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El Arzobispado trasladó a unos 8 sacerdotes por el acoso de las mafias de la mendicidad

La situación se venía repitiendo desde hace tres meses en Pamplona y Comarca

El Arzobispado trasladó a unos 8 sacerdotes por el acoso de las mafias de la mendicidadFoto: Patxi Cascante

pamplona - El Arzobispado de Pamplona ha procedido en las últimas semanas al traslado efectivo o está en trámites de buscarles otro destino a unos ocho sacerdotes que ejercían en iglesias de Pamplona y Comarca y que pusieron en conocimiento de la jefatura de la diócesis las amenazas y episodios de extorsión que habían sufrido por parte de las mafias que se dedican a la mendicidad. Se trata de grupos organizados, sobre todo de procedencia rumana, que han llevado al límite a algunos eclesiásticos a los que incluso llegaban a seguir para que les entregaran donativos y cualquier tipo de ayuda económica.

Según la información aportada por el Arzobispado, este fue conocedor de la situación hace tres meses, aunque puede que algunos de los párrocos llevaran ya casi un año soportando ciertos hechos como los denunciados aunque de forma más puntual. A comienzos de este año se empezaron a manifestar de manera más generalizada y virulenta. Los episodios llegaron al punto de que una familia entera, con menores, accedía a los despachos de las parroquias e, incluso, a los domicilios particulares de los sacerdotes, para exigirles en todos los casos ayuda económica, bien en efectivo o a través del pago de diversas facturas.

“no se los quitaban de encima” Según José Luis Morrás, portavoz del Arzobispado, “cuando esto se ha sabido es porque los sacerdotes no han podido soportar más la situación y no podían quitarse de encima a estas personas. Les llegaban a decir que si no les daban dinero, no se marchaban de allí. Sin embargo, la cosa nació bastante mansa, pues estas personas accedían solicitando una pequeña ayuda y, en principio, sin ánimo de volver. Seguramente, por la buena intención de los sacerdotes, se les intentó ayudar en situaciones que se manifestaban de extremos necesidad. Pero una vez que se les abrió la puerta una primera ocasión, la insistencia llegaba al acoso. No nos constan que se hayan producido agresiones, pero sí que desde luego ha habido también algunas escenas de tensión con feligreses o trabajadores de la iglesia, a los que montaban un escándalo por no haber recibido limosna y no cesaban hasta que les hacían cambiar de opinión”, recordaba el portavoz.

Los hechos se han denunciado ante la Guardia Civil, que se encuentra investigándolos. A día de hoy, reina un ambiente más tranquilo en los puntos que se habían detectado más sensibles en este tipo de prácticas, “también parece que la Policía Municipal se encuentra más alerta y que también, debido a los mensajes que hemos enviado, hay una mayor prevención a la hora de dar ayudas a estas personas”, subraya Morrás, por lo que “se ha calmado” la situación.

El portavoz del Arzobispado habla desde el convencimiento de que “detrás de estas personas hay mafias y grupos organizados, que los reparten en iglesias, supermercados y semáforos. La Iglesia no tenemos la exclusiva de estas mafias, pero quizás sí que es un lugar más discreto y donde este tipo de prácticas extorsionadoras puede que no llamen tanto la atención, ya que se sobreentiende que les vamos a ayudar. Pero nuestra apuesta por la caridad no va a ir dirigida ya a prestar ayuda directa a estas personas, a que los sacerdotes puedan actuar movidos por esa solidaridad de manera personal, sino que hay que canalizar esas ayudas a través de Cáritas y organizaciones afines, presentes en todas las parroquias y que son quienes mejor saben diagnosticar la necesidad de las distintas familias”, finaliza José Luis Morrás. - E.C.