Relaciones tóxicas, un conflicto al alza
Las relaciones sentimentales, laborales, escolares y amistades se convierten en una gran lacra social cuando el acoso y la dependencia emocional se ponen de por medio
las relaciones humanas juegan un papel primordial a lo largo de nuestra vida, desde la familia a los amigos, compañeros y parejas. Toda persona necesita crecer en un entorno socialmente favorable para poder mantener un bienestar general tanto en el ámbito sentimental, laboral o educativo, que normalmente se traduce en una estabilidad personal así como en el rendimiento profesional y académico.
Sin embargo, hoy son muchas las denuncias que salen a la luz sobre casos de violencia de género, acoso laboral o bullying. Una realidad que ha estado “oculta” durante años pero que actualmente su difusión en los medios de comunicación es diaria y la sensibilización social ante la gravedad de estos problemas es mayor.
Así, ya desde una temprana edad, en las que empezamos a interactuar en las aulas, se están dando situaciones de acoso escolar así como en los puestos de trabajo, donde la crisis económica está haciendo mella, y en las relaciones sentimentales que ya no entienden de amor sino de obsesión y dependencia.
RELACIONES TÓXICAS
Pareja Sentimental
Dependencia emocional
“Los problemas de pareja son una de las cuestiones principales por los que la gente acude al psicólogo, siendo 7 de cada 10 personas en consulta por estas cuestiones, que cada vez van a más”, afirma Silvia Congost, psicóloga especialista en Autoestima y Dependencia emocional. Uno de los motivos primordiales de estos problemas sentimentales son “las relaciones tóxicas y la dependencia emocional en la pareja”. Estos conceptos, “hasta ahora no tan conocidos”, afectan actualmente a muchas personas de “ todas las edades y de diferentes clases sociales y culturales”.
Según Congost, una relación tóxica es aquella en la que “el sufrimiento es mayor que lo que estamos disfrutando”. “Esta pareja nos está destruyendo pero hay una gran dependencia emocional que no nos permite cortar con ella”. Al contrario de lo que creemos en ocasiones, “en una relación sana no hay sufrimientos, ni hay que luchar para que funcione. En estas relaciones tóxicas no hay amor sino una dependencia emocional”.
La psicóloga compara esta problemática con la adicción a la droga o al alcohol. “Estoy contigo porque te necesito y no puedo estar sin ti aunque me hagas daño porque la simple idea de perderte me paraliza completamente”. De ahí, la dificultad de romper con la pareja, a lo que Congost recalca que a pesar de esta incapacidad de dejarlo, “hay momentos de lucidez en los que una persona se da cuenta de que no puede continuar de esa manera, que no es lo que quiere ni se siente bien”. Asimismo, estas relaciones tóxicas “están condenadas a fracasar”. “Cuando hay dependencia, esa relación no puede funcionar. El que tiene ese enganche mantiene la esperanza de que la cosa cambie, hasta llega a perder la dignidad mendigando afecto, pero es imposible que esa relación se sane”.
Este amor enfermizo llega afectar, no solo a la vida sentimental de la persona, sino que a todos los otros ámbitos. “Si estás mal con tu pareja, ese malestar te perseguirá a todos los lados, tanto al entorno familiar y social, como al laboral”, explica la psicóloga. De esta forma “lo más recomendable es cortar de raíz” y para ello “es necesario que se den cuenta que tienen un problema como cualquier otra persona que tiene una adicción. Posteriormente, se debe reforzar su autoestima porque hay mucho miedo a quedarnos solos y no encontrar a nadie más”. Además, este proceso se dificulta cuando la dependencia es de parte de los dos. “Cuando uno trata de alejarse, el otro va por detrás y viceversa”. En este caso, “uno de los dos debe de tomar conciencia y entender que tiene que distanciarse, evitando esta situación”, según explica Congost.
Una vez se da el paso de romper con esa relación tóxica, “uno se tiene que volver a conectar con uno mismo y al poco tiempo se dará cuenta que se va sintiendo mejor solo”. En este sentido, Silvia Congost, asegura que esta “dura experiencia” ayuda a aprender a “poner límites al siguiente amor, necesarios para que no haya esta dependencia emocional”.
Para no caer en este tipo de relaciones sentimentales, la psicóloga da una serie de claves para mantenerla sana y duradera: “el amor tiene que ser fácil y lo normal es que haya problemas pero se arreglan y fluyen. Tenemos que sentir que nuestra pareja es nuestro mejor amigo, en quien más confiamos, sentir que siempre va a estar ahí y que sea la persona con la que más complicidad tenemos”.
RELACIONES TÓXICAS
Ámbito laboral
‘Mobbing’
El término mobbing o acoso laboral está cogiendo fuerza en los últimos años. La reducción de puestos de trabajo o la amenaza de conservar el propio ha podido ser la causa del incremento del 40% de esta problemática en el entorno laboral, desde el inicio de la crisis económica, asegura Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá y uno de los principales expertos en esta cuestión a nivel estatal. A pesar de ello, “todavía a la gente le cuesta reconocer un caso de mobbing o no se atraven a denunciar que están siendo testigos o víctimas de un acoso laboral”, aclara Alexandra Crettaz , psicóloga del Centro Albea de Pamplona.
A esto se le añade que, “cuando la persona ya se da cuenta de que hay un problema de esta índole, le cuesta pensar que la atención psicológica es imprescindible, lo cual nuestra experiencia nos dice que es de gran ayuda”, según explica Crettaz. De ahí que en su consulta, “la demanda de acoso en su puesto de trabajo sea muy baja”, lo que no quita que se sepa que “cada vez son más los casos” y que “la sociedad está más sensibilizada ante ello porque recibimos más información sobre el mobbing”.
Según la psicóloga, el acoso psicológico laboral “es una forma de violencia que una persona o un grupo de personas ejercen sobre otra en el lugar de trabajo, que tiene como objetivo desestabilizar y destruir psicológicamente a la víctima para que esta abandone de forma voluntaria la empresa”. De esta manera, “hay una intención premeditada del acosador que hace ese daño de manera consciente. No tiene que ser un acoso que se manifieste necesariamente a través de la agresividad sino que puede ser también mediante actos hostiles difíciles de detectar como hacer el vacío, humillar o criticar”, entre otras cuestiones, según asegura Crettaz. “Solo en casos más graves pueden llegar a producirse actos de violencia física o acoso sexual”.
Asimismo, “es un proceso lento de desgaste debido a que son conductas dañinas que se mantienen en el tiempo y ocurren con frecuencia”. Sin embargo, no hay que confundir este tipo de acoso con “situaciones conflictivas, con un trato complicado con un superior o con persona con carácter exigente y perfeccionista”, recalca la psicóloga.
En cuanto a las consecuencias para la víctima son “graves”, que van desde las psicológicas y físicas como depresión, ansiedad, miedos y desesperanza, entre otras, hasta a la efectividad y calidad del trabajo que realiza en la empresa, creándose además un mal ambiente de trabajo, asegura Crettaz. Por otro lado, también afecta a la empresa, en cuanto a “la rentabilidad, ya que se reduce la productividad debido a las bajas laborales causadas por este acoso”.
Ante el caso de estar sufriendo mobbing, la psicóloga recomienda informarse, además de “actuar con determinación haciendo valer nuestros derechos y sabiendo que la situación no se resolverá por sí sola. Es importante también que llevemos un registro de todo lo que nos pasa e informar a nuestro alrededor para buscar apoyo, evitando aislarnos. Después, tendremos que poner los hechos en conocimiento de la empresa para que se inicie una investigación, así como solicitar asesoramiento psicológico y legal. Y por último, la propia persona es quien debe decidir, con asesoramiento, si denunciar o no estos hechos”, según explica Crettaz.
No obstante, es la misma empresa la que debe trabajar para que no ocurran este tipo de situaciones a través de un protocolo de prevención, resolución y seguimiento de la situación en el entorno laboral.
Relaciones tóxicas
Ámbito escolar
‘Bullying’
La sociedad comienza a tomar conciencia de la importancia de frenar esta traumática experiencia a edades tan tempranas. El bullying tiene unas consecuencias demoledoras cara al futuro de las víctimas, que los convierte en personas “frágiles, inseguras, llenas de miedos y faltos de confianza. Las humillaciones y las agresiones acaban haciendo mella en su autoestima”, afirma Arantxa Iturralde, psicóloga infantil.
El acoso escolar se manifiesta de diferentes maneras, a las cuales los padres deben estar atentos. “Las señales físicas son el indicador más evidente, pero no por ello el más frecuente. Cuando nuestro hijo viene con algún golpe, con la ropa rota o sin algún objeto es conveniente indagar si esto ha ocurrido más veces. Podemos estar ante hechos puntuales o incluso enmarcados dentro de un aparente juego, pero aun así son situaciones que se deben afrontar y corregir cuanto antes”, subraya Iturralde.
Por otro lado, “es frecuente notar cambios sustanciales en el comportamiento de nuestro hijo. Los niños, sobre todo cuando son más pequeños, debido a su momento evolutivo, no disponen de la misma capacidad que los adultos para explicar qué les ocurre y cómo se sienten, sin embargo, sus conductas suelen ser un reflejo y expresión de su estado anímico”, aclara la psicóloga.
Para prevenir casos de bullying, Iturralde ve la clave en la “educación, y fundamentalmente, en la educación emocional dirigida al grupo, quien ocasiones es testigo o incluso colaboradora con el acoso”. Así, “tomarán conciencia de evitar estas situaciones al intervenir directamente o bien porque no las consienten con su silencio. También es importante educar a los niños desde pequeños en habilidades sociales y gestión emocional”.
En cuanto al agresor, cuando incurre en estas conductas “hay que ser muy estricto”. “Debe entender que ese comportamiento es inaceptables. Aquí las familias juegan un papel fundamental. El mensaje que enviamos desde casa sobre las agresiones tiene que ser contundente”, asegura la psicóloga.
amistades tóxicas
No hay reciprocidad. Si en algún momento notas que la balanza entre dar y recibir se inclina notablemente siendo tú quien aportas y tu amigo/a quien raramente tiende su mano, deberías replantearte la situación. Si se lo planteas a tu amigo/a, y éste no se muestra dispuesto a cambiar, puedes empezar a pensar en abandonar la amistad, según Xavier Molina, psicólogo social.
No te apoyan. Las bromas amistosas entre amigos no son infrecuentes, y la mayoría las suele tomar bien. Pero cuando las críticas y el hacerte sentir mal forman parte del día a día en vuestras conversaciones, la relación habrá dejado de ser positiva para ti. Las amistades tóxicas pueden llegar a hacerte sufrir. Menoscabar tu persona puede ser un mecanismo que usa tu amigo/a para elevar su estatus por encima del tuyo. Es importante recordarle al amigo/a que quieres ser tratado con respeto, y si es una persona con la que deseas mantener contacto, dale un tiempo para reflexionar y cambiar, explica Molina.
No puedes confiar en ellas. Según el psicólogo, Xabier Molina, un par o tres de amistades verdaderas pueden ser el fundamento para una vida sana. El círculo de amistades de este tipo suele ser bien reducida, unos pocos elegidos que han demostrado a lo largo de los años que puedes confiar en ellos ciegamente. Teniendo en cuenta que los seres humanos somos imperfectos y podemos cometer errores, deberíamos empezar a desconfiar cuando un amigo no sea cuidadoso en más de una ocasión. En esta tesitura, debes ser honesto con él, mostrarle tu decepción y, si se tercia, terminar la relación o dejar pasar el tiempo.
Sacan la peor versión de ti. Cuando sufres una ruptura emocional o un mal momento, es posible que notes que tu mejor amigo no es capaz de estar a tu lado para acompañarte durante este trance. Si este es tu caso, intenta ir promoviendo nuevas y más sanas relaciones, a medida que vas dejando de pasar tanto tiempo con tu viejo amigo, según aconseja Molina.
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