Las vidas de Silvia Guerra y Ana Artázcoz, además de la de otras ocho personas con discapacidad, han pegado un cambio de 180 grados. Desde el pasado mes de agosto, llevan una vida mucho más autónoma gracias a la ayuda de unos asistentes personales que les acompañan en cuestiones cotidianas como lo son los cuidados corporales, las tareas del hogar o el traslado y apoyo en sus centros de trabajo o estudios. Raquel Ruiz, Nieves Magaña y Alicia Esparza se han convertido en las manos y los pies de Silvia y Ana. Esto es posible gracias al programa de apoyo a la vida independiente de la Agencia Navarra para la Autonomía de las Personas, gestionado por Cocemfe Navarra.

Esta ayuda se establece durante un horario determinado, a través del cual las personas beneficiadas y los asistentes planean las actividades que llevarán a cabo al día siguiente, lo que supone unas 90 horas mensuales. “Planificamos nuestros días sabiendo que tengo que hacer mis tareas durante unas horas determinadas”, señala Ana Artázcoz.

Ahora, las personas beneficiadas temen que este programa piloto no se retome el próximo año. “Confío que se dé esa continuidad pero tenemos mucha incertidumbre porque no queremos que nos lo quiten, sería dar un paso atrás”, apunta Ana.

una ayuda para cumplir metas Ana Artázcoz, una de las beneficiadas del programa de apoyo a la vida independiente, tiene 35 años y padece ELA (esclerosis lateral amiotrófica). “Mi enfermedad avanza desde que era pequeñita y mis padres, que siempre han estado ahí, van haciéndose mayores y veo que no siempre podré depender de ellos”, dice Ana. Por ello, la ayuda de un asistente personal ha sido muy importante para ella. “Este programa me ha ayudado a sentirme menos carga para mi familia”, destaca.

Ana y su asistente, Alicia Esparza, se conocían con anterioridad, por lo que no fue difícil conectar entre ellas. “Ella ya conocía las capacidades que yo podía desarrollar y que me podían beneficiar, por eso pensé en ella para que fuera mi asistente personal”, destacó Ana.

Para ella, el proyecto también ha sido una ayuda a nivel psicológico. “Te da tranquilidad el no pensar cómo hacer cosas que sin ayuda no podría desarrollar, porque ahora sé que tengo una persona que me va a ayudar a conseguirlo”, dijo, ya que es una persona a la que le gusta ponerse metas y alcanzarlas.

Alicia, por otro lado, indicó que su trabajo como asistente le ayuda “a ser persona”. “Hacerle la vida más fácil a alguien gratifica”, añadió.

la manera de seguir activa Silvia Guerra siempre se ha considerado una persona muy independiente. Desde que sufrió una lesión medular hace 20 años, se ha encontrado con una serie de limitaciones que le han impedido mantener la vida activa que siempre quiso tener. “Gracias a este programa ha cambiado mi ilusión a la hora de levantarme por la mañana y planificar el día”, destaca Silvia, de 41 años. Para ella, ir a la pescadería, al gimnasio o a la universidad suponían un reto diario que ahora puede afrontar con facilidad gracias a la ayuda de Raquel Ruiz y Nieves Magaña, sus dos asistentes personales.

Desde el accidente, Silvia ha dependido de sus familiares para poder cumplir sus objetivos, algo que, tal y como indica, “termina quemando las relaciones”. “Cuando dependes de tus propios familiares se crean muchas tensiones, pero cuando entra en tu vida una persona ajena para ayudarte vuelve ese buen ambiente familiar”, apunta. Además, una de las cosas que más le preocupaban a Silvia era “quitar el tiempo a otras personas” para que le ayudasen. “Es la cosa más horrible que te puede pasar porque te sientes muy egoísta, y este programa me permite gestionar mi propio tiempo”, señala.

Sobre su relación con Raquel y Nieves, Silvia indica que han llegado “a tener una buena amistad”. “Tenemos mucha confianza y respeto”, añade. Gracias a ellas, Silvia ya no depende de los horarios de los demás. “Ahora puedo ir al gimnasio y a la universidad sin tener que llamarle a mi madre para que me ayude -observa-. Ahora solo le llamo para que venga a comer”.

Para Silvia, la parte negativa de este proyecto es “que es piloto”. Por eso, lanzó un mensaje: “Estamos muy a gusto con nuestros asistentes y queremos que esto se retome para que nosotros podamos seguir haciendo nuestra vida y viviendo, porque todos tenemos ese derecho”.

los asistentes Ya son unas 80 personas las que han recibido la formación requerida para ser asistente personal. Víctor Jiménez es uno de los 14 asistentes que han participado en este programa piloto. Trabaja con Rafa, un joven de 20 años, con el cual tiene una relación “de mucha confianza”. “No soy un cuidador, porque yo no le juzgo, solamente le ayudo”, destaca Víctor, para el cual su trabajo significa una recompensa más personal que económica.

Para Alicia Esparza, la asistente de Ana Artázcoz, “saber que le haces la vida más fácil a otra persona te da tranquilidad”.

con objetivo de continuar

Características y resultados. El programa de apoyo a la vida independiente, gestionado por Concemfe Navarra y que cuenta con una financiación de 100.000 euros para este año, dio sus primeros pasos en el pasado mes de agosto. Más de 40 personas se han interesado por este recurso aunque, de momento, 10 han sido las beneficiadas. De estas, siete son mujeres y tres hombres, cuyo factor en común es que mantienen una vida activa, ya que el 70% de ellas trabaja y el otro 30% está estudiando o en busca de un empleo. Son 14 los asistentes personales -ocho son mujeres y seis, hombres- que han participado en este programa piloto, donde se prestan una media de 90 horas mensuales de ayuda a estas personas. De cara al futuro, se espera que este proyecto sea una prestación garantizada, según señaló la directora gerente de la Agencia Navarra para la Autonomía de las Personas, Gemma Botín, con lo que tendría un copago, una medida que también se pondría en marcha en 2015.