Restricciones en los países de origen reducen la presencia de menores acogidos en Navarra
265 niños y niñas de cuatro países disfrutan del verano con unas 250 familias navarras Una ley rusa, el cambio de la directora de un orfanato letón y pegas en la embajada guineana impidieron venir a otros 73
PAMPLONA. A finales de abril de este año estaba previsto que 338 menores, procedentes de África, América y Europa, pasaran el verano en localidades navarras, sobre todo en Pamplona y su Comarca. Pero, destinos de la vida, sólo han podido venir 265. Las causas son varias.
La asociación juvenil de Huarte EKHI tenía preparada la llegada de siete menores procedentes de un orfanato de Letonia, que iban a estar acogidos en siete casas de Huarte y San Adrián. Pero el cambio de directora del centro letón fue uno de los motivos por lo que al final no ha podido venir ningún niño. Aun así, se espera que para finales de agosto lleguen 10 jóvenes del mismo orfanato que se alojarán en el albergue juvenil huartearra.
NUEVA LEY RUSA Un caso similar es el de la Asociación Solidaridad Navarra Sin Fronteras. 42 familias esperaban la llegada de 42 menores de Chelyabinsk, Rusia. Pero, según cuenta Antonio Martínez de Morentin, presidente de esta asociación, "se ha aprobado una nueva ley en Rusia que, para que los menores en orfanatos puedan salir, tienen que hacerlo en grupo a campamentos, hoteles... pero no en familias como hasta ahora". De esta manera, sólo cuatro menores y un mayor de edad, acogido en Estella cada verano mientras era menor, pudieron llegar el pasado 10 de junio. Y lo han podido hacer porque la nueva ley rusa sólo afecta a menores de orfanatos; no a los que estén en familias de acogida.
Sara Belloso es una de las personas que ha podido recibir a un menor de Chelyabinsk. Se trata de Massa, una niña de 13 años que lleva 7 viniendo cada verano a la casa de Sara, en Peralta. Hasta este año, Sara y su familia acogían a Massa a través de Solidaridad Navarra Sin Fronteras. Pero en los últimos años, Massa ha estado en acogida en una familia en Rusia. Así que, como la nueva ley no le afecta a ella, Sara ha contactado con la tutora legal de Massa en Rusia para traerla este verano. Y así lo han tenido que hacer las otras tres familias que han podido acoger este verano a niños de Chelyabinsk. Belloso no entiende por qué el Gobierno de Rusia ha impuesto esta nueva ley, pero dice a modo de denuncia que "llevan muchos años poniendo excusas. Hace dos años no les dejaron venir por la gripe A. Pero mi familia y otra pudimos traer a las niñas tras ponernos en contacto con sus tutores legales".
Lo mismo le ha pasado a la asociación Villava Solidaria. Iban a venir 22 menores procedentes del sur y del norte de Rusia. Pero sólo han podido llegar 11, dos son niñas que vienen por primera vez. Pero a diferencia de Solidaridad Navarra Sin Fronteras, Villava Solidaria es una intermediaria entre las familias y otra asociación de Rusia, para así traer a los menores.
Más suerte En cambio, otras asociaciones de acogida han podido cumplir sus pronósticos. Anas (Asociación Navarra amigos del Sáhara) ha conseguido traer a los 115 niños y niñas procedentes del campo de refugiados de Tinduf (Argelia) dentro del proyecto Vacaciones en Paz. Estos niños y niñas, que están repartidos por toda Navarra, llegaron el pasado 20 de junio, y el 19 de agosto marchan de nuevo a su lugar de origen. Esta asociación lleva casi 20 años trayendo a niños de entre 7 y 12 años: la iniciativa surgió a partir de la petición de familias de acogida por parte del delegado saharaui. "Además, hay cuatro monitores a los que les corresponde venir con los niños, que están un piso cedido por el Ayuntamiento en Puente la Reina", explica José Ochoa, presidente de Anas. Estos monitores, que también vienen de Tinduf, están de apoyo para cualquier necesidad, sobre todo si del idioma se trata. Alguno de ellos fueron niños acogidos en Navarra mientras eran menores.
Arco Iris Solidario y Segunda Familia Valle de Egüés son otras de las asociaciones que han podido traer a todos los menores que tenían previstos, 59 niños y niñas huérfanos de ocho orfanatos de Ucrania y 37 del mismo país, respectivamente. Sonage (Solidaridad Navarra con Guinea Ecuatorial) también ha conseguido traer a todos los menores que en abril esperaban: 41 niños y niñas de Guinea Ecuatorial.
Paula Vigor, secretaria de Sonage, explica que "traemos niños de 5 ó 6 años porque nos aconsejan esa edad, en la que distinguen muy bien qué es pasar unas vacaciones. Ellos vienen muy conciencias de eso, y que su país, su colegio y todos sus amigos y su familia están en Guinea. Lo que supone para ellos, aparte de una mejora de la calidad en la comida y en la salud, es que tienen una familia en verano, y eso no lo tienen allí". La mayoría de estos menores son huérfanos y, aunque algunos tengan familia, ésta se hace cargo de otros menores en la misma situación, y no pueden encargarse de ellos. Así, "a la vuelta, los niños se vuelven con un montón de cosas positivas, pero sobre todo el cariño que han recibido, y por la experiencia que tenemos, eso es muchísimo más importante para ellos que el tener juguetes, una piscina... a final lo que se le queda es que tienen unos padres en Navarra que les quieren y que el verano que viene volverán. Vuelven felices", añade Vigor.
Crisis económica En Sonage han notado la crisis: hay familias que no acogen más porque se encuentran en una situación económica no muy buena y además se da una disminución gradual en las nuevas familias acogedoras. Aun así, Vigor explica que "los menores, aunque no puedan volver con la familia del verano anterior, siguen viniendo a pasar el verano; ellos no tienen la culpa y lo necesitan".
Beatriz Olite acoge junto a su marido, Jesús Mari, a una hermana y hermano mellizos desde Sonage. Son Catalina y Francisco, de 10 años y de Guinea Ecuatorial. Desde hace cuatro veranos, estos dos hermanos viajan durante dos meses a Eraso, donde residen sus padres de acogida. "Vimos el anuncio en el periódico, lo hablamos y lo decidimos", cuenta Olite, que añade que "ayudó a decidirnos que hablasen castellano". Igual que le pasa a la mayoría de las familias que acogen, para ellos el primer año fue "complicado", pero se animaron en seguir adelante porque "los momentos buenos son muy buenos y te quedas con eso. Estos años cada vez mejor", afirma Olite.
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