DONOSTIA. Según el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, los hechos sucedieron sobre las 10:00 horas del 5 de marzo de 2010, cuando el acusado fue sorprendido por una dotación de la Ertzaintza en las inmediaciones de una gasolinera de esta localidad con los cuatro primates encerrados en tres jaulas de plástico, dentro del turismo BMW en el que viajaba.
El Departamento vasco de Interior explicó en su momento que este hombre transportaba los monos, que suelen medir entre 14 y 18 centímetros, en "pésimas condiciones sanitarias" dentro de jaulas introducidas en una bolsa de deporte, entre prendas de ropa.
En el coche fueron identificados dos varones de nacionalidad británica, uno de los cuales, el ahora acusado, dijo ser el propietario de los animales, aunque no pudo aportar ninguna documentación o certificado al respecto.
Éste aseguró asimismo ser dueño de un "centro de recuperación de especies" en una localidad de Granada y afirmó que en esos momentos se dirigían a Gran Bretaña para reproducir los animales con otras especies.
Al comprobar que el transporte de los cuatro monos era inadecuado, los agentes procedieron a la incautación de los animales y a la apertura de diligencias por un posible tráfico ilegal de animales exóticos.
Los pequeños simios fueron entregados en el centro de recuperación de especies "Arrano Etxea", situado en el monte Igeldo de Donostia, cuyos especialistas confirmaron el pésimo estado de salud en el que se encontraban.
El documento del Ministerio Público explica que estos simios monos pertenecen a una especie "incluida en el Reglamento 318/2008 CE como en peligro de extinción" y aclara que el procesado los trasladaba, presuntamente, sin que ninguno de los animales dispusiera de chip identificativo ni el correspondiente "certificado individualizado CITES)".
El texto aclara que el procesado había trasladado por carretera a los cuatro titís desde Huéscar (Granada) hasta Gran Bretaña, pero tuvo que regresar "al no disponer de la documentación necesaria para el transporte y comercio" de estos especímenes.
Por este motivo, se vio obligado a atravesar Francia nuevamente de regreso a la península, si bien agentes de la Ertzaintza lo interceptaron cuando se disponía a regresar a la citada población andaluza.
La Fiscalía considera que estos hechos son constitutivos de un delito contra la flora y la fauna silvestres por los que reclama un año y ocho meses de reclusión para el imputado y que sea inhabilitado para el ejercicio del derecho a cazar y pescar, así como para ejercer cualquier actividad relacionada con la explotación zoológica durante el tiempo de la condena.
Además, solicita que se deduzca testimonio de esta causa al Juzgado Decano de Motril (Granada) por si se hubiera podido cometer un delito de desobediencia por un posible "incumplimiento de órdenes administrativas".
Se da la circunstancia de que la Guardia Civil ya localizó en el cortijo de este hombre en Huéscar (Granada) a 50 animales exóticos que carecían de cualquier tipo de documentación que acreditara su pertenencia, entre los que se encontraban 20 primates.