Donostia. El principal sospechoso por el asesinato de Amaia Azkue recorrió a pie las calles de Azpeitia el mismo día del crimen y, tras sacar una importante suma de dinero en una céntrica entidad bancaria de esta localidad, regresó a Zarautz, según fuentes de la investigación. La Ertzaintza realiza estos días un pormenorizado cribado de los vecinos de Urola Kosta cuya desaparición haya podido ser denunciada, e investiga su posible vinculación con el asesinato. Estrechar el cerco se ha convertido en un asunto de máxima prioridad y la Unidad de Investigación Criminal cuenta estos días con refuerzos de Álava y Bizkaia.

El cadáver de Amaia apareció en aguas del embalse de Ibai-Eder el miércoles pasado. La mujer fue víctima de una brutal paliza que le llegó a provocar la rotura del cráneo, según reveló la necropsia. El asesino se llevó el bolso y el teléfono móvil de Amaia, y el mismo día del crimen accedió a una céntrica entidad bancaria de Azpeitia para retirar una importante suma de dinero. Unas cámaras de seguridad habrían grabado a este varón, que iba pertrechado con una visera. Las imágenes no son suficientemente claras, aunque la Ertzaintza ya podría manejar el perfil del asesino.

El cuerpo sin vida de Amaia, madre de dos niñas y muy conocida en Zarautz, fue hallado por unas vecinas de Azpeitia en la tarde del miércoles, 18 de marzo. La víctima había desaparecido unas cuatro horas antes, después de tomar un café con unas amigas y realizar unas compras en Zarautz. Tras el hallazgo del cadáver, la investigación se centró en la localización del vehículo de la víctima por las enormes pistas que pudiera aportar. Se trata del coche presuntamente utilizado por el asesino para llegar hasta el embalse de Ibai-Eder.

El Meganne gris familiar fue localizado el viernes pasado, hace hoy una semana, en las inmediaciones del Santuario de Loiola. Los bajos del vehículo estaban manchados de barro. Al parecer, el utilitario contiene numerosas huellas que están siendo analizadas. La Policía Científica ha tomado muestras de ADN que están siendo cotejadas. El coche de la víctima utilizado por el asesino fue hallado a las 12.30 horas del viernes día 18, es decir, dos días después del hallazgo del cadáver.

Al parecer, el autor de la brutal agresión no puso tierra de por medio las horas siguientes al crimen. La Policía sospecha que ese mismo día, el asesino se encontraba en Zarautz, adonde habría regresado desde Azpeitia tras cometer el crimen. A las 19.00 horas del día 18, agentes de paisano acordonaron la calle Mayor de la localidad costera para recabar pruebas y tomar las huellas dactilares en un cajero presuntamente utilizado por el principal sospechoso. Los agentes han analizado las imágenes captadas por esta entidad bancaria. La Ertzaintza investiga los movimientos que el asesino ha podido realizar desde entonces.

Conocimiento del lugar Fuentes consultadas consideran extraño el proceder del asesino, de quien se sospecha que conocía bien la zona del embalse de Ibai-Eder. Este periódico se ha desplazado esta semana al lugar donde apareció el cuerpo sin vida de Amaia, y acceder hasta el punto donde fue arrojado el cadáver no resulta tarea sencilla para una persona que no conoce el paraje.

Sin embargo, a pesar del supuesto conocimiento del lugar, causa cierta extrañeza la hora en la que se producen los hechos, en torno al mediodía. "Es una zona muy frecuentada", observan buenos conocedores del lugar, que no comprenden el riesgo al que se exponía el asesino al librarse del cuerpo a una hora tan concurrida. Un modo de actuar así podrá encajar con una persona conocedora del lugar, aunque presa de una enorme excitación por la brutal secuencia de los hechos.

El cuerpo de Amaia apareció en ese mismo pantano, atada de pies y manos, con fuertes traumatismos en la cabeza y la cara que causaron su fallecimiento. En las inmediaciones del lugar los agentes hallaron una pistola de balines y diversas vestimentas. La Ertzaintza comprobó que las rodaduras del vehículo empleado para desplazar el cuerpo llegaban hasta la misma orilla del embalse. Vecinos del barrio Aratz-Erreka de Azpeitia, a unos kilómetros de este escenario, aseguraron haber visto ese mismo miércoles a un varón lavándose las manos y desprendiéndose de varios enseres del vehículo utilizado.

La investigación del caso sigue bajo secreto de sumario y los rumores en torno a lo sucedido no han cesado desde entonces. El alcalde de Zarautz, Jon Urien, reclamaba el pasado fin de semana en declaraciones a este periódico "paciencia" a la espera de que se detenga al asesino, un llamamiento al que ayer se sumó el Consistorio de Azpeitia.