desde hace unas semanas, la Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona y el Centro Hospitalario Benito Menni, de Elizondo, cuentan con tres perros galgos, dos en Elizondo y uno en Pamplona, que formarán parte de la nueva terapia asistida con animales que los centros de las Hermanas Hospitalarias en Navarra van a implantar en breve. Una idea que, según cuenta la responsable de enfermería de ambos centros, surgió de “la experiencia positiva que esta terapia estaba teniendo en otros centros de las Hermanas Hospitalarias en el Estado de características similares”.

Los perros, como explicaron desde el centro, nacieron en mayo y desde ese momento comenzaron los preparativos, tanto en Pamplona como en Elizondo, para iniciar en los centros la galgoterapia. Para ello, el personal de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni y del Centro Hospitalario Benito Menni han realizado una formación específica.

En este sentido, las Hermanas Hospitalarias expusieron que “desde los comienzos de nuestra civilización, el vínculo entre animales y seres humanos ha sido, entre otras cosas, terapéutico”. Así, destacaron que “uno de los elementos en los que se basa la terapia asistida con animales es el elemento motivador de nuestra herramienta de trabajo, el perro de apoyo, ya que estos, tanto en intervenciones educativas como terapéuticas, tienen una fuerte influencia y pueden ser un agente para el desarrollo del compañerismo y el cambio terapéutico”. Por lo tanto, señalaron que “la terapia asistida con animales consiste en introducir un animal no amenazante para que actúe de catalizador, formando relaciones sociales adaptables y satisfactorias”.

beneficios El personal de otros centros de Hermanas Hospitalarias con una experiencia de más de seis años en galgoterapia y que ha impartido la formación en Navarra, explicó los beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales que este tipo de terapia tiene para los pacientes. En primer lugar, señaló que “es una terapia no farmacológica, es decir, no tiene efectos secundarios en el usuario. Además, genera hábitos de higiene y de conducta personal, porque la persona que participa en la terapia debe saber que para poder disfrutar del animal tiene que responsabilizarse de él, darle de comer y de beber, asearle, debe ser consciente de que todos los días requiere un cuidado, etc. Eso genera una responsabilidad y una conciencia de esos buenos hábitos”.

Otra de las características que se trabaja y que han constatado en estos seis años, es “la comunicación y la empatía, porque del perro no se encarga una sola persona, sino que es un trabajo en equipo, por lo que tienen que relacionarse y comunicarse entre ellos”. Esta, prosiguió, es “una de las cuestiones que más se valora a la hora de implantar la galgoterapia en Navarra. Trabajar la responsabilidad del paciente, mejorar los autocuidados, aprender a socializar y crecer en la autoestima, ya que ellos serán los coterapeutas”.

De este modo, según explicó el personal de estos centros, la terapia asistida con animales se desarrolla en dos fases: “Las personas con enfermedad mental cuidan de los perros, haciéndose cargo de ellos” y estas mismas personas, a su vez, “acuden a las unidades de psicogeriatría o de discapacidad intelectual, y ejercen de coterapeutas con otros pacientes de esas unidades”.- D.N.