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"No quise matar a nadie, le puse el cinturón en el pecho y no sé cómo le llegó al cuello"

El acusado cerró el juicio del crimen de Corralillos sin responder a la fiscal ni a la acusación y sin aclarar el momento del estrangulamientoDijo que él solo se protegía de un ataque

"No quise matar a nadie, le puse el cinturón en el pecho y no sé cómo le llegó al cuello"UNAI BEROIZ

pamplona - Luis Alberto Alarcón Aguirre, vecino de Pamplona de origen peruano y de 50 años, habló ayer por vez primera después de estar toda la semana sentando en el banquillo de los acusados del juicio con jurado popular que se encargará del veredicto sobre el crimen de Daniel de la Fuente Velado, un chaval de 22 años, al que estranguló Alarcón después de que aquel entrara en su furgoneta y le pegara dos puñetazos. La Fiscalía pide ocho años de prisión para el acusado por homicidio con la eximente incompleta de legítima defensa, la acusación particular reclama 20 años por asesinato, aunque ayer introdujo también la alternativa del homicidio con abuso de superioridad, y la defensa exige que se le absuelva al entender que su conducta está amparada por la eximente completa de legítima defensa y de miedo insuperable. El acusado declaró durante unos 45 minutos en la mañana de ayer, lloró con desconsuelo ante el jurado, incluso requirió la intervención de la médico forense en un momento de su interrogatorio y solo respondió a las preguntas de su defensa, que ejerce el letrado Iván Jimeno Moreno, y a la media docena de interrogantes que el jurado quiso que le aclarara. No quiso contestar ni a las cuestiones de la fiscal ni al abogado Eduardo Ruiz de Erenchun, que ejerce la acusación particular. Dijo que no les respondía porque “me siento muy mal física y moralmente. Tomo dos medicinas al día”.

SE DURMIÓ Y LE SORPRENDIÓ Alarcón, de 1,62 metros de altura y 75 kilos de peso, que llegó en 2006 a Pamplona procedente de Lima (Perú), según dijo para poder sacar adelante a sus dos hijos y que fueran profesionales (van a la universidad), recordó que en su país natal jamás había pisado un juzgado y no se le había acusado de nada. Recordó que aquella noche trágica se fue a dormir a la furgoneta porque había discutido con su mujer por unas letras atrasadas de un préstamo con el que había comprado la furgoneta. En la misma, dijo, lleva a cuadrillas de albañiles a trabajar en obras. Expuso que ese domingo 17 de septiembre lo pasó con su hija en casa, que se hizo la comida y que, cuando regresó su esposa del trabajo, él se marchó con la mochila para no discutir con ella. Y dijo que estaba tan cansado que se echó a dormir en el vehículo después de tomar un zumo. Serían en torno a las 22.30 horas.

su relato, a su defensa “Fue en torno a las 3.00 horas cuando entre sueños sentí que algo sonaba, que entraba una persona y que me golpeaba. Pensé que soñaba, me di cuenta que tenía heridas en la cara y que él no paraba en ningún momento. Me agredía por todos lados. No sabía qué hacer, era un infierno que yo no había buscado. Pensaba que me iba a matar. Me cogía de la cazadora. Y decía soy El Elegido, te voy a matar. No paraba de decir eso. Sentía que me iba a morir en ese momento. Caí del asiento, de hecho tengo un golpe en la cintura de entonces. Y en un momento le dije, pero ¿qué es lo que quieres? ¿Quieres dinero? Y volvía a decir soy El Elegido y me pegaba. Yo miraba a los asientos, trataba de buscar algo, pero no se qué pasaba por la mente de ese chico. Seguía agrediéndome y yo solo quería defenderme, pero no había nada. En un momento le puse el cinturón para poder retenerlo y huir, no me dejaba, y no se cómo llegó ese momento”.

EL JURADO PREGUNTA Esta escena crucial, precisamente la del crimen, fue recurrente para que el jurado le interrogara por ella, tanto por el modo de estrangularlo (le preguntaron si le quitó él el cinturón del cuello) como por el hecho de que luego pusiera un cinturón de trabajo en los pies de la víctima para que no huyera. “No sé en qué momento le apareció el cinturón en el cuello. Se lo coloqué en el pecho para que no huyera y se lo quité para salir antes de llamar al 112”. El acusado dormía en la fila central de las tres hileras de asientos de la furgoneta, con los pies hacia la puerta corredera lateral por la que accedió a la víctima. Él, una vez que lo asfixió, salió del vehículo por adelante, por la puerta del conductor.

lo que dijo en la policía El encausado siempre se ha referido a la acción del estrangulamiento de modo genérico, sin entrar en detalles. Si bien ante la Policía Municipal, precisó que había conseguido arrinconar a la víctima contra el asiento delantero y que le pasó la pierna por el cuello y le aseguró el otro brazo, a la vez que le preguntaba qué es lo que quería y que si se iba no le iba a denunciar. Entonces, dijo que el fallecido le dijo algo como vale, pero cuando le aflojó el agarre, volvió a agredirle y a decirle te voy a matar. Y fue cuando vio el cinturón y lo anudó alrededor del cuello del joven, expresó ante los investigadores.

LA ESCAPATORIA Ayer, hizo más énfasis en otras cuestiones como la imposibilidad de escaparse del lugar: “Simplemente quería salir, no pensaba en matar a nadie. Mi hija sufre y me pregunta, me dice que no mienta, pero es que no se cómo explicarlo y no se qué contestarle. Yo no he buscado esto. Mi intención era salir del coche. Le até los pies para coger el teléfono y llamar a la Policía y estaba vivo. Pensaba, por miedo, que no me iba a dejar salir. Llamé al 112 y les dije que vinieran. Pensaba que estaba muerto, que me iba a seguir y matar. Nunca he tenido intención de acabar con la vida de Daniel, ni de nadie. A mí me agredía, me golpeaba en el hombro, en los ojos, en la nariz, en la boca, recibí golpes. Incluso me han operado en junio porque no podía respirar”. El procesado también refirió un tratamiento de rehabilitación en la Clínica Ubarmin por dolor lumbar y que se encontraba en tratamiento psicológico. Además, y lo representó en Sala, se le quedan agarrotados en flexión los dedos corazón, anular y meñique de la mano derecha, por lo que no puede cerrar el puño del todo y, por tanto, en la construcción se limita a hacer trabajos livianos que no ejerzan mucha fuerza, por dicha limitación en la mano. Le preguntaron si esto había afectado a su familia y manifestó que esto había sido “un horror” y que no sabe si es justo haber escuchado que le llamen “asesino” delante de su hija.

la alternativa del abuso El juicio finaliza el lunes con los informes de las partes. La acusación anunció que introducirá la calificación alternativa de homicidio con abuso de superioridad, delito por el que por ejemplo se condenó a José Diego Yllanes por el crimen de Nagore Laffagge.