Síguenos en redes sociales:

Los 20 iguales para hoy

El cupón de la once, a la venta en la comunidad foral desde 1939, liberó de la mendicidad a los ciegos en navarra y les procuró trabajo estable

Los 20 iguales para hoy

"veinte iguales para hoy, me quedan veinte iguales". Con las tiras del cupón colgando del pecho, los vendedores de la ONCE debían recurrir al voceo para darse a conocer y estimular las ventas en las calles y mercados navarros hasta que hace un par de décadas se generalizó la venta en kioscos. Los cupones tienen una larga historia y han formado parte del paisaje navarro desde 1939, un año después de la implantación de la ONCE en Navarra. "Es el que nos ha proporcionado nuestra manera de vivir el que nos ha identificado. Ha sido la herramienta necesaria que, completada con el resto de productos, permite a la ONCE hacer su labor. Sigue siendo el que más peso tiene en nuestra cartera de productos y al que no renunciamos", señala Valentín Fortún, presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Navarra.

La primera vez que se empleó el término cupón aplicado a sorteos benéficos fue en Madrid en 1933, con el llamado cupón del chiquilin, una rifa para ciegos combinada con una colección de cromos. Cinco años más tarde, un 13 de diciembre, día de Santa Lucía, nacía la ONCE, agrupando a la mayoría de organizaciones de ciegos de todo el país.

El primer sorteo se realizó el 20 de mayo. Desde entonces y hasta 1984, año en que dejan de celebrarse los sorteos regionales para dar paso a un único sorteo nacional, pocos cambios habían afectado al cupón salvo en el precio, que había pasado de los 10 céntimos a las 25 pesetas, y el aumento proporcional de los premios.

En la década de los 80, con las sucesivas reformas del cupón, la celebración del sorteo de los viernes y el éxito del cuponazo, la ONCE vivió sus tiempos de gloria: los ingresos se multiplicaron, pero ahora sufre los embates de la crisis, aunque en Navarra menos que en el resto del Estado. "Pese a las dificultades y las bajadas en ventas se va manteniendo", indica Fortún.

A este pequeño pedazo de papel, que ha ido cambiando de forma con los años, hay que agradecerle un radical cambio en la forma de vida de los ciegos navarros y también en la forma de ver la discapacidad. "El cupón es el recurso que el Estado emergente, no hay que olvidar que en el 38 la Guerra Civil no había acabado, puso en manos de los ciegos para que resolvieran sus problemas. La idea de crear la ONCE surgió de un grupo de ellos que la propuso al Estado y este la aceptó: 'Os voy a dar un recurso, pero no me pidáis más, os apañáis con él", explica Fortún, quien realizó su tesina sobre la creación e implantación de la ONCE.

Así pues, los primeros servicios que brinda la ONCE son laborales puesto que proporciona empleo a las personas con discapacidad visual, quienes hasta ese momento vivían, salvo en el caso de familias con recursos económicos, en situaciones de grave carencia tanto en Navarra como en el resto del Estado. "Supuso pasar de un precario que es la mendicidad, en la gran mayoría de los casos, a realizar un trabajo remunerado", explica. A estos servicios la ONCE sumó ya desde sus orígenes los educativos, con la puesta en marcha de colegios para ciegos o la reapertura de los existentes, y las ayudas con carácter asistencial-benéfico "para personas que lo pasaban mal, que sufrían hambre", resume.

En las últimas décadas, se ha dignificado al vendedor y aunque la compra del cupón ha dejado de ser para los navarros un hábito que acompaña a la del pan y el periódico, reconocimientos como la Medalla de Oro de Navarra recuerdan que el cupón sobrevive. De hecho, la ONCE cuenta con 186 vendedores en Navarra, lo que supone haber cubierto las bajas por jubilación y un incremento del 1%. En este viaje de la organización sobre un boleto, destaca el empeño en lograr, "junto con los compañeros de viaje de la discapacidad en el Cormin", que las leyes forales no olviden a estas personas, iguales, como los veinte del soniquete.