córdoba. Las siete mujeres y dos hombres que integran el jurado del caso Bretón, cuya vista oral concluyó este pasado lunes en la Audiencia Provincial de Córdoba con la presentación de los informes finales de las partes, emitieron su veredicto, tras tres días de deliberación, y consideran por unanimidad al acusado, José Bretón, culpable del asesinato de sus dos hijos.
En concreto, el jurado considera que el acusado es culpable de la muerte de sus hijos, provocada intencionadamente por él y que será calificada jurídicamente como homicidio o asesinato, dependiendo de la apreciación o no de la alevosía en la conducta del acusado.
Además el jurado, que también cree que Bretón es culpable de simulación de un delito de detención ilegal o secuestro de los menores, determinó que en caso de que el imputado sea condenado, no se solicite al Consejo de Ministros su indulto.
En cuanto a los puntos concretos del objeto del veredicto, el jurado consideró probado, por unanimidad, que Bretón concibió la idea de dar muerte a los niños, como venganza contra su esposa, dada su negativa a aceptar pacíficamente la ruptura matrimonial. Asimismo, entiende el jurado que el acusado dio muerte a sus hijos en la finca de las Quemadillas.
El jurado además considera probado que Bretón compró pastillas para adormecer o incluso matar a sus hijos y que simuló una desaparición como coartada.
los hechos En cuanto a la cronología de los hechos, el jurado entiende probado que el acusado recogió a sus hijos en Huelva, sobre las 15.00 horas, y que primero dejó a los niños en la casa de los padres del acusado para poder marchar a la finca familiar, a fin de dejar las garrafas de combustible que había comprado.
Bretón, según considera probado el jurado, estuvo con sus hijos en casa de su hermana mientras ésta y su cuñado hacían la compra, hasta las 13.30 horas, luego, tras haber regresado a casa con sus padres, se marchó con sus hijos, diciendo que iba a comer con unos amigos, pero se fue en su vehículo a la finca de las Quemadillas, suministrándoles a los niños durante el trayecto o al llegar a la finca, un número indeterminado de pastillas de los tranquilizantes, para facilitar su adormecimiento o su muerte.
Ya en la finca, el acusado telefoneó a su esposa, sin que lograra comunicar con ella, por lo que decidió seguir con su propósito criminal. Acto seguido, conforme a lo que ya tenía previsto y meditado, el acusado preparó una especie de pira funeraria. En la hoguera Bretón colocó una mesa metálica, lo que hizo que el calor se concentrara más llegando a alcanzar hasta 1.200 grados. Ante la magnitud de la temperatura, las partes blandas de los cuerpos de los niños desaparecieron rápidamente, quedando únicamente los huesos.
Igualmente, el jurado entiende probado que Bretón, prevaliéndose de su condición de padre y de su mayor fortaleza física, confianza de los niños y autoridad sobre ellos, acabó con la vida de sus hijos. A continuación se desplazó hasta el entorno de la Ciudad de los Niños para simular allí la desaparición de sus hijos.
Sobre las 18.41 horas, el acusado llamó al 112, comunicando la desaparición de sus hijos, provocando la intervención de la Policía. De hecho, Bretón acudió a la Comisaría de la Policía Nacional para presentar denuncia por la desaparición de sus hijos, pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición en el parque, sino que él había dado muerte previamente a los menores.
los restos óseos En lo referido a los restos óseos analizados por todos los peritos forenses, médicos, paleontólogos, odontólogos y especialistas biólogos y clínicos, el jurado cree probado que proceden de la hoguera encendida por el acusado en la finca de Las Quemadillas y que tales restos pertenecen a los cuerpos de dos niños de seis y dos años, concluyendo el jurado que tales restos óseos proceden de los cuerpos sin vida de Ruth y José Bretón.
El jurado solo ha considerado no probados tres de los 21 puntos del objeto del veredicto. Así no entiende suficientemente acreditado que Bretón fuera con el coche de su hermana a la finca de Las Quemadas para asegurarse que no hubiera vecinos o cualquier otra circunstancia que le impidiera ejecutar su plan.
Tampoco cree probado el jurado que Bretón arrojara a dos contenedores bolsas con las ropas de sus hijos, tras haberlos matado y quemado sus cuerpos y, en contra de la tesis de la defensa, no cree el jurado que no pueda determinarse que los restos óseos analizados por los peritos no procedían de la hoguera.