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“Desde ese día perdí mi hogar y lo perdí todo, y mi vida y la de mis padres comenzó a ser un infierno”

Dijo que nunca había tenido problemas de convivencia en Alsasua, hasta que empezó a salir con el teniente

“Desde ese día perdí mi hogar y lo perdí todo, y mi vida y la de mis padres comenzó a ser un infierno”Foto: E.C.

madrid - Nacida en Ecuador, María José había vivido en Alsasua desde los tres años de edad. Conocía a los presuntos agresores, en su mayoría, a veces incluso por sus nombres, ya que Alsasua es un pueblo relativamente pequeño. Ayer tuvo la oportunidad de verles de nuevo en la Audiencia Nacional, aunque su declaración se produjo detrás de un biombo.

La testigo aseguró que nunca había tenido problemas de convivencia, hasta que comenzó a salir con un teniente de la Guardia Civil destinado en el cuartel de la localidad. Y entonces ocurrió todo. Fue una noche después de cenar con otra pareja, formada por un sargento recién llegado al cuartel de Alsasua, y su novia. En su declaración, vino a abundar en los hechos que ya son conocidos.

Declaró que está en tratamiento psicológico desde noviembre de 2016 a raíz de los acontecimientos, si bien anteriormente ya había recibido terapia por parte de la misma profesional para tratar un problema de TCA (Trastorno de Conducta Alimentaria). Lo más llamativo de la declaración se produjo cuando la joven aseguró haber pasado por episodios de tendencia suicida. “Me quería quitar de en medio”, afirmó en la Audiencia Nacional, debido a las secuelas psicológicas que se derivaron de los sucesos de la madrugada del 15 de octubre de 2016.

Tras describir con detalle las circunstancias del altercado, reveló las consecuencias personales que le acarreó todo aquello, ya que la gente de Alsasua le hizo el vacío, e incluso aseguró que su familia sufrió amenazas. Fruto de esa presión psicológica, afirmó la joven, tuvo la tentación de quitarse la vida. “Lo peor - dijo- es que cuando estamos fuera y estamos siendo agredidos nadie sale a nuestro auxilio, nadie es capaz de frenar la agresión o de llamar a la Policía o a la ambulancia. Son cosas que a día de hoy todavía no entiendo cómo pueden estar pasando”.

A raíz de la agresión, confesó que se tuvo que ir de Alsasua. “Desde ese día perdí mi hogar y lo perdí todo”. A día de hoy tiene “miedo” de ir allí y solo acude de vez en cuando para visitar a sus padres porque, dijo, “no pueden, aparte de quitarme mi vida entera, quitármelos a ellos”. “A partir de ese día la vida de mis padres y la mía comienza a ser un infierno”, añadió, para describir la situación que viven ahora sus progenitores, a los que han rayado el coche, les han destrozado material del bar que regentan e incluso han recibido amenazas con pancartas con leyendas como Herriak ez du barkatuko. Sus amigos, aseguró, también le dieron de lado desde ese momento.