Síguenos en redes sociales:

25 años defendiendo la venta de prensa

La asociación alicoprena cuenta con 85 asociados que luchan por mantener el oficio del librero y del quiosquero

25 años defendiendo la venta de prensaPATXI CASCANTE

SON ya veinticinco años defendiendo a los vendedores de prensa y revistas de Navarra. Un tiempo en el que las librerías han visto como su negocio principal se hace cada vez más débil, primero por la competencia emergente a finales de la década de los ochenta, y ahora por la caída de las ventas. La Asociación de Librerías y del Comercio de Prensa y Revistas de Navarra, Alicoprena, que cuenta con 85 asociados, cumple sus bodas de plata y continúa en un proceso de cambio constante adaptándose a las transformaciones de la sociedad; variaciones en su forma de negocio que no siempre son agradables pero que deben afrontar para continuar vivos.

Hasta 1988, el navarro salía de su casa por la mañana hacía la librería o el quiosco más cercano. Compraba un periódico, una revista cuando fuera menester, y continuaba su trayecto hacia la panadería para completar lo que era la rutina básica de pan y periódico. Pero, a partir de este año, las dos cosas se podían hacer al mismo tiempo en un solo local: la panadería. Ya no había que dar vueltas o entrar en tiendas distintas, en un mismo lugar podías llevarte bajo el brazo el periódico y una barra de pan. En este contexto nació Aveprena, fundada por José Luis Berdonces (que posteriormente se haría llamar Alicoprena, tal y como la conocemos hoy). Una asociación de libreros y quiosqueros, que al ver mermadas sus ventas por la aparición de un nuevo competidor, decidieron unirse para defender sus derechos. El balance de ventas de aquella época dejó tocados a los vendedores tradicionales de prensa: 75% para las panaderías, 25% para librerías y quioscos. Y así continuó a lo largo de los años. Una situación de la que la asociación decidió salir al paso multiplicando su oferta, tal y como explica el tercer y actual presidente de Alicoprena, Juan Carlos Luquin, que sustituyó a José Fernández: "No podíamos hacer mucho, así que diversificamos la asociación. De esta forma, fuimos cerrando convenios con diferentes empresas para ir manejando sus productos y poco a poco introducirlos en nuestros locales".

La segunda estocada llegó en 2008, cuando se aprobó el Programa de Gratuidad de Libros de Texto, por el que los alumnos escolares ya no tenían que acercarse a las librerías para adquirir su herramienta principal de estudio. Esto supuso que lo que podía llegar a constituir el 50% de las ventas de una librería, descendiera a porcentajes mínimos. Solución: diversificar. Hasta el punto en el que Luquin afirma que venden "de todo, desde prensa, revistas y libros, hasta rascas de las ONCE, productos de papelería especializados, recargas telefónicas... Vendemos de todo y un poco más". Una continua adaptación a los tiempos que difumina la actividad principal de estos locales porque, como dice Luquin, "hay que sobrevivir, hay que ofrecer cada vez más productos".

Lo que viene Tras la desaparición de los quioscos del paisaje urbano de la capital navarra, desde Alicoprena quieren recuperarlos como punto de encuentro. La intención de la asociación es que se instalen quioscos en los barrios nuevos de la ciudad y que sean puntos de encuentro para sus vecinos. En ellos "se podría vender cualquier cosa: agua, chucherías, revistas, prensa, libros de bolsillo, pueden funcionar como punto informativo, ofrecer wi-fi... Igual que en otras ciudades, como Madrid, por ejemplo", asegura Luquin. Estos serían abatibles, abiertos por la mañana, cerrados por la noche.

Ante las nuevas tecnologías, el presidente de Alicoprena se siente esperanzado. Cree que el papel no va a morir y que la figura que representan de intermediarios entre los editores y el público es fundamental. En un momento en el que Internet posibilita la compra directa de publicaciones, Luquin aboga por que los quiosqueros puedan recibir a un comprador "que tenga consigo un USB, elija un periódico, pague, y guarde en su memoria la publicación digital".

En todo caso, Luquin es consciente de que "la juventud actual cada vez lee menos" y por ello apuesta por que los libreros y comerciantes sigan reinventándose ante los cambios en el sector diversificando su oferta para poder sobrevivir en el negocio. El próximo paso, la venta de tabaco en librerías, algo que ya está permitido y que están estudiando cómo empezar a hacerlo.