eximente incompleta de miedo insuperable y las atenuantes de confesión y reparación del daño (se ha indemnizado al único hermano que reclama), supone una rebaja respecto a los 7,5 años que solicitaba de inicio.

El Ministerio Público fue especialmente didáctico al tratarse de un juicio con jurado popular, ciudadanos legos que responderán a partir de hoy al objeto del veredicto. De hecho, en su conclusión, la fiscal instó al jurado a que condenara al acusado en los términos que ella planteaba pero se mostró favorable a que se le concediera un indulto. Por lo tanto, no se opone a que el procesado eluda la prisión gracias a esa medida de gracia y reparación moral. "Su conducta se merece un reproche", dijo la fiscal del acusado, "pero informaremos a favor de un indulto. Ricardo Mauleón tiene que ser condenado, pero no es justo que lo sea a 10 o 15 años de prisión porque se vio envuelto en una situación que ningún ser humano merece".

no a la legítima defensa La fiscal modificó su escrito en el sentido de que no aprecia que se produjera una legítima defensa, ya que la víctima "ya había terminado su agresión (cuando fue golpeado ya no portaba la piqueta con la que entró en la casa, ya que la había perdido al caerse por las escaleras) y estaba tumbada mientras que el acusado estaba de pie golpeándole con una azada". Sin embargo, sí introdujo la eximente incompleta (lo que reduce la pena en una proporción importante) del miedo insuperable, debido al pánico que infundía el fallecido en su cuñado, Ricardo Mauleón. Planteó la eximente como parcial y no total porque a su juicio, el acusado "no había perdido la razón, no tenía anuladas sus facultades y podía haber salido a pedir ayuda. Pero decidió tomarse la justicia por su mano y matar a su cuñado". Además, la fiscal introdujo una novedad, que la agresión se ejecutó en dos momentos distintos, y se basó para ello en el estudio de la policía científica que resolvió que los golpes se produjeron tanto con la puerta cerrada como abierta, y en el testimonio de una vecina, que declaró que había visto al acusado entrar y salir del garaje antes de pedirles ayuda.

La policía también se equivoca La defensa cuestionó esta última tesis: "La puerta no estuvo abierta en absoluto. Si hay manchas de sangre en la puerta es porque la azada está llena de sangre y salpica, o porque el propio acusado estaba lleno de sangre; y la vecina, al salir, sólo le vio dudar y entrar un segundo a casa". El abogado defensor, Ángel Ruiz de Erenchun, recordó que la Policía Foral, "del que he sido profesor", "se equivoca, como todos los seres humanos". Y para ejemplificarlo, recordó el caso de los detenidos en Barbarin por la desaparición de la vecina de Urbiola María Ángeles Germán. "Se equivocaron con un cliente nuestro que estuvo cinco días incomunicado por un informe de la Policía Foral en el que se creía investigar un homicidio y se demostró que había sido un accidente de circulación".

El abogado defensor plantea las eximentes completas de legítima defensa y miedo insuperable y solicita la libre absolución de su patrocinado o una condena alternativa de 8 meses de prisión, ya que contempla las atenuantes de confesión, reparación del daño y dilaciones indebidas. Respecto a la legítima defensa, el letrado expuso su desacuerdo con que la agresión del fallecido hubiera terminado cuando el acusado le golpeó y señaló que si pudiera existir un exceso intensivo era porque "el acusado tenía miedo a perder la vida y se quiso defender. Ricardo no merece que un tribunal le diga que cometió un homicidio intencionado, lo hizo por salvar su vida".

Por último, apuntó que el miedo insuperable viene dado por la situación en la que se vio envuelto el acusado, con su cuñado, "de 120 kilos, trastornado, tenía poco respeto por su propia vida y que le amenazaba de muerte mientras subía por las escaleras con una piqueta". Eso "asusta al más pintado, a ver quién tiene tranquilidad ahí".