pamplona. Un mantel con motivos artesanales, una batista de algodón de un color difícil de encontrar, una cajita pequeña, una quesera con forma de cuña del año 1.900 con plato incluido y una lupa con puño de marfil. Son todas las cosas que durante la mañana de ayer la pamplonesa Rita Aguinaga adquirió en el II Desembalaje de Antigüedades, ubicado en Refena y celebrado a lo largo de este fin de semana.
"Empiezas a mirar en un stand y en otro y descubres objetos preciosos, hechos a mano con mucho cariño y que difícilmente encuentras en otro lugar", explica Aguinaga. De la misma opinión son los pamploneses Natalia Muñoz y José Zubikarai, a quienes les gusta visitar ferias cuando viajan a otras ciudades: "Es una divertida forma de pasar el tiempo, recordar cosas de la niñez y ver objetos que había en casa de los abuelos, oficios que ya no existen y de los que te hablaban", explica Muñoz. "Nos hemos llevado algunos detallicos, cosas que ves y que te llaman la atención", añadió Zubikarai.
José María Camps, organizador del evento, explicó que el público navarro "es entendido, acude a la feria, le gusta y sabe lo que compra". Con todo, algunos anticuarios se quejaban de la baja afluencia de gente y de ventas. "La cosa está yendo muy mal, y eso que hay muy buen género y de gran variedad. Es una feria tan completa como una buena de Madrid. El público compraría, pero está como con miedo del futuro. En otras ferias está pasando lo mismo: se espera mucha gente pero luego, no vienen tantos ", explica Félix Álvarez, que expone un enorme zapato de la talla 60 entre otros objetos. En la calle de León donde tiene su tienda eran ocho anticuarios: ahora, tan sólo queda él.
Por otro lado, Liberto Cruz, de Lloret de Mar (Girona), indica que se siente satisfecho mientras, por lo menos, le dé para cubrir los cerca de 1.000 euros que supone exponer en la feria, entre gastos de stand, alojamiento, gasolina y comidas. "Cuando menos lo esperas, te sale una venta que te salva pero, cuando hay mucha gente, a veces sólo miran", explica el anticuario. Cruz lleva varios años viajando de ciudad en ciudad con su mujer y señala que este mundo le apasiona: "Cada compañero es una enciclopedia. Aprendes mucho, pues trabajamos con un material muy diverso, y además, en estas exposiciones tenemos la oportunidad de cambiar género".
Plata, madera, cerámica, cristales... más de 35.000 artículos en una feria que estará de vuelta el próximo año.