Ha dicho Lorenzo Serena Puig, secretario de la mesa de contratación de los túneles de Belate, que haber estado esta tarde en el Senado le "repele". Más aún en el día de su cumpleaños. Letrado del Gobierno de Navarra, lleva 29 años de trabajo en la administración y ha dicho ser poco amigo de los focos y el protagonismo. Pero sus votos particulares primero (hace ya año y medio) y sus denuncias ante la Oficina de Buenas Prácticas y Anticorrupción después han puesto la obra en el foco político y mediático.
Serena se ha remitido una y otra vez a lo que ya expresó en actas: que, para él, el procedimiento jurídico de la contratación de las obras de reforma de Belate ha contenido "vicios e irregularidades de competencia que se han reflejado en las actas" y que para él eso "invalida el procedimiento".
Sin embargo, la propuesta de adjudicación a la UTE formada por Acciona, Servinabar y Excavaciones Osés contó con cinco opiniones favorables y tres contrarias, y salió adelante con un informe de reparo no suspensivo por parte del interventor que no sirvió para paralizar el procedimiento, que ya está en ejecución.
Ese proceso sobre el que Serena formuló voto particular se ha colocado bajo el foco después de que la UCO vinculara a Servinabar con la trama Ábalos-Koldo-Cerdán que investiga el Supremo, pero lo cierto es que las obras de Belate no forman parte de la investigación judicial ni figuran en el informe de la UCO, donde sí se habla de media docena de adjudicaciones supuestamente irregulares en Sevilla, Catalunya, Murcia y otros lugares en el resto del Estado, no en Navarra.
Serena ha mantenido una posición prudente y no se ha salido de lo que ya dejó plasmado en las actas. Básicamente, dudas con respecto al sistema de puntuación del proceso que resultó en la adjudicación y con la redacción del informe de valoración, puramente descriptivo a los ojos del letrado, que ha insistido varias veces en que él no opina sobre la capacitación técnica de las empresas, porque no es su cometido sino el de los técnicos ingenieros, sino que él opina sobre el proceso jurídico.
No ha querido entrar a valoraciones políticas ni a otras partes del procedimiento e incluso no ha querido poner en su boca haber sido víctima de una represalia, como dijo la Oficina de Buenas Prácticas que ocurrió cuando Serena participó de un concurso de traslados y le tocó la última de sus opciones elegidas, por lo que lo mandaron a una oficina remota perdida en un polígono industrial de la comarca de Pamplona. El Gobierno reculó y el director general, Pedro López Vera, al que Serena conoce "de hace treinta años" y que le cae "muy bien" le llamó para disculparse, cosa que agradeció, aunque le hizo menos gracia que Vera alegara su cambio a un "error".
Serena rechaza valorar si el proceso es nulo, si existían otros intereses o el desempeño de la mesa
A preguntas del senador Javier Remírez (PSN-PSOE), ha reconocido que la senadora María Caballero, a la que dijo no conocer, se puso en contacto con él para ofrecerle si "necesitaba algo" antes de comparecer.
Pero lo más constante en su declaración ha sido no salirse de nada más que lo que le afectaba a él. Hasta el punto de que ha dado la sensación de que la comparecencia ha frustrado un poco a los grupos de derechas, que quizá esperaban más de su declaración.
Serena no ha querido valorar por qué decidieron seguir adelante con el proceso pese a que existía una discrepancia de cinco a favor y tres en contra (ignoro el motivo, ha dicho); ni si la adjudicación debiera ser nula ("No soy juez", ha dicho); ni si cree que había un interés superior por adjudicar la obra a esa empresa ("Lo ignoro por completo", ha dicho); ni qué opina de cuando se dice que es la adjudicación más transparente ("Mi opinión importa poco", ha dicho); ni si la obra estaba adjudicada de antemano a una empresa ("Inferencias no voy a hacer", ha respondido al senador de Vox); ni tampoco el desempeño del presidente de la mesa de contratación ("No hago valoraciones personales", ha dicho).
Sí que ha dicho que en todo este proceso ha sentido el respaldo de sus jefes, que le recordaron que la mesa de contratación es técnica e independiente, y que no recibió instrucción política ni de ningún otro tipo. Se ha mostrado muy agradecido con la directora de la Oficina de Buenas Prácticas, Edurne Eguinoa, que le ha atendido y ayudado con sus denuncias internas. También ha dicho que las ayudas del Estado a este tipo de proyectos son normales y que incluso, recuerda, los primeros tramos de la N-121-A consignaron dinero del Estado en tiempos del PP.
También ha dicho que él formuló otros votos particulares en otros procesos en los que coincidió con el presidente de la mesa de contratación, pero que a lo largo de su carrera lo ha hecho pocas veces. Y ha explicado que la especificación técnica se solicitó en el procedimiento porque existía el rumor, como un "nubarrón", de que la obra estaba ya adjudicada de antemano.
Solo un juez puede investigar esto, y no ha habido denuncias por parte de las empresas
Sin embargo, a diferencia de los procesos de urbanismo o medio ambiente, no está previsto que en procesos de adjudicación de obras exista la figura de la acusación, que alguien pueda denunciar este proceso. Solo podrían hacerlo las empresas (concurrieron siete a la adjudicación y no lo han denunciado) o el Gobierno de Navarra. Hay una denuncia de UPN con todo esto, pero en el departamento no saben nada de qué recorrido tiene.
Por último, ha explicado por qué envió al Parlamento un escrito con puntualizaciones sobre el caso. Lo hizo después de ver que en la comisión parlamentaria varios cargos públicos "de los que piensas que van a tener seriedad y rigor" hicieran declaraciones "que son muy tristes", relativas a que el secretario de la mesa solo buscaba protagonismo con la formulación del voto particular. "Se decían una serie de faltas de respeto que llegó un momento que en fin, estaba molesto", ha reconocido.
Ha asegurado que no tiene ningún afán de protagonismo y como prueba ha dicho que negó contactar con los periodistas de Diario de Navarra que escribieron a todos los miembros de la mesa para informar sobre la adjudicación y la polémica de los votos particulares. "Solo he hablado dos veces con Diario de Navarra", ha dicho. La primera vez, para pedirles que rectificaran un texto en el que sostenían que el letrado había dicho que la adjudicación se había hecho mediante un dedazo, algo que Serena negó mediante una rectificación. En la segunda ocasión, se reunió con un periodista para volver a pedir una rectificación después de que publicaran que existía mal ambiente en el departamento por este tema.