PAMPLONa - Mario Zunzarren Angós, de 58 años, no era un hombre que soliera pasar indiferente. De verbo claro y alto, inquieto, comprometido, policía preventivo, escritor y divulgador, el alto cargo de la Policía Foral que perdió la vida el pasado domingo al salir despedido de su moto, una Scooter que había adquirido recientemente, y en la que viajaba con su pareja desde hace más de una década, Maite Enciso, también fallecida, pensaba que la llegada de su jubilación había empinado la cuesta abajo y estaba ante la rampa de salida de una nueva aventura. Quería escribir, Mario, ahora sobre todo prosa, y evadirse del mundo en la playa, seguro que cerca de Motril (Málaga), un rincón del que le encantaba disfrutar, o por la costa gaditana, donde tenía pensado pasar unos días de verano en familia, junto a una de sus hijas.
“Soñaba con tener tiempo libre para ponerse a escribir”, recordaba ayer de él Santiago Arraiza, del sindicato APF y presidente de la comisión de personal de la Policía Foral. Arraiza guarda palabras sentidas para Mario porque “nos unió una gran amistad. Yo solo le estoy agradecido por hacerme fácil el trabajo. Cuando él estaba en Tráfico, yo trabajaba en oficinas de gestión y ahí hicimos una gran relación. Hoy, al llegar a trabajar, se notaba que en la comisaría era un día de cabezas bajas y caras tristes. Es un shock muy fuerte porque Mario había estado en tantas unidades de la Policía Foral que nos ha tenido a su mando a casi todos. Era un defensor del servicio público, eso lo llevaba por bandera y por eso era un defensor de causas perdidas. Para él, ser policía era estar por y para el ciudadano”, afirmaba ayer Arraiza.
A Juan Manuel Fernández, expresidente del TSJN y, allá por marzo de 1995, instructor del caso Urralburu, en el que contó con un equipo de policía judicial formado por 4 agentes de Policía Nacional y dos de Policía Foral, uno de ellos Mario Zunzarren, le pegó un vuelco el corazón cuando conoció la identidad de los motoristas fallecidos en Zizur, noticia que había leído a través de una alerta informativa. Fernández, que se desplazaba en tren a Galicia, habló con todos los integrantes del equipo A que se batieron el cobre en aquella investigación de hace 20 años. Ayer recordaba que el grupo que formaron “fue de una selección perfecta y se entregaron al máximo. Todos vistieron la misma camiseta. Ni te cuento las horas que pudo meter Mario. A veces me llamaba ya tarde y me decía, jefe, salgo ahora de Madrid, tienes que ver esto. Y a las tantas nos veíamos, incluso en algún hotel, donde fuera. Fue un trabajo brutal en el que no nos acordábamos ni de cenar”.
El fiscal superior de Navarra, José Antonio Sánchez, coincidió con Zunzarren siendo el primero fiscal de Seguridad Vial y el segundo comisario de Tráfico de Policía Foral. “Fue una relación muy intensa porque además nos tocó poner en marcha la reforma de Tráfico. Era un gran profesional, preocupado por buscar siempre la correcta aplicación de la ley. De trato humano era exquisito y su máximo interés era por la prevención del delito. Seguramente quería buscar en su divulgación una forma de educar para prevenir. Estaba especialmente sensibilizado por la prevención y llegar a toda la gente y, como era un hombre con rigor técnico y jurídico y muy preparado, la suya es una de las muertes en carretera que le costaría explicar”. Gerardo Goñi, quien fuera jefe de Policía Foral entre 2011 y 2015, estaba roto tras la pérdida de Mario Zunzarren, y recalcaba precisamente su choque mortal. “El destino es tan cruel que le tenía guardado un accidente a un enamorado de la seguridad y de la educación vial”. Goñi recordó que ambos entraron en el cuerpo en la década de los 80 y ascendieron a oficial (comisario principal) en fechas similares. Él en 2000 y Zunzarren en 2002. “Era un compañero siempre dispuesto, crítico y directo, pero siempre constructivo y positivo, sin una mala palabra. Era un hombre sin pelos en la lengua y sus libros eran reflejo de su vida, siempre comprometido con los más débiles”.