Incapaces de amar
Unas 60.000 personas en Navarra no pueden identificar ni expresar la emoción amorosa por un trastorno llamado alexitimia
PAMPLONA. "Los seres humanos somos capaces de sentir amor, odio, alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y emociones, gracias a un cerebro que lo hace posible, tanto estructural como funcionalmente, así como a relacionar dichos sentimientos con estructuras que hacen posible su verbalización, su materialización en forma de palabra", explica el coordinador de la sección de Neuropsicología de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Pablo Duque, como motivo de la celebración, hoy, de San Valentín. "Si se nace con alguna anomalía en zonas cerebrales que se encargan de analizar y formular las emociones o se produce alguna lesión o disfunción que interrumpa el circuito de conexión entre estructuras es cuando se puede generar la imposibilidad de verbalizar e identificar sentimientos", añade.
La alexitimia puede ser fruto de factores hereditarios, y en ese caso es común que comience a manifestarse en los primeros años de infancia, pero también puede desarrollarse como consecuencia de una enfermedad neurológica, explica el coordinador del Grupo de Estudios de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, Jaime Gállego, también jefe del Servicio de Neurología y de la Unidad de Ictus del Complejo Hospitalario de Navarra. Traumatismos craneales, ictus o tumores cerebrales suelen ser las causas más frecuentes de alexitimia primaria adquirida, pero también otras muchas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiples o el párkinson. Estudios recientes señalan que la alexitimia puede anteceder a los característicos problemas motores de esta última enfermedad e incluso apuntan a una prevalencia de este trastorno en el 21% de los pacientes en tratamiento.
Gállego destaca la importancia de identificar las causas de este trastorno para buscar un tratamiento adecuado y global encaminado a curar o mejorar los síntomas, que a veces están enmascarados. "Para un neurólogo la mejoría de un paciente hay que considerarla globalmente, es decir, contemplando también la esfera de la emoción", defiende.
atención y memoria Según el especialista, las emociones influyen de forma notable en funciones como la atención, la memoria y el razonamiento. "Nos indican qué es lo importante y nos ayudan a tomar decisiones. Cuando no somos capaces de reconocer nuestras emociones, ni de interpretarlas, no podemos utilizar una información muy valiosa, lo que hace que sea más complicado tomar decisiones y crear vínculos sociales. Los trastornos emocionales en general deben ser abordados para que los pacientes puedan llevar una vida más placentera, con más calidad", coincide Duque.
Gállego, en esta línea, destaca la dureza de este trastorno. "Hay diferentes grados: el enfermo en grado extremo tiene graves dificultades en las relaciones, pero el que sufra una afectación no tan importante puede hacer una vida familiar y social bastante normal, aunque no del todo normal. Es complejo vivir sin identificar ni explicar diferentes emociones, que van de lo más cotidiano a lo más sublime".
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