Un juez duda de una violación porque la mujer luego no se duchó y denunció tarde
El magistrado de la Audiencia navarra discrepa de los otros dos jueces de sala que condenaron a 10 años al acusado Cree “endeble” la versión de la víctima y que le pueden mover “motivos espurios”
pamplona - La condena a casi diez años de prisión a un ecuatoriano de 36 años, vecino de Pamplona, por violar y coaccionar a su exmujer dictada por la Sección 2ª de la Audiencia Provincial no recibió el criterio unánime de la sala. La sentencia, publicada ayer por este periódico, está pendiente de recurso ante el Tribunal Supremo. Uno de los jueces que componen el tribunal (son tres magistrados), Ernesto Vitallé, utilizó unos argumentos un tanto sui génerispara dudar de la versión de la víctima, discrepar de sus otros dos compañeros de sala y dictar voto absolutorio para el acusado. Vitallé ya no pertenece a la Audiencia Provincial de Navarra debido a varios cambios que se han producido en la misma en el último año y es ahora el titular del Juzgado de Primera Instancia 4 de Pamplona, encargado por tanto de una sección civil y no penal.
En el voto particular que emitió este magistrado le resultaba verosímil la versión del acusado, que afirmó que las relaciones fueron consentidas, y consideró endeble el relato de la víctima. Pero a la hora de argumentar su discrepancia, no parece que usara las valoraciones más adecuadas.
La pareja se encontraba en trámites de divorcio, tenía dos hijos y una relación tensa, con llamadas intempestivas por parte del exmarido a altas horas de la madrugada. Incluso en febrero de 2011 la exmujer le prohibió el acceso al domicilio. Así, cuatro meses después, en junio, ocurrieron los hechos. El varón acudió a por el traje de comunión de su hijo y tras seguir a su mujer hasta la habitación, le forzó a mantener relaciones. Dos de los magistrados creen lo narrado por la mujer, que afirmó que tardó varios días en denunciar porque tenía miedo a la reacción que tuviera su actual pareja. Además, desde aquello, la mujer ha visitado 50 veces la consulta de una psicóloga, que le diagnosticó un trastorno de estrés postraumático y le costó recuperar la vida normal.
Sin embargo, el magistrado Vitallé entiende que su testimonio “es cuando menos endeble por no decir contradictorio por una serie de razones, ya que en principio no da unas explicaciones demasiado lógicas, como es el hecho de que no fuera inmediatamente a ducharse” después de la presunta violación, “una medida de prevención fundamental, como tampoco explica adecuadamente el hecho de la denuncia tan tardía si existía una patente violación”. De igual forma, el juez dice que “si como parece poner de manifiesto la denunciante tenía miedo de la presencia de su exmarido y dadas las relaciones de tensión, no se entiende cómo pudo dar lugar a franquearle el paso y encontrarse sola con el mismo, haciendo factible la posibilidad de realizar actos sexuales sin presencia de terceros”. El magistrado considera que, en cualquier caso, a falta de datos objetivos, “cosa no extraña cuando se trata de hechos tan íntimos, se une la sombra de una motivación espuria general de esta denuncia que planea inevitablemente aquí cuando existe esa relación tan mala entra las partes”. No sirve, a juicio de este juez, que la víctima no pida indemnización para corroborar que no tiene esos motivos.
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