pamplona. Contra viento y marea

Lo primero, al equipo médico de Osasunbidea, del servicio público de Salud por descontado, es fundamental. Pero también en lugar destacado, al apoyo de familia y amigos.

¿Cómo surge la idea de este libro?

No es algo que se me ocurra a mí, me lo propusieron. Hubo varias propuestas y seguramente la más acertada es ésta que me planteó escribir sin mayores pretensiones literarias. Me encargaron una simple crónica periodística de lo que fue un año en lo vital, por el cáncer, y en lo profesional, porque fueron dos campañas electorales, además con ruptura con desmembramiento, una situación nada fácil, contra viento y marea. Una crónica de un año intenso e interesante, y cuyo relato es lo que me animó. Sin pretensión literaria pero sí con mucho por desgranar y contar desde el oficio periodístico.

¿Ha sido parte de la terapia?

No tanto porque el encargo y el trabajo ha venido mucho después. Aunque ha sido posterior a la parte más dura del tratamiento si ha tenido algo de recomponer a posteriori...

Una crónica prolija en detalles y sensaciones que refleja la fortaleza de su autora. ¿Es fundamental tener la mente en otro sitio para hacer frente a la enfermedad? ¿Es posible realmente dejar la mente en otro sitio?

Intentar dejar a un lado pensar en la enfermedad es un consejo que me dieron al principio. Recuerdo perfectamente los consejos de muchas mujeres fuertes y estupendas, alguna incluso había pasado por varias experiencias de este tipo. Yo, el único consejo que me permito dar es el de que hay que seguir viviendo pese a la dureza del tratamiento. Es posible establecer un mecanismo de autodefensa en el que más allá de los momentos más duros que existen, de los de quedarte en el suelo de la cama, que yo digo.

Es admirable su fuerza pero ¿dónde dejó el miedo? y ¿qué miedos tuvo?

El miedo te acompaña desde el principio. Primero porque en esta sociedad nuestra, que es una sociedad rica en la que los individuos somos, respecto al resto del mundo, unos privilegiados y, además, en cosas tan importantes, el cáncer, de alguna manera, es el que te enfrenta al recorrido natural de lo que nos espera. Es un momento en el que te recuerda, haciendo una lectura un poco clásica, que vas a terminar donde vas a terminar. En ese sentido hay un bofetón, un reaccionar ante lo más básico de nuestra naturaleza. Pero también es verdad que, aunque no se produce en todos los casos, cuando las perspectivas de los equipos médicos, fundamentalmente, son halagüeñas y esperanzadoras, suponen un ánimo potente no tanto para dejar el miedo pero sí para convivir con él con cierta dignidad.

¿Pensó en tirar la toalla cuando el tratamiento ganaba a su salud?

No tanto tirar la toalla pero en momentos de agotamiento si flaqueas. En esos momentos de agotamiento anímico en los que te quieres dejar un poco... ahí están los de alrededor para ayudar en ese tránsito.

¿Qué considera los mínimos que deben arropar a una paciente de cáncer de mama para poder sobrellevar la enfermedad y su tratamiento?

Los paquetes de esperanza que te proporcionan los servicios médicos. También es muy importante el compañero o compañera, el hijo, la familia más cercana y los amigos. Son una ayuda fundamental.

¿Qué cree que puede aportar con Contra viento y marea

No pretende dar ningún consejo porque cada uno y cada una somos un mundo y la experiencia es difícilmente trasladable. No pretende ser un libro de consejos, es el relato de una travesía. El libro es el relato de una experiencia anónima y con cierto sentido en la medida en que tiene encaje en un momento político muy convulso, pero no deja de ser una experiencia personal y anónima que en cualquier caso está al servicio de quien lo quiera leer y no solo para las mujeres que lo están pasando sino también para los que deben estar implicados en esta aventura.

¿Fue entendida por sus detractores?

Los detractores no entienden nunca nada. No sé si me preocupa mucho. En el libro viene que hubo momentos muy amargos con algunas acusaciones muy duras, el supuesto uso de la enfermedad, el pañuelo demasiado tiempo, demasiado poco... la verdad es que momentos como esos te hacen valorar la importancia de la ayuda que recibes y la relatividad de los ataques de los adversarios.

¿Hubo tregua política?

No, pero tampoco la pedí, quise estar y en la medida en que los compañeros de equipo municipal en aquel mayo de 2011 me brindaron todo su apoyo y la confianza para que encaráramos la campaña electoral conmigo de cabeza de lista, con todas aquellas carencias... Me sorprendió y me dolió la falta de humanidad en los adversarios políticos.

¿Seguía la actividad? ¿Logró desconectar?

Seguí de una manera muy heterodoxa. Hice la campaña desde casa con las nuevas tecnologías y el salón de mi casa se convirtió en una buena oficina de campaña. No logré desconectar aunque hubo algunos días de pasar las horas... pero estamos hablando de cinco o seis días en un tratamiento de casi un año.

¿Con qué se queda?

Sin duda el encontrarte aunque sea de bruces con un tesoro como el que tenemos, y me gustaría pensar que vamos a mantener, que es la sanidad publica, en este caso en Navarra, y para todos, y, por descontado, ver en los tuyos toda la fuerza del mundo y la capacidad de aguante de una maratón tan dura.

¿Se ha arrepentido en algún momento de mostrar esta faceta más personal de su vida?

El libro da un poco de pudor, porque a veces piensas que la experiencia mía entre los más cercanos tiene una razón de ser, pero... nunca me he arrepentido de hacer público el momento que pasaba. Ha sido un auténtico placer hacer una crónica y recuperar oficio periodístico porque fue un año apasionante.

¿Cómo se encuentra?

Me encuentro bien. Disfrutando de cada notable que recibo tras las ITV que, como tantas, tengo que pasar cada seis meses.

¿Les ha gustado el libro a los suyos?

Si. Yo creo que, sin caer en la tentación del impresionalismo fácil y siendo algo más íntimo, se ha sorteado con un grado cierto de serenidad y de honradez en el relato.

Ayer el Diario de Navarra

Ya viene de largo. Yo creo que en el momento en el que termina el libro, diciembre de 2011, empieza una campaña en torno a resaltar datos más o menos ciertos, en el caso de hoy (por ayer) absolutamente falsos, para empañar una trayectoria política que es la mía pero que es la del proyecto, sobre todo, y es lo que más me duele, pero que no ha tenido más trascendencia. Repito, en el caso de hoy (ayer) con una información absolutamente falsa acusándome de cobrar dietas estando en Madrid. Por tanto, la sorpresa de ver que la política empieza a jugar con herramientas tan peligrosas como el ventilador para tapar las vergüenzas de algunos y que lo hace en un momento tan delicado como éste, en el que desde el estamento político estamos pidiendo al conjunto de la ciudadanía responsabilidad y apoyo, una apuesta por la acción política y que, sin embargo, desde diferentes facciones políticas algunos utilizan el ataque partidario para tapar sus propias vergüenza. La verdad es que es lamentable pero yo creo que seremos muchos los que aguantaremos el tirón.