pamplona. La influencia del tabaquismo sobre las relaciones personales, familiares y sociales es tal que el 25% de los encuestados en el estudio Understanding Extreme Smoking Behaviours confiesa haber roto una relación sentimental por no querer abandonar el tabaco, el 14% reconoce haber mentido a familiares y amigos en lo referente a su adicción al tabaco, y un 12% asegura haber evitado encontrarse con familiares y amigos en un momento determinado porque sabía que no iba a poder fumar.

La mayoría de los fumadores españoles (66%) ha intentado en algún momento dejar de fumar (la media es que lo hayan intentado al menos tres veces). El método principal utilizado es la fuerza de voluntad (55%), pero la realidad es que el fumador no está solo a la hora de enfrentarse al reto de dejar el tabaco: médicos, terapias naturales, entorno social se suman a la cruzada antitabaco.

de alarmas y publicidad En el descenso del consumo de tabaco han influido los mensajes que cada 31 de mayo lanzan buena parte de los sanitarios -que, lógicamente, no fuman-. Mensajes como que cada ocho segundos muere una persona en el mundo por consumo de cigarrillos; que uno de cada dos individuos que comienzan a fumar en su adolescencia morirá precozmente por ese hábito; que el tabaco causa patologías tan frecuentes como el cáncer broncopulmonar y de laringe, la cardiopatía isquémica y la cerebrovascular; el grave problema del tabaquismo pasivo también han calado tan profundamente entre los ciudadanos que, además, se ven cercados por las prohibiciones legales.

Frente a ello, se encuentra la industria tabaquera. La publicidad y la promoción del tabaco, insiste Plácido Gascó, se dirigen, sobre todo, a incitar a los adolescentes a que empiecen a fumar. Casi el 95% lo hace antes de los 18 años. En el Estado español, el debut es a los 15-16 años. Los datos de prevalencia de fumadores diarios en este grupo de población indican la incidencia de nuevos fumadores en la población, ya que es poco frecuente comenzar superados los 18 años.

En un reciente estudio se aprecia un descenso de fumadores entre los adolescentes respecto a las cifras que existían a finales de los 80 y principios de los 90 (un 6,47% en el caso de los chicos y un 6,96% en las chicas). Los autores del estudio consideran que el ritmo de cambio debería ser más acelerado y constante.