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“La clave es el trabajo en equipo; he estado a gusto y he aprendido mucho”

maría emma leoz ventura, homenajeada con 625 empleados públicos más, se ha jubilado tras 52 años al servicio de la justicia Un reportaje de Lola Cabasés HitaFotografía Patxi Cascante

“La clave es el trabajo en equipo; he estado a gusto y he aprendido mucho”

a María Emma Leoz Ventura le ha venido la jubilación así, como “sin más”, pese a que deja detrás de sí 52 años de trabajo. “Para mí es como un retiro forzoso pero hay que asumir lo que viene en la vida”. Ayer fue quizás sin pretenderlo una de las protagonistas de la jornada porque pocos trabajadores homenajeados en Baluarte habrán superado las bodas de oro al pie del cañón como ella. María Emma Leoz Ventura, casedana de 70 años cumplidos en septiembre, madre de cuatro hijos -Javier, Fermín, Luis y Emma-, abuela de ocho nietos y hermana de cinco, entre ellos el párroco de San Lorenzo (Pamplona), entró a trabajar como auxiliar administrativa interina en Justicia, en concreto en el juzgado de Aoiz, en noviembre de 1965. Un año más tarde aprobó las oposiciones en Madrid, “porque entonces las oposiciones se hacían en Madrid”, y el 1 de marzo de 1967, con 19 años de edad, inició su carrera funcionarial en el Juzgado de Primera Instancia 1, en el edificio de la vieja Audiencia del paseo de Sarasate de Pamplona donde hoy se ubica la sede del Parlamento de Navarra. En 1985 aprobó en Burgos la oposición de oficial, hoy gestora, y tras permanecer dos años en el juzgado de Tafalla, en 1987 logró su traslado al Juzgado de Primera Instancia número 2 de Pamplona. “Ha habido varios jueces pero el resto del personal hemos sido prácticamente el mismo”. Un personal que el 22 de septiembre, cuatro días después de su jubilación por edad, acababa de cumplir 70 años, le obsequió con una animada comida de despedida y un reloj que luce en su muñeca y enseña orgullosa. “He estado muy a gusto y por eso he estado hasta el final. He tenido mucha suerte”, repite.

María Emma es de las personas que aún denomina “audiencia” al edificio del Parlamento. No en vano trabajó ahí hasta el traslado de la Administración de Justicia al barrio de San Juan. Los 52 años de carrera profesional no se le han hecho largos y casi asegura que por ella habría seguido trabajando. “He sido muy afortunada. He tenido muy buenos compañeros y compañeras de trabajo y siempre digo que para mí la clave ha sido el trabajo en equipo. No tengo queja, hemos trabajado en equipo”, un equipo que incluye desde los jueces hasta los secretarios, una forma de trabajar “que nos permitía sacar los asuntos. Además, estoy satisfecha porque he tenido muy buenos maestros, compañeros que me ayudaron mucho cuando las oposiciones. He aprendido mucho y he intentado enseñar a quien ha venido a trabajar con nosotros”, comenta mientras posa delante del Palacio de Justicia, “mi casa”.

Su balance profesional es positivo, como también ve positiva la evolución de la forma de trabajar. “Cuando empecé tenía la clásica underwood, montones de papeles de calco.... todo ha mejorado pero, a mí, hay cosas que me llevan los demonios como son las firmas electrónicas. La Informática está muy bien pero cuando falla... ralentiza todo. Yo he sido protestona, así me lo recordaban mis compañeros ”, apunta al tiempo que reconoce que la forma de trabajar evoluciona.

pionera en su tiempo María Emma estuvo a punto de jubilarse al cumplir 60 años pero falleció su marido y la viudedad le animó a seguir trabajando. Ha sabido compaginar el trabajo con la crianza de sus cuatro hijos e incluso pudo aprobar las oposiciones pese a estar rodeada de hijos a los que atender. Hoy está encantada de poder disfrutar de sus ocho nietos y de organizar comida los sábados para reunir a la familia.

Integra una familia de seis hermanos y reconoce que la existencia de una tía “avanzada a su tiempo” fue la que más contribuyó a que todas las hermanas trabajaran en un tiempo en el que aun no era muy común que las chicas tuvieran sus empleos. Ayer le acompañó su hermana Marichu, también jubilada aunque de la Tesorería de la Seguridad Social. De momento “y mientras viva nuestra madre, Lola Ventura, que tiene 96 años, la pobre está muy dependiente y todos los días vamos a estar con ella, Benidorm tendrá que esperar”, comentan ambas hermanas que no dejan una tarde sin pasar a estar con la madre.