LIÉDENA - Una fuerte tormenta de viento y granizo acaecida pasadas las diez de la noche del lunes al martes causó importantes daños en Liédena , Sangüesa, Yesa y Rocaforte, si bien los más graves se registraron en la primera localidad, en la que prácticamente toda la vecindad se vio afectada de una forma u otra.

Más de cien reclamaciones recibió la oficina de Mapfre en Sangüesa sobre todo de lunas de coche rotas, y de los invernaderos de Ribalagua, entre Liédena y Sangüesa, mientras que en Yesa la granizada dejó más de 30 coches paralizados o camino de su reparación.

Fue una tormenta sin precedentes, tanto en Liédena como en los pueblos de la zona, donde pasadas las diez de la noche del lunes comenzó a soplar un viento fuerte que no venía solo. “Sentimos primero un golpe, luego otro, y otro más fuerte, y vino después un ruido ensordecedor. Era el granizo racheado con una tromba de agua. Fueron poco más de diez minutos pero como si hubieran sido veinte”, recordaba el alcalde, Ricardo Murillo, que ayer no daba abasto para atender a todos sus vecinos y vecinas, así como a los medios de comunicación.

El sol de la mañana restaba mucho a la imagen de la noche. Del frontón, que se llenó de agua, sólo quedaban charcos, las calles amanecieron sembradas de hojas de los árboles, entre todos los coches afectados, “sólo se ha salvado el 1%”, apuntaba el alcalde. Rodeado de un pequeño grupo de vecinos, repasaba los daños extendidos a las conocidas en el lugar como naves del pastor, alquiladas por el Ayuntamiento como almacén municipal, destrozadas por una tormenta sin igual con bolas de granizo del tamaño de melocotones o de huevos.

Desde primeras horas de la mañana, Murillo comenzó a recibir las dudas de sus vecinos. “Tenemos que mirar de forma sosegada todos nuestros seguros particulares, a ver qué cobertura tenemos. Después cunantificaremos los daños”, explicaba el alcalde al tiempo que respiraba por no lamentar desgracias humanas, y mostraba su satisfacción por que la tormenta no había perjudicado a los viñedos. “Txumari Artajo uno de nuestros agricultores nos ha tranquilizado a este respecto”, expresaba a la vez que añadía haberse visto aliviado por la rápida llamada de la consejera Isabel Elizalde, a quien agradeció el gesto.

En el vecino Yesa, se vivieron similares escenas y su alcalde, Roberto Martínez, se ocupaba igualmente de la preocupación vecinal. Allí también fue lo nunca visto. Más de 30 coches sufrieron rotura de lunas, entre ellos el suyo.

DAÑOS EN HUERTOS Finalizada la cosecha del cereal, y sin viñas, el granizo destrozó los huertos de consumo doméstico. “A Yesa no suelen llegar estas tormentas de verano, pero esta vez nos ha tocado. Miraremos primero nuestros seguros y veremos después qué queda y hasta a dónde llegan las consecuencias”, declaraba.

Aunque de forma más leve, también se dejó sentir la preocupación en Sangüesa, donde cayó granizo más fino que destrozó sin embargo algunos invernaderos de Ribalagua y rompió lunas de los vehículos aparcados en el polígono industrial. “Al principio parecía que no era nada, pero a lo largo de la mañana hemos sabido que se estaban dando estos casos”, comentaba el alcalde, Ángel Navallas.

A donde no dejaban de llegar las reclamaciones ayer por la mañana era a la oficina de Mapfre en Sangüesa. Su responsable, Roberto Garralda, atendía sin parar el teléfono, sobre todo en relación a a daños en coches y tejados, también en los invernaderos y frontones. “Nunca había ocurrido en Sangüesa algo de este tamaño, habrá que esperar a cuantificar los daños para saber si el Consorcio de Compensación de Seguros se hace cargo, o no es preciso llegar a ello”, concluyó.