Repuntan por primera vez las consultas por problemas mentales en barrios jóvenes
el temor por el empleo y la hipoteca causa trastornos en parejas y recién independizados Ansiedad, estrés o insomnio son síntomas que aumentan en frecuencia en Sarriguren, Mendillorri, Buztintxuri o Mutilva
pamplona. Parejas jóvenes con hijos pequeños, personas recién independizadas que afrontan la compra de su primera vivienda... Hasta hace cinco años no eran candidatos naturales a sufrir problemas mentales, iniciaban proyectos de vida con ilusión y seguridad laboral, lo que suponía un cierta forma de blindaje psicológico, sin embargo, los problemas derivados de la situación económica, principalmente el desempleo y la caída de ingresos en los hogares, han tenido su reflejo en un desconocido incremento de las consultas por problemas psicológicos en los centros de Atención Primaria navarros situados en los barrios y municipios con más población joven como Sarriguren, Buztintxuri, Mendillorri o Mutilva, en los que población con menos de 40 años oscila entre casi el 50% y el 72% del total.
Paro, expedientes de regulación de empleo, temor a perder el trabajo, dificultades para llegar a fin de mes o para pagar la hipoteca... la lista de consecuencias de la recesión es conocida y genera un malestar vital que afecta a personas, parejas y familias, un deterioro de la calidad de vida y la salud que es especialmente evidente en los núcleos de población más castigados por el mercado laboral, es decir, en aquellos con la población más joven. No hay que olvidar que los parados menores de 40 años suman en Navarra 23.577 personas, el 46% del total de desempleados, así que no resulta insólito que los barrios jóvenes experimenten un aumento de los trastornos vinculados a la recesión. "La crisis ha afectado a todos los estamentos de la sociedad, pero de forma más evidente a los que están en edad de trabajar. Esto se traduce en un aumento de la problemática de este tipo", explica la directora de los centros de Salud de Mendillorri, Sarriguren y Mutilva, Carmen Frauca.
hipoteca Estrés, ansiedad, depresión, pero también dolor de cabeza, de abdomen, de espalda... La crisis económica tiene un trasfondo sanitario y explica que, según los expertos, está emergiendo una nueva psicopatología centrada en las distintas formas de estrés en el trabajo al que, además, que se suma a los problemas desadaptativos vinculados a la pérdida del empleo y al paro de larga duración, agravado por el miedo a perder la vivienda por la hipoteca que soportan miles de personas en estos barrios y municipios.
Los malestares son escuchados a diario en los servicios sanitarios, expresados frecuentemente en síntomas, y son numerosas las evidencias que prueban cómo los acontecimientos estresantes cotidianos se relacionan con patologías de salud mental, según concluyó el último Congreso de la Asociación Nacional de Enfermería de Salud Mental. "Son situaciones estresantes para las parejas y para todos e influye, sin duda, aunque no es la causa de todos los problemas", precisa Frauca,
La personalidad puede ser determinante a la hora afrontar las dificultades de la recesión en estos hogares familiares jóvenes. "Tienes un proyecto de vida y aparecen dificultades, como problemas económicos y laborales. Estos pueden afectar, pero la personalidad previa, los apoyos que se tengan en el entorno y la pareja va a influir en la forma de reaccionar ante una misma dificultad", apunta el director de la red de Salud Mental de Navarra, Alfredo Martínez.
La presión y preocupación generados por la inseguridad propia de una situación con la que vivimos afecta al todo el núcleo familiar. "Son parejas jóvenes que deberían estar trabajando y no lo están están en casa. Eso afecta a todos", indica Frauca.
Los cuadros que presentan los vecinos de estos barrios que han incrementado la demanda de consulta por malestar psicológico van de mayor a menor gravedad. "Los síntomas pueden ir desde no dormir o estar más irritable o decaído, hasta lo que llamamos trastornos adaptativos, que son un conjunto de síntomas más importantes. Además, puede actuar como un factor que haga aparecer otro tipo de trastornos o agraven los que ya existían", expone Martínez.
"Las edades jóvenes son las de inicio de muchas enfermedades y en Atención Especializada estamos acostumbrados a tener una demanda de gente joven, que existan primeros episodios depresivos o trastornos de enfermedad, lo que ocurre es que en Primaria pueden estar viendo este tipo de demanda en gente joven que antes de esta situación de crisis no serían frecuentadores de servicios de salud", reflexiona.
¿Cómo saber cuándo la preocupación por la situación económica familiar ha pasado de ser normal a precisar ayuda médica? "Cuando los síntomas son de tal intensidad que impiden continuar la vida normal es hora de consultar. Un insomnio leve puede hacer que te levantes con más sueño, pero un insomnio prolongado puede provocar que te duermas durante las mañanas o una irritabilidad que te lleva a tener problemas de convivencia con el entorno: familia, compañeros de trabajo, amigos... es decir, cuando los síntomas nos impiden realizar las cosas que normalmente haríamos, tenemos que plantearnos pedir una valoración de persona experta", aconseja el director de Salud Mental.
Este profesional al que acudir puede ser el facultativo del centro de salud. "Los médicos de Primaria están cualificados para hacerlo. Es una parte de nuestra preparación", explica la directora de los centros que concentran más población joven. "La problemática menor se puede asumir en los centros de salud. Hay un mínimo porcentaje de derivación a Salud Mental", añade Frauca. "Están perfectamente cualificados para distinguir si la reacción es normal o más intensa. Desde Atención Primaria se pueden hacer intervenciones eficaces en situaciones de ansiedad o sintomatología depresiva y solo cuando los síntomas son muy intensos o no responden a tratamientos que se dan desde Primaria estaría indicada la derivación a Salud Mental", asegura Martínez.
angustia y salidas Ante el desconcierto y la angustia que para muchas personas supone el temor a no poder sacar adelante a su familia recién creada o a perder un techo en el que ya han invertido gran parte de sus ahorros, la principal ayuda que pueden proporcionar los médicos es el diagnóstico, según explica. "Decir al paciente: 'Es normal que en este contexto sientas esto y la intensidad ante el problema es la normal. Si esto se confirma, hay que orientar hacia una búsqueda de soluciones por otras vías que no son la medicalización o de problema de salud sino más de tipo de social", indica.
Para afrontar estas situaciones existen dos intervenciones fundamentales: la farmacológica, aunque huyendo de la medicalización excesiva, coinciden Martínez y Frauca, y la psicoterapéutica. "Con esta última pasa lo mismo que con la primera. Si hay un problema y se realiza una intervención específica para ese problema, tiene sentido la psicoterapia, pero no lo tiene para solucionar otro tipo de problemas", argumenta el responsable de la red de Salud Mental.
En cuanto a la intervención social, esta puede ser de dos tipos: la informal -la que realizan las familias, los amigos, las personas próximas- y la reglada - la que se puede conseguir a través de los servicios sociales de base o sanitarios, cuando van ligados a un problema de salud. En este sentido y a la espera de que el final de la crisis disminuya la presión sobre las familias, Frauca anima a "positivizar". "Si la situación mejora, no solo disminuirán las consultas, lo notará toda la sociedad", augura.